El chico que besa y se va

136 8 4
                                    

Si el mundo no girara

o el tiempo no existiese.

Mario Benedetti

Siempre soñaba con el príncipe azul de los cuentos de hadas, supongo que no todas tienen la oportunidad de conocer al suyo, yo sin embargo me enamoré de algo pasajero que terminó pronto.

Desde hace mucho me he considerado una persona enamorada de los casos perdidos, de las personas sin remedio, de todo lo difícil.

El chico que besa y se va llegó de una forma fugaz, sin esfuerzo y sin carreras, yo era demasiado joven como para definir lo que sentía por él cómo amor, no estoy segura de cómo llamar lo que teníamos, pero si se llevó mi primer beso.

Era una niña idealista –aun lo soy- que pensaba que los primeros besos de cada persona eran más especiales, lo resguarde por mucho tiempo y se lo obsequie a él con una facilidad impresionante, mentiría si dijera que no me encantó.

Era enero, una noche perfecta que se volvió naranja (sí, tengo una obsesión con los colores que conocerás de a poco), él un chico lindo inalcanzable, casi parecía uno de los tabúes que solía leer en mis libros de amor, sin embargo, de verdad me gustaba, la forma en la que arrugaba la nariz cuando reía, sus ojos que desbordaban alegría y te obligaban a sonreír en su presencia, amaba como me miraba, aun cuando solo éramos amigos, como si yo fuera de las chicas más lindas, no recuerdo como terminé en sus brazos, pero si puedo sentir la misma emoción al pensar en ese momento.

No, no entraré en detalles, pero puedo decir que él me enseñó a volar, aunque fuera por breves momentos, me mostró como disfrutar de las cosas pequeñas, solía ir por mí a casa y obligarme a salir, porque yo no era una de las chicas que estuviera feliz en la calle, pero junto al chico que besa y se va, todo era diferente, subía con él en su motocicleta y disfrutaba del viento que golpeaba mi rostro.

Abría los brazos como si pudiera tomar al mundo entre ellos, como si no existiera otro momento, aprendí también que todo se vuelve instantes.

Instantes que se olvidan con facilidad y que terminan quebrándose rápidamente con la indiferencia.

El chico que besa y se va, termino desapareciendo. Escuche rumores de que tenía una novia (algo que yo nunca fui) y que era muy feliz, entonces deje que quien me enseñó a volar, volara.

Ojala hubiese tenido más para disfrutar lo que había logrado, al poco tiempo mi familia recibió la noticia de que había desaparecido, sin rastro... 

sin más besos, 

sin más color naranja...

Sin instantes.

Jamás volvió.

Melancolía de otoñoWhere stories live. Discover now