Un día nuevo en la fuente. Esa fuente en donde todo comenzó, fue el primer punto de referencia que tomaste al llegar a Corea. Una hermosa fuente en la cual las parejas se encontraban para citas. En cambio tú, te encontrabas allí con Park JiMin, tu compañero de universidad y mejor amigo. Fue la primera persona que se te acercó la primera vez que llegaste a esa fuente.
Pero simplemente eran eso, un par de mejores amigos que se encontraban en esa fuente. Todo el mundo sabía que tú querías al chico como más que un amigo, pero JiMin no se daba cuenta; y no es como si tú fueras muy disimulada. Tus otros amigas te han atrapado babeando por el muchacho.
Tomaste una moneda de tu bolsillo, la observarse por un corto tiempo. Apretándola a tu pecho pediste un deseo, un pequeño deseo que esperabas se volviera realidad.
'Date cuenta de todo lo que siento por ti, JiMin.'
Lanzaste la moneda al agua viendo como otra pareja lo hacía. También esa fuente la usaban para pedir deseos, nunca habías pedido uno allí; no creías en eso, pero está ocasión fue diferente. Quisiste intentarlo y lo hiciste, lanzaste una moneda.
—¡Hey!—giraste para ver a JiMin intentando recobrar su aire—Perdón por llegar tarde—se disculpó con su típica sonrisa.
—No es nada—negaste con la cabeza—Acabo de llegar—mentiste. La realidad llevabas ahí más de una hora, querías pensar sobre las cosas un momento.
—¿Quieres un helado?—ofreció sentándose a tu lado.
—Creo que me debías uno—sonreíste—Te acuerdas cuando me lo prometiste aquella vez que me tumbaste en el lodo—el soltó una risilla rascando su nuca.
—Cierto...¿De que lo quieres?—preguntó sacando de su mochila su billetera.
—Vainilla—dijiste viendo como el asentía para ir a donde el vendedor de helados.
Obsaervaste cada movimiento que hizo, como ordenó con una sonrisa. Al terminar de pagar y recibir el cambio, un pequeño niño se cayó. Notaste como el pequeño niño se había raspado la rodilla, te levantaste de tu asiento con unos pañitos húmedos para ir a donde el. Lágrimas caían por las mejillas de ese niño, JiMin fue a donde estaban ustedes dos.
—¿Estás bien?—preguntaste y viste como el niño asintió—Déjame ver la herida—destapó su rodilla—Te voy a limpiar, ¿sí?—asintió secando sus lágrimas.
No tardaste mucho limpiando la herida, luego de pasar el pañito húmedo soplaste intentando aliviar el ardor. JiMin le entregó su helado al niño, quien al verlo sus ojitos brillaron de alegría. Dando un pequeño gracias se fue caminando a jugar con sus amigos. Volvieron a donde estaban anteriormente, sentados cerca de la fuente.
Viste como JiMin sacó una moneda de su bolsillo y la lanzó al agua. Te entregó tu helado y se volvió a sentar.
—¿Alguna vez has pedido un deseo en esta fuente?—asentiste comiendo de tu helado.
El se acercó a ti tomando tu helado un momento. Sin darte cuenta, te dio un pequeño beso. Tus mejillas se tornaron rojas al instante.
—El mío se acaba de cumplir—sonrió—Me gus...—le pegaste el helado en los labios haciendo que se callara.
—Tu también me gustas, Park—despegaste tu helado de sus labios viendo como se había llenado de el en ellos y su mentón. Una risilla escapó de tus labios al ver su puchero.
Con tus pañitos húmedos limpiaste todo resto de helado y pasaste tus brazos por su cuello. Rápidamente unieron sus labios en un beso tímido. Acordaron tomar su relación suave, querían hacer las cosas bien.
Pero ya tenías claro algo, los deseos si se vuelven realidad; así como se volvió realidad el de JiMin.
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