𝓥𝓔𝓘𝓝𝓣𝓘𝓝𝓤𝓔𝓥𝓔

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Me hubiese gustado decir que los rayos de sol que habían entrado por mi ventana eran los culpables de que me despertara, pero la verdad era que me había movido y había sentido un bulto justo a mi lado y me había asustado.

Me levanté un poco y me apoyé sobre mis codos mientras despertaba bien, giré la cabeza y me encontré con el cabello de Jimin, seguro se había quedado dormido mientras veíamos la película, justo como yo.

―Jimin, despierta ―susurré en su oído al momento que introducía uno de sus cabellos en éste.

―Mhmm ―se movió y movió su mano sobre su oído― ¿Qué hora es? ―su voz ronca me produjo un escalofrío.

―Son las ocho de la mañana ―reí. Sabía muy bien que Jimin no era una persona mañanera.

―¿Estás loca verdad? ―me miró adormilado― Es sábado ―se puso boca abajo y fue hasta entonces que noté que no llevaba playera.

El calor subió por mis mejillas. Alejando algunos pensamientos nada apropiados de mi mente, me levanté sobre la cama e intenté brincar pero no pude, lo único que conseguí fue que el tobillo me volviera a doler y me dejé caer sobre la cama. Jimin me miraba divertido pero a la vez un poco molesto, como si su mirada pudiese decirme anda, para que te duela más.

―Sigue brincando ―dijo Jimin con una sonrisa.

―Eres malo ―me hinqué a su lado en la cama e hice un puchero―Lo había olvidado, ya sabes lo de mi tobillo. —

―A ver ―dijo sentándose sobre la cama― déjame ver tu tobillo ―estiró sus manos.

Me acomodé sobre la cama de manera que quedé sentada frente a él, entonces estiré mi pierna, Jimin tomó mi pie entre sus manos y comenzó a tocar suavemente en donde está el tobillo, después hizo unos movimientos circulares con mi pie.

―¿Mejor? ―dijo colocando mi pie sobre la cama suavemente.

―Mejor ―sonreí―. Eres bueno en esto, deberías estudiar... ¿cómo se llama esa carrera?—

―¿Fisioterapia? ―asentí― Tal vez, pero me gusta más el football americano, lo sabes.—

―Sí lo sé, ha sido tu sueño desde pequeño ―solté una risita recordando cuando jugábamos en el jardín de su casa y siempre salía lastimada de algo.

―¿Cuál ha sido tu sueño? ―pausó― Tú sabes el mío pero yo no el tuyo.—

―Estar con Park Jimin―sonreí.

―Ya en serio, me refiero a una profesión ―apretó mi nariz suavemente con sus dedos.

―No lo sé, creo que aún no tengo una carrera definida.

―Estamos a meses de salir de la preparatoria ―inclinó su cabeza a un lado―, ya deberías de saber.—

Era cierto que todos a estas alturas ya sabían que iban a hacer saliendo de la escuela pero la preparatoria se me había pasado tan rápido que no me había percatado de que no tenía bien definido lo que quería hacer, tenía unas vagas ideas de estudiar comunicaciones o turismo pero no era algo que ya me hubiese planteado bien, sólo eran ideas al aire, nada concreto.

―Pues ya ves que no ―me encogí de hombros y me acomodé sobre la cama quedando a su lado. Nos quedamos callados unos minutos, Jimin miraba serio al frente así para acabar con la inexistente tensión decidí levantarme.

―Anda ―le pegué suavemente en su hombro―, vamos a desayunar, Park―sonreí y le extendí mi mano.

―¿No te gustaría quedarte un rato más acostada con tu hermoso novio? ―dijo arqueando una ceja y sonriendo de lado.

Debo admitir que era una propuesta muy tentadora.

―No ―reí― mi hambre es más fuerte.—

―Desayunamos y volvemos a la cama ¿te parece, Lane? ―sonreí y asentí― ¿Qué me enseñaras a cocinar hoy?

―¿Sabes hacer panqueques? ―sonreí y el negó. Lo sabía—. Entonces eso.—

Bajamos a la cocina y le pedí que sacara las cosas para preparar los panqueques.

―Sólo una cosa Park ―me miró y yo le devolví una mirada y expresión seria―. No incendies la cocina.

―Y el malo soy yo ―rió―. Lane, es obvio que no lo haré. Tonta ―se acercó para besarme rápidamente.

Después de casi una hora, sí, una hora, Jimin terminó de hacer los panqueques.

―Pruébalos ―dijo dándome un pedazo con su mano.

―SDESDGL... ―Jimin colocó un dedo sobre mis labios y negó con la cabeza.

Estoy segura de que parecía una de esas ardillas que guardan la comida en sus cachetes.

―Primero termínate el bocado ―rió―. Apenas vea a Luke otra vez, le voy a reclamar.—

―Ya ―sonreí― Están ricos ―lo miré― creo que serás un buen amo de casa ―reí― Ya sabes preparar lo básico, al menos podrás ofrecerle un buen desayuno a tus hijos.—

―Y todo gracias a ti ―dijo besando mi frente.

―Aún me pregunto qué es lo que vi en ti ―negué

―Mis no existentes habilidades culinarias ―sonrió levantando el sartén que había usado. Negué con la cabeza y luego le lancé una servilleta que se encontraba cerca de mí.

―Vamos arriba ―sonreí y me giré para subir las escaleras.

―Te alcanzo en un rato, lavaré los trastes ―dijo desde la cocina. Con un poco, o debo decir, mucha dificultad subí a mi habitación.

Me lancé sobre la cama y agarré el control de la televisión para encenderla; busqué en el menú alguna película que me llamase la atención, como era sábado en la mañana había infinidad de películas y caricaturas infantiles.

Opté por dejarle en Blanca Nieves, no era muy fan de esa película, desde pequeña me había aterrado mucho la escena en donde ella se pierde en el bosque y comienza a alucinar. Hasta la fecha me daba miedo.

―Heigh-ho, heigh-ho, it's home from work we go ―me giré a la puerta y pude ver a Jimin cerrando la puerta mientras cantaba muy animado.

―Vamos Dormilón ―se giró― falta mucho para el final.—

―Que mentira ―se acercó a mí― He visto esta película unas mil veces y puedo decirte que el final está más cerca de lo que imaginas.—

―Lo que sea ―puse los ojos en blanco.

Se subió a la cama y se metió bajo las cobijas conmigo, me acercó a él y recosté mi cabeza sobre su torso. Podría acostumbrarme a esto.

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