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Maratón 2/6

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Los azotes eran cada vez mas fuertes, muchas miradas se centraban en el cuerpo semi desnudo de Jimin, el cual estaba en medio de un círculo de angeles los cuales miraban asombrados como su progenitor, Dios golpeaba sin remordimiento alguno a su mayor enemigo el Diablo, dios del infierno. Todos comentaban en silencio sin saber cual era el motivo de aquel castigo el cual estaba siendo hecho por el mismo Dios. Jimin miraba de reojo a algunos angeles sonriendoles con malicia como siempre hacía. El dolor en su espalda se reflejaba en sus ojos pero no emitía ruido alguno, casi pareciera que no le dolía ningun golpe que Dios le daba por esto, este último se molestaba mas al no recibir plegarias para que terminara ya por el dolor que sentía la otra persona pero nada, Jimin no emitía ningún sonido ni mucho menos alguna queja del castigo.

-¿Ya has acabado? -Preguntó como si aun su cuerpo aguantara más latigazos de los que posiblemente quería seguir dándole pero por la poca fuerza ya no podía.

-Una más Jimin y todo se termina para ti, te tengo en mis manos ahora y no quisiera verte desaparecer así que por favor ve controlando tus impulsos. -Dios le hecho una mirada a todos los que los rodeaban para después gritar. -¡Todos fuera ya! No quiero ver a nadie aquí.-Todos los angeles comenzaron a correr y volar yéndose a distintos lugares.

Jimin soltó una carcajada levantándose del suelo en donde había estado arrodillado. Miro a aquel señor viejo que tenía frente a el.

-Se supone que soy el Diablo, debería poder pecar alguna vez en la vida ¿No?- El joven de cabellos negros bajó la mirada a sus manos las cuales tenían sangre debido a los azotes y la sangre que salto o se escurrió por sus brazos y cuerpo, hizo una mueca de total asco y miró al anciano frente a el.

-Sabes que tu mas que nadie no puede hacerlo Jimin, esta prohibido para ambos. Hicimos un trato hace un tiempo atrás, ahora cumplelo. -Dios lo miró con su ceño fruncido demostrando lo enojado que se encontraba.

-Lo hicimos, pero podemos arreglarlo ahora. Mejorarlo un poco no causará nada malo. -Jimin siguió bromeando solo para sacar de las casillas al viejo el cual comenzaba a alejarse de ahí.

-¡No! Eso no pasara. Ahora por favor vete de aquí, solo haces que me estrese por cosas estupidas. -Jimin miró como el anciano desaparecía entre un pasillo con paredes blancas y no pudo evitar sonreír. Segundos después chasqueo los dedos y llego a su hermoso hogar en las profundidades de la tierra, donde reinaba el mal. En donde Jimin podía incitar a que todos los que estuvieran ahí pecaran pero el no podía hacerlo por un estúpido trato entre dioses.

Al principio aquel joven de piel blanca, al que todos temían, había pensado que sería divertido hacer pecar a las personas, a el le daba igual el no poder hacerlo debido a que si hacía que otra persona lo hiciera era como si lo estuviera haciendo él, pero con la llegada del siglo 21 o para ser más específicos con la llegada de Jeon Jungkook a su vida todo aquello había cambiado. Jimin quería poder besar a Jungkook, tocar aquellas partes que le daban placer al mortal, tal como había visto que otros hacían. El solo quería poder comer la manzana prohibida aunque fuera una sola vez, con eso era suficiente o eso creía.

Con algo de ayuda de sus fieles demonios se curó las heridas, Jimin si quería podía chasquear los dedos y estar como nuevo pero debía soportar el dolor ya que era un castigo a un Dios y aquello no se podía solucionar con sus poderes por mas que pudiera hacerlo.

Como pudo Jimin se acostó en su cama boca abajo, sus manos estaban frente a su rostro y le servían pata apoyar el recientemente nombrado. Su mirada estaba fija en uno de los cuadros que decoraba aquella habitación de paredes rojas y con muy poca iluminación.

Jimin lentamente comenzó a cerrar los ojos lentamente cayendo en un profundo sueño debido a su cansancio y malestar en su espalda. Maldiciendo a todo el mundo en sus sueños al fin pudo descansar.              

《♡》

Jungkook estaba emocionado como cada día esperando a aquel chico que pasaba visitandolo. Había preparado galletitas con chispas de chocolate, como su madre le había dicho "Se conquista mejor a una persona por el estómago y después por el corazón" por lo que horneo varias y las puso en una cajita rosa pequeña hecha por el mismo. Estaba sentado en su cama jugando con sus manos nervioso y a un lado de el se encontraban las galletitas hechas por el, las cuales estaban recién horneadas y muy calientes, listas para comerse de inmediato pero Jungkook prometió esperar a Jimin.

Las horas pasaron y aquel Diablo jamás llegó, por lo que Jungkook perdiendo toda esperanza terminó soltando algunas lágrimas mientras comía las galletas y frías, para finalizar acostandose en su cama y cubriéndose con la manta lila que había comprado hace poco, la escena era de lo mas triste pero Jungkook no tenía ganas de hacer algo mas divertido.

Por más que intento dormir su interior espero por algunas horas mas la visita de Jimin, la cual nunca llegó a su habitación.

En otra parte del mundo que se conoce, Jimin dormía plácidamente soltando una que otra queja al moverse ligeramente.

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-Gabi♡

°¿sᴇñᴏʀ ᴅɪᴀʙʟᴏ?°(ᴊɪᴋᴏᴏᴋ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora