Capítulo 36

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—Renfield, es un gusto. Mi nombre es Gabriel, soy el comandante de los Filo de ébano— Dijo señalando su armadura oscura, que al igual que en sus guerreros, los diferenciaba de los Forjaluz que portaban armaduras doradas.

Su seria y fuerte mirada cambió de pronto a una muy distinta que no era tan intimidante. Algo que lo alivió bastante.

Gracias por la ayuda en el combate, fueron muy valientes, tú y tu amiga, o mujer.

—Es mi amiga— Corrigió rápidamente— Su nombre es Khara.

—Ambos fueron valientes para ayudarnos sin usar protección— Sonrió pensativo— Y tenías razón, lo mejor es movernos pronto— Concluyó alejándose con una amable sonrisa de lado.

Dale mis agradecimientos a tu amiga— Exclamó a lo lejos mientras se perdía entre los demás guerreros.

Por un instante se sintió realmente asustado, pensaba que le iban a recriminar haberse involucrado por la mirada fuerte de aquel sujeto de ojos rojos, pero luego sintió una gran amabilidad de parte de él, y se dio cuenta que era una buena persona.

—Ayudemos a Astrid, Renfield— Dijo Tyrion que seguía caminando con él.

—S—sí... Comandante— Respondió nervioso.

—No hace falta que me digas así, no eres uno de mis guerreros, deja la formalidad.

Mi nombre es Tyrion, soy buen amigo de Astrid— Afirmó.

—Que honor, señor... P—puede llamarme Ren, si lo prefiere— Dijo intentando darle la mano, pero al notar que aún tenía la espada en su mano derecha, la cambió primero y luego la extendió.

Tyrion lo observó unos segundos, el muchacho parecía estar algo cansado de tener que portar el arma.

—Tal vez le sería útil una armadura, así la llevaría en la espalda— Pensó, y acto seguido correspondió a su saludo.

Como era de esperar, no todos estuvieron completamente de acuerdo, y poco antes de emprender su camino hacia donde estaba Astrid, Ren había notado que a lo lejos dos guerreros no dejaban de verlo bastante serios mientras susurraban.

Su presencia no era muy grata para algunos, y mucho peor después de haberse metido en pleno concilio; algo que todos consideraban una muy grave falta de respeto. Sin embargo, él no lo tomó con gran importancia, pues su prioridad ahora era proteger a Astrid y Khara.

Al verlo llegando, Khara se levantó rápidamente para alcanzarlo, y por su expresión parecía estar todavía más preocupada de lo usual.

—¿Qué pasó?— Exclamó Khara acercándose a paso veloz.

—H—hola comandante...— Dijo hacia Tyrion haciendo una corta reverencia al ver que frenó el paso junto a Ren.

—Khara, él es el comandante Tyrion, lo vimos hace rato.

—Un placer, Khara— Afirmó dándole la mano como hizo con Ren.

—Es un honor... comandante... ángel...— Musitaba sin saber qué decir.

—¿Está todo bien?— Preguntó Ren buscando a Astrid con la mirada con la esperanza de que ya hubiera despertado.

—S—sí...— Susurró algo decaída al darse cuenta que ella le preocupaba tanto.

¿Por qué te ven tan raro esos dos ángeles?— Preguntó cambiando rápidamente de tema— ¿Ren, qué hiciste?— Compeltó cada vez más preocupada.

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