(20) ╋ Familia Inusual ╋

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LA SEÑORA STEIN

El delicioso olor a pastel horneado se esparcía por toda la cocina. Inhalé profundamente antes de tomar un sorbo de mi copa de mi vino. Estaba sentada de piernas cruzadas a un lado del mesón. La noche había caído hace rato, con ella aumentando el frío de otoño, el cual no era nada comparado con el frío que había experimentado cuando viví en Canada. Cuando estuve internada en un psiquiátrico después de la muerte de mi familia, bueno, el asesinato de mi familia.

Después de tantos años, ya no sentía nada al recordar esos días, no había culpa, no había arrepentimiento. Por supuesto que hubiera querido crecer en una familia normal pero eso nunca fue una opción para mi. Además, todas esas desafortunadas circunstancias me habían guiado a mis esposos, me habían permitido tener mis preciosos hijos y de eso nunca me arrepentiría.

Con una sonrisa en mis labios, observé a Kaia frente al horno de la cocina, rodando los ojos y sacándole el dedo a Heist quien estaba del otro lado de la cocina lavando los platos.

—Kaia, no seas vulgar.— le dije, alzando una ceja.

Heist le sonrió falsamente.

—La vulgaridad es su segundo nombre, madre.— Heist comentó, sacando su mano para chispearle agua a su hermana.

—¡Ah!— Kaia saltó a un lado, —no seas inmaduro.

—¿Quién es la que me está sacando el dedo como una niña de primaria?

—Basta, ambos.— ordené y ellos obedecieron, solo mirándose con rabia, —por eso hemos decidido decidir esta rivalidad de esta forma.

Una batalla de pasteles.

Sonaba poca cosa pero ya habíamos tenido una batalla de talentos, Heist dibujando y Kaia tocando el piano y había sido un empate. Así que los traje a un area en la que los dos eran medianamente buenos: Preparando y horneando pasteles. Yo decidiría quien era el ganador y acabaríamos con este problema. Mis hijos eran extremadamente competitivos y cuando uno de ellos se cruzaba en el camino del otro en alguno de sus planes solucionábamos las cosas de manera justa.

Fuertes brazos me abrazaron desde atrás y el olor de esa colonia familiar invadió mi nariz al sentir un beso a un lado de mi cabeza.

—¿Qué estamos haciendo?— Valter Stein preguntó al soltarme y sentarse en la silla alta a mi lado. Le eché un vistazo, sus ojos negros estaban adornados con unas pequeñas ojeras, había estado teniendo problemas para dormir últimamente. Le sonreí, mi Valter, siempre preocupándose demasiado.

—Batalla de pasteles.— Kaia hizo puchero, sabiendo que ella era la debilidad de su padre.

Valter se echó a reir.

—¿Aún resolvemos rivalidades de esta forma tan deliciosa? ¿Quién se metió en el camino de quien?

Heist y Kaia se señalaron mutuamente.

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