Luke. Perdón.

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NARRA (T/N):

...entonces, el patito encontró a su su familia, y vivieron felices por siempre  —dejé el libro de cuentos en el buró y miré a los niños.

— Ese cuento me gustó mucho, mami  —sonrió Emma, mi hija.

— ¿Lo puedes volver a leer?  —preguntó mi hijo, Robert.

— Lo siento cariño, ya es tarde y mañana tienen que ir a la escuela  —dicho eso, sonó un relámpago de la estruendosa lluvia, provocando que los 2 pequeños se asustaran.

—Tengo miedo, mami  —.

— No tienes que tener miedo, hermosa, sólo duerman y no les pasará nada —.

— Ok  —dijeron al unísono.

— Descansen  —les di un beso a cada uno.

—Tu también  —sonrieron y salí de la habitación.

Eran las 9 de la noche, era muy temprano. Caminé hacia mi habitación y de un baúl oculto en mi closet, saqué una botella de vodka, y la llevé a la cocina. Busqué algún vaso para servirme, pero decidí beber de la botella. Fui a la sala y me acosté en un sofá. Recordando mi pasado.

El timbre de mi casa me sacó de mis pensamientos. Eran las 12:27, ¿quién demonios toca a esta hora?

Me acerqué a la puerta y la abrí. Era Luke. Completamente mojado, tenía unas ojeras horribles, ojos rojos, una barba de semanas. Se veía del asco.

— Luke... ¿Qué quieres? —.

— (T/N), necesito que me perdones, necesito decirte que nunca fue mi intención herirte, necesito decirte que te necesito, necesito hacerte saber que no puedo vivir sin ti, que estos meses me he sentido el hombre mas miserable del mundo. Dios, extraño abrazar a mis hijos  —entró en llanto.

Nunca lo había visto así. Me sentía mal por verlo como estaba, pero él fue el que provocó nuestro divorcio.

— Luke, si tanto me amabas, ¿por que me tuviste que engañar?  —.

— (T/N), perdóname, no estaba consiente de lo que hacía  —se arrodilló en señal de debilidad.

— ¿Papi?  —nos giramos hacia donde la chiquilla llamaba.

— Emma, regresa a la cama  —ordené.

— Pero quiero hablar con papi  —corrió hasta los brazos de Luke y lo abrazó—  te extraño mucho, papi —sollozó recostado su rostro en el hombro de su padre.

— Y yo a ustedes, mi cielo  —se separaron.

— ¿Te vas a quedar? —tenía una sonrisa en su redondo y pequeño rostro.

— Cariño, tu padre no puede quedarse  —me agaché para quedar a su altura—  mami y papi ya lo hablamos, y así es mejor, para ya no discutir ni tener problemas —.

Me dolía ver a mis hijos tristes por el error de su padre, pero no había manera de repararlo.

— Pero nunca veo a papi  —empezó a llorar.

— Princesa  —él limpió las lágrimas de las mejillas de la niña con sus manos—  hazle caso a tu madre, ve a tu cuarto. Si tu mami me da permiso, podré salir contigo y tu hermano, ¿si?

— ¡Sí! Te quiero mucho papi  —lo volvió a abrazar.

Sentí un nudo en la garganta. Extrañaba que los 4 estuviéramos juntos, felices, y sobre todo, amandonos, pero ya no es posible.

— Anda, a tu cuarto  —le dio un beso en su frente— mañana hay escuela  —.

— Ok, adiós papi  —despidió y se fue.

— Si quieres, no me perdones, pero por favor, permíteme ver a mis hijos, los amo, los extraño mucho y soy su padre  —.

Pensé por unos momentos, hasta que decidí.

— De acuerdo, los podrás ver de viernes a domingo. Los recogerás de la escuela y se quedarán contigo. Los quiero en mi casa los domingos a las 6 de la tarde, si fallas, no permitiré que se queden contigo  —.

— Te lo agradezco, en serio  —.

— Te perdono  —interrumpí el me vio con un poco de sorpresa—  pero no por eso las cosas van a cambiar, tu seguirás con tu vida, y yo con la mía  —.

— De acuerdo  —miré el reloj de mi muñeca, tratándose de dar a entender que ya tenía que irse—  bueno, gracias por hablar conmigo y por permitirme ver a mis hijos, tengo que irme, mañana tengo trabajo  —.

— Ok, nos vemos —.

Antes de cerrar la puerta, no me resisti, por lo que lo abracé. El tardó en corresponderme, pero me abrazó fuerte.

Lo extrañaba. Mucho. Nunca pensé que nos divorciaríamos, menos a los 7 años de casados.

— Adiós —dijo al separarse y sonrió de lado.

— Adiós —cerré la puerta.

[...]

Habia pasado un mes desde que Luke veía a los niños. Ellos se veían mas felices, Luke había mejorado su apariencia.

— Por favor, acompañamos  —habló Luke desde la entrada de mi casa.

— ¡Sí! La película va a estar padre —dijo Robert. Le sonreí por su entusiasmo.

— No lo sé, aún tengo algo de trabajo  —hablé desde la sala.

— ¡Por favor! -Emma hizo una cara de tristeza. A lo que reí levemente.

— Sólo si tú —apunté a Luke— pagas las palomitas —.

— Trato hecho —rió.

— ¡Siii! —gritaron los niños.

Salí de la casa y sin pensarlo tomé la mano de Luke. Como antes hacía. El me miró sorprendido, y cuando me di cuenta de lo que hice, alejé mi mano.

— Y-yo... lo siento —.

— No importa —rió— ya extrañaba hacer eso —.

Entramos al auto y pasamos una bonita tarde. Algo que hace meses no hacíamos juntos.

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No estoy llorando🥺

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