NOTA: NO son capítulos nuevos. Dividí los que eran demasiado largos. Igual pueden votar :D. Los quiero.
Capítulo 31: Las doce campanadas de Atanea.
Cincuenta minutos después, el reloj en la muñeca de Finn marcaba las once cuarenta y cinco.
Subíamos por la parte trasera de la mansión, por un caminito boscoso de pequeños árboles, lleno de flores y con un piso de una tierra clara y fina.
En lo alto, a través de las terrazas y ventanales, se veía gente corriendo de aquí para allá, y podía imaginarme perfectamente porqué corrían.
«Genial.»
Hablaría con mis abuelos de la forma más tierna posible, pidiéndoles por favor que sopláramos las velas en mi habitación solos los tres, como una pequeña familia unida, sin tanto alboroto.
«Ojalá al menos mis padres con Ethan pudiesen estar aquí» me lamenté.
Cuando ya estábamos casi llegando a la cima para entrar por la ostentosa entrada de vidrio trasera, un potente ruido de motor se escuchó a nuestras espaldas.
Los tres nos giramos al mismo tiempo para conocer el origen del ruido. No era normal que camiones o vehículos pesados circularan dentro del terreno de la mansión a esa hora.
Después de una gran hilera de voluminosos sauces, un carro humvee apareció en nuestro horizonte. Era enorme y venía demasiado veloz para su tamaño, incluso se veía imprudente que una máquina así anduviese a tal velocidad por un camino tan estrecho y cerca de personas que podrían estar circulando en el exterior de la mansión.
El humvee se detuvo en seco frente al inicio del camino que habíamos recorrido. Tres personas se bajaron rápidamente, descargando algunos equipos. Aunque estaba oscuro, gracias a la potente luz que emanaba la mansión, podía ver los rostros con claridad. Las tres personas eran desconocidas, se movían rápido descargando y moviendo cosas dentro del carro militar.
La puerta del piloto se abrió y mi corazón se apretó producto de la ansiedad, impidiendo que mi cuerpo distribuyera el oxigeno correctamente.
―Llegó ―musité casi para mí misma.
Una corriente cosquillosa comenzó en mis manos, se abrió camino en mis brazos y se instaló en mi garganta y bajo mis orejas.
Ya había aprendido a controlar mi poder cuando me enfrentaba a emociones fuertes, así que cerré los puños de un golpe e inspiré hondo.
Theo no había levantado la vista, no tenía cómo saber que lo estábamos observando.
Escuché a Finn y Mike parlotear algunas cosas, incluso creí escuchar un grito ronco proveniente desde la mansión, pero mi sentido auditivo estaba totalmente aplacado por el visual, por lo que no escuché ni una palabra.
Un segundo después, noté por la periferia que Finn desapareció de mi lado abruptamente, pero no le di importancia. No podía. Estaba concentrada en el rostro que había rechazado ver por dos semanas, y ese día estaba desesperada por verlo.
Pretendía verse fuerte, como el perfecto, valiente y resistente guerrero que siempre había sido, pero yo podía ver más allá... Su alma gritaba todo lo contrario.
La primera vez que lo conocí pensé que tenía más de veinticinco años. Cuando me dijo que sólo tenía veintiuno, me sorprendí y casi no le creí. Pero ahora, viéndolo así, tan cansado e incluso pareciendo indefenso, no sólo parecía el chico de veintiuno años, sino que podía ver en sus ojos pardos aquel niño que tuvo que crecer sin su madre, mirando las estrellas en las noches pensando que su mamá estaba en el cielo.

ESTÁS LEYENDO
ATANEA
FantasyTodo va más allá de lo que crees ver. ¿Qué pasaría si la forma en que ves el mundo cambia para siempre? Un paso dentro y entras en un terreno diferente. Quizás mágico, quizás hostil. ¿Qué pasaría si tienes una fuente de poder dentro de ti? Reinos o...