Capítulo XI: Todos los hombres del rey [Parte 2]

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—En nombre del Amo Jeon —explicó mientras inspeccionaba el área con una mirada. Había pergaminos chinos colgados en la pared—. Para recoger un pedido. —El anciano lo miró sin pestañear, con las manos sobre el cristal. Tragó saliva y decidió recitar la frase dada por JiMin—. Tengo un dolor en el culo y, uh, sabes cómo quitármelo. ¿Cierto?

—...Sígueme —respondió el anciano antes de agacharse para salir del mostrador, guiándolo en dirección a la puerta.

La trastienda de los acupunturistas estaba conectada a través de un pasillo estrecho. Caminó a lo largo de éste, sintiendo las paredes rozar su ropa. Había varias habitaciones donde personas recibían tratamiento y el aroma del incienso flotaba en el aire. Vio a mujeres dando el tratamiento a hombres relativamente más jóvenes que el que lo estaba guiando. El anciano se detuvo frente a una habitación abierta y vacía.

—Baja las escaleras —dictó el hombre antes de dejarlo solo en el lugar. No había escaleras a la vista sino una mesa sin usar y...

TaeHyung se dio cuenta de que se refería a un escotillón. Una puerta oculta había debajo de la maldita mesa, de eso estaba seguro. Así que movió el mueble y luego presionó ligeramente su pie contra el suelo. Al sentir el menor movimiento bajo su suela, se agachó y pasó los dedos hasta que encontró una grieta de madera. Levantó el escotillón y reveló las dichosas escaleras. Las miró antes de suspirar y comenzar a descender.

La escalera lo condujo a una guarida repleta de hombres. La mayoría fumaban y bebían té de hierbas. Vio cartas repartidas y en abanico frente a sus rostros, tableros de Go y montones de dinero en efectivo. A su llegada, uno o dos le dirigieron una mirada. Se aclaró la garganta y cuadró los hombros.

—Estoy aquí para ver a Min, en nombre del Amo Jeon. —Durante unos segundos nadie se movió ni dijo nada. Entonces uno de los hombres se movió para golpear en el brazo a la mujer que estaba sirviendo el té. Ella dejó la tetera, se puso de pie y le pidió que la siguiera. TaeHyung no necesitaba una escolta, pero la siguió de todos modos.

—¿Es tu primera vez? —preguntó ella sin mirarlo. Por su acento, se denotaba que no era coreana. Miró la parte posterior de su cabeza y luego su hombro con una cicatriz. Una que reconoció: marca de propiedad. TaeHyung le respondió que lo era—. Lo pasarás bien.

TaeHyung fue llevado por otro pequeño pasillo y vio a un hombre esperando en una puerta al otro lado de la habitación. Era un área de espera pequeña, supuso. Aunque todo era de vil concreto. Había varios muebles, pero decidió no sentarse pues no sabía para qué eran usados. La mujer hizo una leve reverencia antes de girarse y regresar por donde llegaron.

Había una ventana en una de las paredes, pero no se podía mirar hacia fuera, sino que se mostraba el interior de la fábrica. TaeHyung se acercó y vislumbró innumerables mesas y unas cincuenta personas. Tardó en notar que todos usaban ropa interior, en el caso de las mujeres ni siquiera llevaban sujetador. Había guantes de látex y máscaras, junto con innumerables instrumentos de laboratorio: vasos de precipitados, quemadores, jeringas. Observó todo esto antes de darse cuenta que estaba parado fuera de una fábrica de producción.

En Yongsan-gu había una fábrica de producción masiva de drogas y su equipo no tenía ni puta idea.

Cuando miró al hombre que estaba cerca de la puerta, vio una funda atada debajo de su saco. El hombre le informó que no se había permitido pasar a nadie más allá de este punto, pero Min había sido informado y no estaría esperando por mucho tiempo. Se preguntó si se le permitiría pasar a JungKook. Definitivamente estaba produciendo heroína en la fábrica, con sólo observar unos segundos lo supuso. Todo lo demás era una completa incógnita. TaeHyung observó la fábrica por unos minutos hasta que notó una silueta cruzar hasta llegar a la puerta. Pensó que se trataría de un trabajador, pero, el hombre que salió de la fábrica...

House of Cards - BTS [TRADUCCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora