No somos ningún angelito

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En algún momento en la desesperada carrera por alejarnos de los perseguidores algo había cambiado, seguía estando en el mismo lugar pero también había algo diferente que aún no podía lograr ubicar. Jadeante y creyendo les había perdido baje al niño recargando mi peso en mis rodillas.

-Parece que les perdimos, ¿estás bien pequeño?- pregunto viendo que tiene bastantes heridas en su piel.

-Gracias señor y perdóneme - decía el pequeño de voz dulce y suave, me recordaba a Midoriya por algún motivo.

-Es mi trabajo, soy héroe profesional no te preocupes- sonrió tendiéndole mi mano- Kaminari Denki - le muestro mi mayor sonrisa revolviendo sus cabellos como hacían conmigo de pequeño

-Sora me llamo Sora y por mi culpa está en un universo paralelo - se lamentaba triste- Por eso esos hombres me querían, quieren que les ayudara a conquistar otros mundos. Yo solo quiero ir con mis padres. ¿Me ayudara señor?

-Hare lo que pueda pequeño - le doy la mano observando nuestra imagen en el espejo. Yo era igual pero mi cabello era negro con un rayo dorado, mi ropa a la moda ahora consistía en una chupa de cuero negro , un pantalón pitillo vaquero con unas botas militares y gargantilla también de cuero. Lo demás parecía ser todo igual a como era cuando recogí al niño.

-Mami le ayudara a regresar a su mundo - me alienta el niño y yo solo le alzo en brazos porque veo tiene dañado el tobillo. Mi cuerpo en modo automático nos lleva a una enorme oficina en la que en la puerta mi antiguo compañero Ida vestido de segurata con gafas negras me da un asentimiento preguntando si vine a ver al jefe. Yo sin entender fingiendo saber de quién me hablaba solo asentí y nos dejó pasar. Menos mal pues estoy más que perdido en este mundo y quien será el jefe.

Subimos al ascensor con la que parece ser Mina, la cual esta lago cambiada el tono rosa de su piel paso a ser un chocolate claro, su cabello seguía rosa pero lo llevaba liso por la barbilla recogido en una coleta baja con mechones sueltos. Me saludo con respeto mirando extraña al niño. No paraba de hablar de lo mucho que el jefe me había echado de menos y cuanto les hizo trabajar en mi ausencia. Mi cerebro me gritaba que algo raro pasaría y que no éramos lo que se dice héroes, dato que se acrecentó cuando vi las puertas abrirse dejando a mi antigua clase a la vista como mina estaban cambiados. Aun sin las peculiaridades que les caracterizaban tenían ese toque rudo de chicos malos y peligrosos. Cosa que me confirmo la cantidad de armamento en cada parte de la oficina. Mina me guió al despacho del jefe ofreciéndose a cuidar de pequeño con su vida ya que su señor estaba tan interesado en él.

Tras dar un último vistazo y dispuesto a encontrar cualquier cosa tras la puerta giro la perilla despacio moviendo la elegante puerta de madera blanca hacia el interior para pasar cerrándola tras de mí. Me espero hasta que me intenten matar. Dentro reconozco la rubia cabellera de mi amigo explosivo, con el mismo corte de siempre. Esta absorto en unos documentos la camisa negra ligeramente ceñida contrasta con la corbata granate y marca cada uno de sus músculos. Ahora viendo que el jefe es el mismo Bakugo Katsuki sí que espero morir pero cuando los rojos ojos se posan en mí una ligera sonrisa le surca los labios. Veo como se levanta de la silla acercándose a mí hasta que queda justo frente a mi rostro.

-Te tomaste demasiado tiempo puto Pikachu- susurra con su varonil voz y mi cuerpo se estremece , siento como su aliento roza mi piel y los bellitos de mi nuca se ponen de punta.- ¿Sigues enfadado?- Ronronea yo no quiero hablar por temor a que se descubra que pasa algo raro. Suelto un gemido de sorpresa al sentir sus manos acercar mi cadera a su cuerpo, sigue sacándome unos centímetros. Me estoy excitando demasiado y parece que el también. Mis labios son apresados en un demandante beso. Lo que confirma que este Kaminari es la pareja de Bakugo , los mundos no podían ser más raros que este.

Cuando una hora después deja entrar al niño y estoy a punto de inventarme una gran escusa sobre el. No le importa solo sonríe dejándome bajar de sus piernas, nuestros más íntimos amigos habían entrado con el y suspiran felices al verme siendo consentido por el otro rubio. Este me dio a entender que tuvieron una discusión y me marche hace un mes. Cojo al niño n brazos y este se aferra a mi cuello asustado no quiero saber lo que esos imbéciles le pueden haber enseñado. Minutos después ya no estábamos allí habíamos vuelto a cambiar de dimensión. Pero antes yo había tenido una hora muy movidita donde conocí muy íntimamente a ese Bakugo. Como sospeche no éramos lo que se decía angelitos , éramos mafiosos. Por suerte lo que menos hicimos fue charlar y reconozco que eso que hicimos no me desagradaba para nada. Podría culpar al cuerpo y los sentimientos del otro Kaminari. Si eso era yo no tenia ningún interés en acostarme con hombres.

Te llevare con tus padresWhere stories live. Discover now