Capítulo IX

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-- Carlisle si vas a La Push, voy contigo. -le digo cuando ya se han ido.

Bella me mira perpleja, se ha quedado con la boca abierta al ver como los hipnotizaba para que se olvidarán de mí.

-- Claro, creo que necesitaremos tu ayuda -dice ya dirigiéndose para la entrada del bosque.

Todos empezamos a correr hacia la casa. Carlisle, Edward y yo cogemos el coche para ir a La Push. Bella se queda con Alice para arreglarse.

Su cuartada es que ella y Alice han estado de compras, asi que la vampira va a dejarla como si realmente hubieran tenido un día de chicas.

En un momento llegamos a la Reserva. Estoy preocupada por el muchacho. Desde la casa de Billy se oyen gritos. Carlisle y yo entramos, los amigos de Jake lo han dejado en la cama. Jacob mira a mi acompañante pero ni se fija en mí.

Le examino rápidamente. Su curación va demasiado rápida y no se están soldando bien los huesos.

-- Carlisle los huesos no se están soldando como es debido. Tenemos que... -no me deja acabar la frase.

-- Rompérselos, sí tenes razon.

Agarra a Jake quien no deja de gritar. Yo lo cojo del otro lado y le inyecto morfina para amortiguar el dolor. Carlisle se dedica a romperle los huesos y colocárselos como es debido. Jake no para de soltar maldiciones y palabrotas. No sé de donde ha sacado ese vocabulario, pero al que se lo haya enseñado le daré una paliza. Le inyecto más morfina y se queda inconciente, por culpa de su elevada temperatura la quema demasiado rápido.

Acaricio su rostro sudoroso y con un trapo humedo limpio su mojada frente y su cuello. Carlisle le ha puesto un vendaje en el brazo y la pierna que tiene rotas. No se podrá mover, al parecer el vampiro tambien le ha roto la columna. Suspiro al ver que al menos ya no siente dolor.

-- Megara, gracias por venir -dice Carlisle-. Siempre es mejor dos médicos que uno.

-- Sobretodo si el paciente te puede arrancar la cabeza -digo en broma, para liberar un poco la tensión.

Él sonríe, luego se da la vuelta para salir de la habitación e informar de como está el paciente.

Me quedo sola secando el sudor que le corre por la frente al chico inconciente. En poco rato le tendré que inyectar otra vez morfina. No se mueve, pero su respiración es pausada y continua, eso es una buena señal. Mi mano, con el trapo mojado, desciende por sus hombros y su pecho para refrescarle.

Después de estar un rato con él y de inyectarle morfina le doy un beso en la frente. Suerte que esta inconciente, se vería raro que lo hiciera teniéndole despierto. Apuesto a que no se acuerda, de mí, de cuando era pequeño. Solo debe saber lo que Billy le habrá contado. Me levanto y cuando estoy a punto de salir por la puerta, Jake murmura algo.

-- Bella -dice con voz apagada.

Suspiro y continuo mi camino. Al pobre le ha tocado sufrir por un amor no correspondido.

Todos están reunidos en el porche. Sam, Billy, Carlisle, Edward y un hombre al que no conozco.

-- Megara te presento a Charlie Swan, el jefe de policia -el padre de Bella, como no.

El señor Swan se me queda mirando parado. Se ha sorprendido. Edward ahoga una risa y luego me sonríe. ¿Qué habrá leído?

-- Es un placer señor Swan -le saludo extendiéndole la mano.

Él la agarra y suelta una sonrisa leve.

-- El placer es mío -mira a los demás-. Tengo que marcharme, Bella ya habrá vuelto a casa y me debe estar esperando. Será mejor que le cuente lo de Jake o me matará.

Ahora soy yo la que ahogo una risilla. Que ingenuo es este hombre, eso, o demasiado listo y prefiere ignorar lo que pasa por su bien.

-- Dile a Bella que pronto se despertará -le digo a Charlie.

Éste me mira y asiente. Luego se sube al coche patrulla y se marcha.

-- ¿Cómo que pronto se despertará? -pregunta Sam.

-- A murmurado el nombre ds Bella, está recuperando la conciencia. En una media hora ya estará de vuelta en el mundo de los vivos. -le explico.

Mi palabra es tan buena como la de Carlisle, al fin y al cabo yo también ejerzo la medicina.

-- Si queréis entrar a verlo vosotros mismos. Le he inyectado morfina como para tumbar a un elefante, estará muuuy tranquilo y relajado -me giro hacia Carlisle y Edward- Deberíamos irnos, ya no pintamos nada más aquí. Dentro de un rato me pasaré para darle más tranquilizantes. Con su enorme temperatura no le durarán más de una hora.

Carlisle y Edward asienten y los tres nos subimos al coche negro de Carlisle.

Cuando llegamos a casa Bella ya no está. Subo a mi dormitorio y me doy una buena ducha. Necesito relajarme, entre lo de Jane y lo de los metamorfos, he tenido un día muy estresante. La lucha me ha ayudado a liberarme de mucha tensión. Ojala la pudiera repetir.

Salgo de la ducha envuelta en una toalla. Me pongo una camisa a cuadros con tonos rojos. Cojo unos pantalones baqueros. Recojo mi pelo en una coleta. Alguien pica en la puerta.

-- Adelante -le doy paso. Edward asoma la cabeza y luego entra-. ¿Qué pasa?

-- Billy ha llamado, el efecto se le esta pasando -me explica.

Miro el reloj de la mesita de noche, a pasado una hora y un cuarto.

-- Vale -digo-. Ya voy para allá.

Bajo y cojo las llaves del Volvo plateado. Conduzco a toda pastilla, el pobre debe de estar pasándolo fatal, no hay tiempo que perder. Aparco al lado de la casa. Desde fuera oigo los gritos y las maldiciones, menudos pulmones tiene. Entro en la casa y corro al dormitorio. Sam y Seth lo están sujetando para que no se mueva o será peor. Cojo la jeringuilla que ya está preparada y se la clavo en el brazo.

-- Malditos hijos de la gran... -bocifera con los dientes apretados.

Sonrío, no le debe de doler mucho si puede pronunciar esas palabras. A los segundos se calma y antes de sucumbir a la inconciencia me mira por primera vez des de que llegue hace unos meses. Luego cae completamente inconciente. Suspiro al ver que ya no siente dolor.

-- Billy te he traído unas cuantas inyecciones de morfina, para cuando el efecto desaparezca -le digo extendiéndole una caja con veinte agujas preparadas para inyectarle el medicamento-. Cuando veas que empieza a sentir dolor se la pones. Creo que serán suficientes hasta que se recupere, pero si ves que faltan llama a Carlisle.

-- De acuerdo. Agradece al doctor Cullen, de mi parte, lo que está haciendo por mi hijo -dice con una sonrisa.

-- No hay que agradecer nada. Jacob salió herido por ayudarlos, es lo menos que pueden hacer -le digo.

-- Aun así, dale las gracias.

-- Está bien -me rindo-. No nos veremos en una buena temporada.

Él me mira algo apenado.

-- Ya te vas -asegura.

-- Mañana por la mañana. Me he quedado más tiempo del que pretendía para ayudar a los Cullen. Pero ha llegado el momento que vuelva a casa -digo con una sonrisa para animarlo-. Tranquilo, volveré para la boda de Edward y Bella. Nos volveremos a ver entonces y, ya de paso, traeré a Nicolás y Gwendolyn.

-- Está bien entonces. Nos veremos para la gran boda -dice más animado.

Sonrío y me doy la vuelta para salir de la casa. Me subo al coche y vuelvo a la mansión Cullen.

Ha sido un día realmente largo y lo único que me apetece es tumbarme en la cama y dormir hasta el día siguiente. Pero temo lo que me deparán los sueños, estos últimos días el pasado vuelve a mi presente para atormentarme. Llego a la casa y tras cenar me voy a mi habitación para sumirme una vez más en la peor tortura que hay.

Holmes "El Angel de la Muerte" [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora