Capítulo 11: Compañeros.

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Hace años que no estudio y me da un poco de miedo entrar nuevo a mitad de curso. Los grupos de amigos están formados y yo voy a ser el que sobra. Aun así, agarro con fuerzas las asas de la mochila y camino hacia el interior. Por un momento... pienso que no debo preocuparme, porque incluso si estoy solo, no lo estaré realmente. Sasuke me sigue por los pasillos en silencio, dejándome escuchar su voz sólo para darme alguna indicación y que no me pierda por los pasillos.

- Gira a la derecha y entra en el vestíbulo. Las taquillas para cambiarse de zapatos están allí. Utilizo el número cuarenta y dos.

Le hago caso y miro el gran armario donde todos los estudiantes se cambian los zapatos. En el estante cuarenta y dos, hay unos zapatos y sé que son los de Sasuke. Nadie los ha recogido tras el accidente. Por un instante, le miro. Tiene esa mirada nostálgica. Son sus zapatillas y no volverá a ponérselas.

Para el resto de estudiantes que pasan a mi espalda hablando entre ellos, este dilema no significa nada, son sólo unas zapatillas que apartarían del casillero y desecharían para poner las suyas. Pero yo no podía hacerlo. Era la taquilla de Sasuke, sus zapatillas y estaba en coma en el hospital. Quitar esas zapatillas... siento como si quitase una parte importante de la vida de Sasuke y no quiero eso.

Me agacho frente al casillero y empiezo a desabrochar los cordones. Todos a mí alrededor me imitan, dejando sus propias zapatillas en el lugar. Yo las guardo en mi mochila y saco las que llevaba en ella para ponérmelas, sin tocar así las del moreno.

- ¿Qué haces? – pregunta Sasuke.

- Cambiarme las zapatillas.

- Eso no... me refiero a mis zapatillas. Quítalas de ahí.

- Son tuyas, Sasuke, no voy a moverlas de ahí – susurro para que nadie me escuche.

- ¿Crees que me dolerá? – pregunta – vale... si no quieres moverlas de ahí, utilízalas – confiesa, lo que hace que me sorprenda.

- Yo no puedo... utilizar tus zapatillas.

- ¿Por qué no? Calzas un treinta y ocho, yo también, bueno... un treinta y ocho y medio pero ni lo notarás – exclama y me hace sonreír.

- Yo no quiero reemplazar tu sitio, Sasuke – me tenso al decirlo, pero él sonríe... sólo sonríe y siento que pese a su tristeza, también me entiende.

- Ponte las zapatillas – dice finalmente – por favor.

Guardo mis zapatillas en la mochila de nuevo con algo de incertidumbre para tomar las de Sasuke. Las suelas están impolutas, seguramente ni siquiera salió al patio con ellas, tan sólo las utilizaría para andar por los pasillos de madera o por las aulas. Una vez me abrocho, salgo por el pasillo de nuevo, sintiéndome un poco extraño por llevar sus zapatillas, pero no me detengo hasta llegar al aula.

La gente está de pie, hablando entre ellos y no tengo muy claro dónde debo sentarme. Si todos estuvieran sentados, imagino que habría alguna mesa libre que pudiera reconocer, pero estando las cosas así...

- Es la cuarta al lado de la ventana – escucho a Sasuke.

¡Todos me están mirando! Me siento como un auténtico idiota, el nuevo al que todos observan y cuchichean, sin embargo, mis ojos se posan sobre un chico de cabello blanco que sonríe en cuanto alcanzo la mesa.

- Esa mesa no es tuya – me dice.

- Es de Sasuke – digo sin más, sentándome en ella pese a que me mira sorprendido.

Escucho el ruido de cómo arrastra la mesa y la silla hasta colocarla a mi lado. Sasuke tensa la mirada. Está a mi lado, apoyado contra la ventana y mira la situación con cautela. Yo me giro un segundo con cara de dudas, enarcando una ceja para hacerle ver que no entiendo qué está ocurriendo.

Coma profundo (Naruto)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن