2855 Dormir o morir

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Su respiración era irregular. Las arrugas en su rostro hacían intrincados surcos en su piel.

Estaba por cumplir los 102 años y no había aceptado ningún tratamiento de prolongación de la juventud.

Lleranis, su mujer, lo miraba dormir. No pudo resistir la tentación de acariciarle sus pobladas cejas ceniza. Se hacía evidente que no faltaba mucho para el último adiós. Inspiró con profundidad intentando oler su aroma.

Aún sabiendo que la despedida estaba cerca, su marido no había aceptado ningún tratamiento paliativo.

Lleranis y Franklin fueron los fundadores del movimiento No Dormir, el colectivo de humanos que no había aceptado "echarse a dormir". El eufemismo con el designaban el acto de volcar la conciencia a un ordenador para poder ser descargada en un nuevo cuerpo más adelante.

El nuevo paradigma se había instalado hacía unos 200 años y si bién los períodos de "echarse a dormir" empezaron siendo de 50 años, hoy ya rondaban los 2 siglos.

La humanidad aceptó el novedoso status quo rápidamente, luego de aprobada la Ley de Transferencia, la que regulaba el paso de conciencias humanas a los ordenadores en forma de resguardo, era solo cuestión de tiempo que la la Ley del Sueño fuera promulgada y la humanidad se organizara para "echarse a dormir".

Era lo más parecido a la vida eterna que había tenido el hombre. Se vivía un promedio de 110 años y luego se echaban a dormir por un espacio de tiempo que variaba en función de la moda vigente.

Y luego: nuevo cuerpo, nueva vida y a construir más recuerdos.

Muchos pensaban que era idílico.

La primera ventaja del nuevo paradigma era que permitía mantener el volumen de la población humana en valores uniformes y más manejables.

El planeta se secaba. Evitar los nacimientos no había sido suficiente. Y cuando llegó el "echarse a dormir" la mayoría lo vio como una salida a muchos problemas.

Instalado el paradigma, las inteligencias artificiales lingüísticas encargadas del cultivo de cuerpos y del almacenamiento de conciencias podían organizar la población sobre la Tierra de una forma más inteligente y razonable.

Franklin enarboló con nueva fuerza las banderas de los viejos alzamientos en contra de la ley. Pensaba sinceramente que no podía ser normal vivir para siempre.

Fundó su movimiento y poco a poco fue creciendo debido al ímpetu que él imponía a su prédica.

La Ley del Sueño solo legislaba sobre el límite inferior y superior entre los cuales el ser humano podía elegir para echarse a dormir. La ley no se podía violar en dichos límites porque era algo que solo controlaban las IALs.

Cualquiera podía estar en contra de Ley y no aceptar "echarte a dormir", pero, al fallecer sus ideales morían con él.

Franklin había estudiado el período de los alzamientos en contra de la Ley de transferencia. Y lo había hecho concienzudamente. Conocía la biografía de todos los que formaron parte de esos movimientos y, aunque simpatizaba con sus ideales, no podía aprobar la violencia con la que decidieron manifestarse.

Con el objeto de mantener la diversidad, la Ley de Transferencia prohibía expresamente que despiertes en períodos menores a 5 años y distancias menores a 10.000 km de alguna persona con la que has tenido una relación cercana.

Las computadoras manejadas por las IAL procesaban todos los datos de tu vida y de tus amigos cuando se "echaban a dormir" y generaba un calendario de despertares.

La probabilidad de que te encuentres con un conocido de tu vida pasada era casi nula.

Pero Franklin y su movimiento intentaban hacer que la gente reflexionara ¿para qué vivir para siempre? ¿tiene algún sentido?

Cuentos: Construyendo un mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora