Marzo, 2017

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Con dificultad abre sus ojos tratando de adaptarse a la luz que atraviesa la ventana. Toda la habitación la recibe sonriente como cada mañana.

Observa todo con perspicacia. Todas las cosas están en un perfecto orden.
Como siempre—piensa—Evan siempre tiene todo en orden.

Se levanta de la cama dando pasitos descalzos hasta la puerta. Gira la manija y la abre topándose con un cuerpo alto frente a ella.

Evan—dice mentalmente. Eleva sus ojos al verlo. Evan parece haber despertado recién, tiene el pelo algo despeinado–nada comparado con otros días–y sus ojos todavía están algo cerrados por el sueño, aún así él le sonríe.

Me gusta su sonrisa—piensa ella. Lo abraza y él la rodea en sus brazos.

—Evan, tengo hambre—le dice al sentir su estómago gruñir bajo el pijama.

—Ya preparé el desayuno. ¿Adivina qué es?

Rossy sabía perfectamente qué. Solo hay una cosa en el mundo que Evan sabe hacer bien.

—Ummmmm...—finge pensárselo, luego alza los brazos y exclama con alegría—¡Pancakes!

—Adivinaste—Evan le acaricia el cabello, ella toma su mano y la agarra, Evan siempre será su persona favorita en el mundo—Y de premio tendrás postre—le dice él. Pero ella no quiere postre. Aún así no dice nada y se le queda contemplando.

Nota la falta de unas personas en la casa. No hace falta saber quiénes son. Tampoco es muy difícil adivinar porqué desaparecieron. No le pregunta nada a Evan, lo conoce bien. Ambos se miran y también a la pila de regalos que hay en medio de la enorme sala. Ambos piensan lo mismo y al mismo tiempo.

<<No están>>—piensa Rosy.

Mira a Evan, ambos no dicen nada. Saben de sobra todo aquello que las palabras no dicen.
En vez de resentirse se sonríen.

—¿Qué te parece si los abrimos?—le dice, Evan. No para borrar la tensión del ambiente ni para cambiar de tema, sino porque ya están acostumbrados a fingir. A fingir que nada pasa.

—Si. Yo quiero que los abramos juntos—le responde, Rossy, ilusionada.

—Si, por supuesto—Evan la abraza. Es lo único que puede hacer por ella. Es lo único que queda. Lo único que tiene. Lo único que ella tiene. Lo único que ambos tienen.

A sí mismos.

Al final del caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora