50. Epílogo: Érase el final de un cuento y el inicio de otro

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[11 años más tarde]






(Paris)







Diecisiete segundos.

Diecisiete segundos para que terminase de tocar esta pieza y poder despedirme de uno de los mejores recitales de piano que había interpretado sobre un escenario.

No es que el resto de recitales o conciertos que había dado hubiesen sido peores que este —de todos ellos había aprendido y los había disfrutado—, pero el de hoy era más especial que ninguno.

Cuando mis dedos se deslizaron sobre las tres últimas teclas, y su melodioso sonido se perdió entre el eco de los aplausos, me levanté de la pequeña banqueta donde llevaba sentado más de hora y media, me incliné y procedí a saludar.

Los palcos y butacas de la sala que la directiva de la Ópera de Sídney habían asignado para mi recital rebosaban de gente hasta los topes. Se habían vendido todas las entradas.

Es cierto que siempre conseguía llenar el aforo de todo aquel lugar donde tocaba o daba algún concierto, pero eso no dejaba de hacerme sentir tan lleno de ilusión y carisma como si volviese a rememorar aquella primera vez en la que canté sobre un escenario para un público callejero.

Tras lanzar una última sonrisa y varios besos al aire, el telón se fue cerrando y yo procedí a salir por uno de los extremos.


—Señor Donahoe, del «AussieToo Sydney», periódico local —me encontré casi «acorralado» por parte de la prensa—. ¿Cuándo será lanzado oficialmente su próximo disco? ¿Y cómo se siente al saber que ha sido galardonado por el Comité de Artes Australianas como el intérprete más joven en romper veintinueve récords en el país y en casi todo el extranjero a sus veintiocho años?


—Sobre lo primero —comencé a hablar cerca de su grabadora—, solo puedo decirles que sigo trabajando junto a Becca Zackerman, Lori DeFiore y todo el equipo de «Syd·Music S.L.» para tenerlo a punto lo antes posible —observé a varios periodistas apuntar mis palabras en sus agendas—. Y, respecto a lo segundo, no puedo explicar con palabras lo feliz que me siento —confesé de la forma más sincera que pude—. Sigo sin creerme todo lo que me ha pasado en estos últimos años y de verdad que me siento enormemente agradecido con todo mi público. Sin ellos nunca hubiese llegado a donde estoy ahora —hice una pequeña pausa—. Pero hablaré de ello en la entrevista del martes que viene. Allí explicaré también cómo será mi actuación en el festival de música europeo, para el que he sido seleccionado, y la canción que interpretaré en él.


—¿Será de su propia autoría? —siguieron con la ronda de preguntas.


—Así es —respondí—. Y espero que de verdad les guste. No se pueden hacer una idea de todas las horas de trabajo y empeño que le he puesto a esa pieza para dar de ella lo mejor posible.

De Príncipes y Princesos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora