Capitulo 12

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Capítulo 12

No me contestó, dejó el móvil a un lado y se sentó en la silla, escondió la cabeza en sus manos. Me acerqué, me senté a su lado y esperé unos segundos.

-          José...
-          Me han reducido las horas.
-          ¿Por qué?
-          Bueno... (Apoyó su espalda en la silla y me miró) Han contractado a chicos jóvenes que cobran la mitad. Y como no me pueden echar por el contrato que firmé... van a quitarme horas y bajarme el sueldo.
-          José... (Cogí su mano) Pero eso no es tan malo... (Me sonrió, sin mirarme)
-          Cariño, no llegaremos a final de mes...
-          Bueno, puedes buscar otro restaurante. (Asintió) Estoy segura que encontrarás algo mejor y que de verdad valoren como trabajas y tu experiencia...
-          Gracias. (Le sonreí) Sino... (Me miró) siempre nos quedará Málaga...

Aparté mi mano de la suya, apoyé mi cuerpo en la silla, miré a un lado.

-          No creo que tengamos que llegar hasta ese extremo.
-          Vanesa, hay que ser conscientes de todo...
-          Pero, José, confía. (Volví a mirarle) Todo irá bien.
-          ¿No quieres volver? (Bajé la cabeza) Pensé que lo echabas de menos.
-          Y lo hago... es mi casa, es mi hogar. (Le miré) Pero esto me gusta...
-          Te quejas de tu jefa cada día... (Sonreí)
-          Lo sé, pero, me gusta... (Se rio) Madrid es tan bonita, y si... mi trabajo no es el mejor del mundo, pero confío en que lo será, y mis compis acabaran siendo... (Miré hacia un lado) amigos...
-          Me alegra que a alguien le vaya bien las cosas.

Le miré, volví a coger sus manos y le sonreí.

-          Menos mal que te tengo a ti cariño...

Asentí sin mirarle, no podía hacerle esto, no podía hablar con él y... dejarle. Hoy no. Malú tendría que esperar. Y yo también. Lo nuestro tendría que esperar.

-          ¿Sabes que vamos a hacer? (Le miré) ¡Nos vamos a ir a cenar! (Sonreí)
-          ¿Tú no decías que no vamos a llegar a final de mes? (Rio)
-          ¿Y tú no decías que tenemos que confiar?
-          Tushé.
-          Hace mucho tiempo que no tengo libre un viernes por la noche... Y me han hablado de un japonés maravilloso. ¿Qué te parece?

Asentí, ¿Por qué no? Quizás... este era nuestro último viernes juntos.

Salimos de la bocanada de metro cinco paradas después de cogerlo, me iba contando que le gustaba aquello, reconoció que le costó situarse las primeras semanas, pero, que Madrid era especial, yo solo le asentía, sonreía, estaba totalmente de acuerdo. Aquella ciudad era mágica, y cada día entendía más aquellos que vivían enamorados de ella. Málaga es mucha Málaga, pero... debo de reconocer que Madrid me tiene ganada.

-          Es aquí. (Me dijo antes de entrar al restaurante)
-          ¿De que conoces este lugar?
-          Me habló un cliente hace unos días, y me apetecía probarlo.

Miré a nuestro alrededor, no eran muy grande, las mesas eran anchas, estaba lleno, miré a José que intentaba ver si había algún hueco libre donde sentarnos. Hice lo mismo, primero por la derecha y luego giré mi cabeza hasta la izquierda, y... giré rápidamente mi cuerpo mirando hacia la puerta. Mierda.

-          ¿Estás bien? (Miré a José)
-          Creo... creo que no podremos cenar aquí eh...
-          Bueno, podemos esperarnos unos minutos. Quizás tenemos suerte.
-          José no sé...
-          ¡¡Vanesa!!

Cerré los ojos, aquella voz. Me giré con cuidado, sí, segundos antes mi vista no me había fallado y era ella. La saludé con la cabeza, y vi que se levantaba y se acercaba a nosotros.

-          ¿Quién es?
-          Una compañera de trabajo... te he hablado de ella alguna vez.
-          Hola pareja. (Dijo sonriente al llegar donde estábamos nosotros)
-          Hola Inma, ¿Qué haces por aquí?

Sonrió, miró hacia la mesa un segundo y volvió su mirada a nosotros.

-          Estamos cenando con Malú. (Mi respiración se paró un segundo) Veo que no hay sitio... ¿Podemos juntarnos y cenamos juntos? (Miré a José)
-          ¿Por qué, no?

No dije nada, Inma ya había girado su cuerpo y se dirigía hasta su mesa, José la siguió. Me miró un metro más allá, me sonrió, me tendió su mano para que la cogiera, lo hice. Aunque desease salir de ahí corriendo, aunque quisiera que la tierra me tragase.
No sé si Malú le reconocería, ni tampoco sé si José se acordaría de ella, un solo comentario e Inma sabría que Malú y yo nos conocíamos de antes.
Todo podía terminar muy mal.






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¡¡La que he liao pollitos!! 😋

Contarme que opináis, que creéis que va a pasar... o ¡¡que queréis que pase!!

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Pidiendo una treguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora