Capítulo 34

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REENCUENTRO



La gran espesura de los árboles se prestaba para servirles de cubierta, estaban a salvo por el momento, pero seguía siendo un lugar muy peligroso, por lo cual se apresuraban a intentar reponerse mientras deliberaban qué hacer.

Los lucero del alba pidieron a los guerreros mantenerse juntos en un área circular para que fuera más sencillo sanarlos, y ellos se dispersaron alrededor para concentrar su poder sobre todos a la vez.

Krístal se encargaba personalmente de cuidar el progreso de la recuperación de Astrid, era la mejor sanadora entre todos los presentes, y también quien había entrenado a todos, pues era a ella a quien obedecían los Lucero del alba.

Mientras que Khara y Ren esperaban sentados muy cerca suyo para ver si Astrid despertaba en cualquier momento, la mente de Ren divagaba por una gran cantidad de pensamientos, recuerdos, y reproches de él mismo por no haber podido hacer más. Era muy evidente, sentía culpa. Lo extraño era que su culpa era mayor que su miedo por toda la situación, y eso parecía tener intrigada a Krístal.

—Ren...— Dijo Khara detrás de él.

—No puedo creer que muriera— Habló bajo sin poder contenerlo más.

—De no ser por ella, ninguno de nosotros estaría aquí...— Completó Krístal.

—Deja de sentirte culpable— Espetó con voz calmada— Ninguno de ellos pudo hacer más. Y ellos son guerreros con gran poder y fuerza— Afirmó.

—Fueron muy valientes... Los dos— Soltó Krístal dándoles una cálida sonrisa.

Sería un honor conocer los nombres de tan valientes personas.

—El honor es mío— Respondió bastante avergonzada— Me llamo Khara.

Su sonrisa era fingida. A pesar de que intentaba animar a Ren, ella estaba igual de triste, pero no quería verlo así.

—Mi nombre es Renfield, o... Ren— Contestó de igual manera después de Khara.

—Mi nombre es Krístal— Respondió correspondiendo su amabilidad después de comprobarla.

Soy la comandante y maestra de los Lucero del alba.

—Wow...— Balbuceó Khara con asombro.

En el poco tiempo que había tenido para verlos combatir, había empezado a sentir una gran admiración por el trabajo de los Lucero del alba, pues eran increíblemente importantes durante una batalla, además de ser tan poderosos.

—Mi trabajo es guiarlos en su trabajo de sanación, instrucción, entrenamiento de manejo de luz y todas esas cosas, ya que aunque son muy buenos, aún les queda mucho por aprender— Dijo sonriendo y logrando sacarles otra sonrisa a ellos.

Veo que ya conocían a Astrid— Dijo sentándose un poco más cerca de ellos para descansar un momento de la sanación.

Gracias a todos ustedes pudimos salir de ese infierno. No deben culparse por lo que pasó— Contaba mientras el fulgor de luz escapaba de sus ojos.

Laia... es una valiente y poderosa guerrera...— Dijo intentando sonar tranquila— Fue decisión suya y de los demás valientes que se quedaron con ella hasta el final. Ella hizo esto por todos nosotros, y estoy más que segura de que lo haría de nuevo con el mismo valor si con eso puede salvarnos, porque así... es... ella— Decía intentando consolarlos, pero a decir verdad, parecía también estar dándose aquel discurso a ella misma.

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