CAPITULO VII. CAUSA

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Al siguiente día Mina se había levantado muy temprano, la cena con Castor había sido bastante agradable, en verdad era un chico muy simpático, después de la cena, la invitó a conocer el castillo y al final la regresó a su habitación con la promesa de que pasaría por ella para escoltarla hasta el salón de juntas.

Mina traía consigo su uniforme de guardiana, tenía esparcidos en la cama todos los documentos que Haruka le había dado, estaba estudiandolos mientras se vestía y peinaba.

La habian despertado bastante temprano, una joven de ojos vivaces le había llevado el desayuno, una selección de frutas de colores extraños, entre ellas reconoció aquellos frutos que había visto en los arboles cerca de donde se encontraba la puerta interestelar por donde llego, desconocía que tanto su reino había influido en los otros reinos de la galaxia, cosa que también le causaba temor enfrentarse al consejo ella sola, debido a que no conocìa mucho del tema.

La puerta sonó, Mina acudió a abrir, Castor la esperaba del otro lado con una flor de pétalos bulbosos de un color amarillo pálido.

Mina sonrió complacida. ~Dame un momento ya casi termino...tomó la flor y cerró la puerta, olió su aroma que era dulce y fresco,la pusó en la cama y recogió todos los documentos y salió de la habitación.

~¿Estás nerviosa? Decía castor sonriente.

~Quizás...un poco...Venus se hacía la fuerte, suspiró hondo. ~Lo admito...demasiado...Una gotita tipo anime se le formaba en la cabeza, los hombros los tenía caídos.

~Tranquila, les agradaras...Decía Castor optimista. 

Venus asintió, su rostro expresaban los nervios con una  sonrisa forzada pero su mente era todo un lio. Cuando despertó, creyó haber soñado todo aquello que pasó, las caricias, los besos, las sensaciones; sin embargo todo había sucedido en realidad, su cuerpo expresaba abiertamente, aquellos toques que aun palpitaban en su piel.

Ambos llegaban a la entrada de un gran salón, una mesa enorme se veía en el centro, grandes ventanales se veían alrededor dejando entrar la luz del cálido sol rojizo de aquel planeta.
Venus y Castor entraron, y Castor guió a Venus hasta su asiento, habían pocas personas ya en sus lugares, Sailor de toda la galaxia se congregaban dos veces por año para tocar temas relacionados con el intercambio de bienes así como la seguridad de la galaxia, o bueno, era la percepción que tenia Venus acerca de aquellas juntas

Hasta donde sabía Mina, la tierra había sido uno de los pioneros en realizar estos consejos, el rey Endymion se había encargado de reunirlos, y aunque hace mucho tiempo el ya no asistía, mandaba a Uranus a atender todo lo relacionado con el sistema solar al que pertenecían y en especifico al Tokio de Cristal.

Castor abrió la silla para Venus y cortésmente le cedió el paso para que se sentara.

–Gracias...Decía Venus tímida, Castor era muy amable con ella. –En definitiva seria un gran partido si no fuera por...Pensó, pero de inmediato borro esos ojos verdes de su mente.

Venus puso su carpeta en la gran mesa de madera lujosa y sonrió, miró hacia enfrente, unos penetrantes ojos verdes le regresaban la mirada llenos de enojo, Venus tragò saliva con dificultad y el rubor que le había ocasionado Castor se había esfumado, sus ojos eran de total y absoluto asombro.

Venus puso su carpeta en la gran mesa de madera lujosa y sonrió, miró hacia enfrente, unos penetrantes ojos verdes le regresaban la mirada llenos de enojo, Venus tragò saliva con dificultad y el rubor que le había ocasionado Castor se había esfuma...

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EL AMOR DE UNA ESTRELLA ES INFINITODonde viven las historias. Descúbrelo ahora