Fraternidad

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A la mañana siguiente, unos golpes en la puerta despertaron a Elena.

Apartó suavemente las sabanas de seda verde y se acercó a a la puerta del cuarto. Volvieron a llamar por segunda vez, y Elena por un momento se temió que fuera un profesor viniendo a castigarla por algo -a pesar de que lo único que había hecho desde su llegada a Hogwarts la noche anterior había sido dormir.

—Ya voy... Ya voy...— murmuró adormecida, agarrando con pesadez el pomo y abriendo la puerta, desvelando a Scarlett Frobisher plantada en medio del pasillo— Scarlett, ¿Qué-

—¡¿Como qué que Elena Weasley?! — exclamó. Ya estaba completamente vestida con el uniforme de Slytherin, su pelo recogido en una coleta— ¡¿Tienes idea de que hora es?!

Elena ladeó la cabeza y estrechó los ojos ante los agudos chillidos— Son como... ¿las siete y media? — dijo, ojeando el reloj de pared.

¿Qué coño hacía Elena despierta a las siete y media?

¿Iba a ser así cada día desde ese momento?

En ese momento Elena deseo volverse a la madriguera y olvidarse de Hogwarts.

—¡Tienes diez minutos para vestirte! ¡Tenemos que bajar a desayunar juntos y Pansy y Daphne ya están casi listas!

—¿Por qué tenemos que bajar a desayunar todos juntos? — preguntó Elena, rascándose los ojos con tono cansado.

—Da una mejor impresión a los cursos superiores— murmuró Scarlett con obviedad, haciendo una ademan con la mano— Así nos verán como una unidad con la que no se pueden meter y no cómo un montón de niños de primer año fáciles de patear.

—Pero somos un montón de ni-

—¡A callar! — exclamó Scarlett de nuevo— ¡No me cambies de tema Elena! ¡Entra y date una ducha ya!

—¡Ah! ¡Esta bien! ¡Esta bien! — dijo Elena finalmente, rendida— Pasa y espera dentro, si quieres.

Scarlett entró en la habitación y se sentó en la cama con brusquelad. Elena se metió apresuradamente en el baño y salió en menos de cinco minutos. Tener seis hermanos hacía que te acostumbraras a tardar poco en las duchas. Se secó el pelo con una poción que se había traído de casa -disimuladamente robada del armario de cosméticos de su madre- y se lo ató en una larga trenza, demasiado cansada como para pensar en alisárselo.

Cuando salió del cuarto de baño, Scarlett estaba observando la habitación con tono crítico—¿No has llenado la estantería? — preguntó con suavidad.

—No se con que llenarla— murmuró Elena— No tengo libros y tampoco me he traído muchos marcos de fotos.

Scarlett asintió— Bueno, ¡venga! ¡Vámonos de una vez!

—¿Ves cómo solo tardaba un minuto en arreglarme? — murmuró Elena con una sonrisa petulante.

—Si, ya, venga, lo que tu digas— dijo Scarlett con una mueca— Rapidito.

Bajaron las escaleras de los cuartos de las chicas hasta la sala común. Pansy y Daphne aún no estaban, pero en su lugar cinco chicos esperaban apoyados contra los sillones de cuero.

—Buenos días Malfoy— saludó Scarlett deslizándose grácilmente por las escaleras— Theodore— dijo, con un tono más alegre— Y tú eras... ¿Blaise?

—El mismo— sonrío Blaise Zabini— Buenos días a ti también Scarlett. Buenos días Elena.

Elena sonrió alegremente, saludando con la mano a Blaise— Buenas.

La Serpiente Weasley | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora