Suelto una de sus manos y tocó su mejilla —fue un accidente, tú lo has dicho —él apoya su mejilla en mi mano y me observa— no puedes seguir culpandote, te lo dice una experta en accidentes.

Esto lo hace sonreír y para mí sorpresa toma mi mano que está en su mejilla y la besa —gracias niña.

Después de no haber tocado nuestros cafés pagamos por ellos y nos fuimos, no había tiempo que perder y aunque parecía que mi corazón era aplastado por dos muros, me negaba a dejar a Dorek enfrentar solo lo que venía.
Llegamos a una casa que derrochaba dinero tan solo con la pura fachada, la casa es de dos pisos con un jardín frontal de lo más hermoso y bien cuidado además cabe mencionar que la casa está en uno de los vecindarios más acaudalados de la ciudad, me sorprendió de hecho ver que era el mismo vecindario en el que viven los padres de los mellizos fue por eso que pudimos entrar, ya que le tuve que decir al vigilante que venía a ver a los mellizos, él sabe que ellos ya no viven con sus padres pero sabe que yo soy como una hija más de la familia Park He.
Dorek toca el timbre y segundos después abre la puerta un joven apuesto de tez morena vestido de enfermero —buenas tardes, Rosalia no está en este momento.

—Vengo a ver a Mia —la voz de Dorek se escucha preocupada.

El enfermero abre sus ojos ante la sorpresa y después sonrie —en ese caso pasen, ella se alegrará de tener visitas.

Entramos a la casa y esta se siente fría me imagino que han de tener prendido el aire acondicionado, el enfermero nos dirige a la sala donde todo está en tonalidades blanco y dorado, Dorek y yo nos sentamos uno al lado del otro y Dorek toma una de mis manos y entrelaza sus dedos con los míos, puedo sentir su nerviosismo.
El enfermero nos dice que irá por ella y nosotros nos quedamos ahí solo escuchando nuestras respiraciones, siento como la mano de Dorek comienza a transpirar.

—Todo estará bien.

Su mirada preocupada se desvanece un poco ante mis palabras e intenta sonreír pero está se desvanece cuando la vemos entrar apoyándose en lo que muchos llaman andadera, ella camina lentamente y su enfermero viene detrás de ella, solo la vi dos veces, la vez cuando vi por vez primera el show en el circo y otra en la fotografía que tiene el gerente del circo en su oficina, y a pesar de la situación y de no llevar ni una gota de maquillaje ella es asombrosamente hermosa, su cabellera rojiza la lleva tranzada y acomodada de lado, sus ojos se fijan en Dorek y ella sonríe, pero no por compromiso sino con genuina alegría, intento soltar mi mano de la Dorek pero este último la sostiene más fuerte, Mia se da cuenta de nuestra pequeña batalla y ella ríe cosa que me parece de lo más extraña, con ayuda de su enfermero se sienta en el pequeño sofá.

—Sabía que un día vendrías y me alegra.

—Estas caminando —dice Dorek en un pequeño susurro que todos logramos escuchar.

Mia suspira —así es, el accidente que tuvimos provocó una lesión en una de mis vértebras pero con la ayuda de mis terapias he ido recuperando poco a poco la movilidad —ella y el enfermero se sonrien con complicidad.

—Ella me dijo que jamás podrías volver a caminar.

Mía vuelve a suspirar —Rosalia y yo te hemos hecho tanto daño —a Mia se le quiebra la voz— con todo lo que sucedió nunca pude pedirte perdón, se que debí haberte dicho del embarazo y de que no pensaba tenerlo, lo entendí muy tarde— Dorek sujeta mi mano aún más fuerte y ahora entiendo muchas cosas de él— lamento tanto haberte engañado y que hayas resultado herido por nuestros juegos infantiles de mi prima y míos —Mia se limpia con dedos temblorosos las lágrimas que han empezado a escaparse de sus hermosos ojos— Dorek, mi accidente no fue tu culpa, se que tu estabas muy afectado por haberte enterado de todo pero sabes que soy —se aclara la garganta— era muy buena manejando la motocicleta —el enfermero apoya su mano en el hombro de Mia como dándole fuerzas para sus siguientes palabras— a partir del aborto yo había estado sintiendo mucho dolor en mi matriz, fue por eso que perdí el equilibrio y caí —Dorek está cada vez más pálido es como si supiera que aún hay más tras las palabras de dolor de Mia— mientras estuve internada supe que habían lastimado mi matriz cuando me aplicaron el aborto —ella toma aire— perdí mi matriz y fue totalmente mi culpa —lo último lo dice con un pequeño sollozo, el enfermero se agacha hasta donde esta ella y la consuela.

—Necesito un momento —suelta mi mano y se me pone de pie y sale de la habitación.

Limpio mis mejillas por las lágrimas que sin darme cuenta había derramado al escuchar la historia de Mia.

—Él te ama mucho.

Sus palabras me toman totalmente por sorpresa —solo somos amigos.

Ella me sonríe y niega con la cabeza —él está enamorado de ti, eso lo puedo ver, él te mira aún con más intensidad de como a mí me llegó a mirar —niego con mi cabeza porque no quiero escuchar esas palabras y menos de ella, menos de la persona por la cual Dorek ha estado en esta ciudad  y la ha buscado tantos meses—bcuidalo mucho.

Justo cuando voy a responder Dorek entra por la puerta y observa como el enfermero y ella están tomados de la mano, yo ya había notado que existía algo más entre ellos dos —siento mucho que hayas perdido tu matriz y aunque tú me has contado tu versión se que tuve algo de culpa pero te agradezco que me hayas contado todo y quiero que sepas que te perdono si tú me perdonas a mi.

Mia suelta la mano del enfermero y este se hace un lado, Mia abre sus brazos y Dorek se acerca y la abraza —fuiste un gran novio y claro que te perdono tonto, más porque tú no tienes la culpa de nada más de haberte enamorado de mi.

Se que es momento de marcharme en cuanto los escucho pedirse perdón, así que me pongo de pie y salgo de la habitación para después salir por la puerta principal, siento mi corazón hecho trizas, sabía que esto terminaría de esta manera tarde o temprano.
Saco mi teléfono y busco el número de una de las personas que se que me sostendrá en estos momentos.

—Nadia los necesito.

—¿Qué ocurre preciosa?

—Tengo el corazón destrozado —digo entre sollozos.

—¿Dónde estás?

—Voy a la casa de tus padres.

—Okey ahí voy para allá no te muevas de ahí, de hecho ahí está Nico con mi mamá.

Termino la llamada y siento pesado cada uno de mis pasos, nunca habría sufrido realmente por amor, ahora me doy cuenta de que a Emanuel nunca lo amé realmente, tal vez lo quise pero nunca lo llegue a amar no como me he enamorado tontamente de Dorek.
Mi teléfono vibra debido a una llamada entrante de Dorek, respondo la llamada con voz temblorosa —hola.

—¿Porqué lloras niña?

Su voz retumba en mis oídos, mi corazón late aún con más fuerza cuando me giro y ahí está él sonriéndome, con esa sonrisa que me vuelve totalmente loca, se acerca a mi y me estrecha entre sus fuertes brazos y juro que nunca antes un abrazo se había sentido de esa forma, se sentía como si mi lugar fuera en sus brazos, ahí junto a él.

Corazón Vertiginoso (Saga #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora