Capítulo XXXI

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Taehyung gruño frustrado y enojado cuando los desnudos cuerpos de aquellos demonios no lograron encenderlo, otra vez.

—¿Qué sucede? —pregunto la chica besando su cuello.

—Ya van dos veces que nos dejas con las ganas, no me digas que ahora también —reclamó el chico masajeando su miembro sobre su pantalón.

—Ya no son tan excitantes como antes —respondió en un gruñido, ya aburrido de los dos tocando su cuerpo.

—No mientas, hemos visto que desde la primera vez que no pudiste intentaste con los otros demonios y tampoco se te paró —le acusó la chica.

—Nosotros arreglaremos tu problema. —aseguró el otro demonio, relamiendo sus labios mientras sin permiso bajaba sus pantalones.

Asco.

Eso sentía Taehyung cada vez que lo tocaban.

Molesto y aburrido, tomó a la chica que estaba aún en su cuello y con brusquedad la lanzó sobre su hermano.

—Su puta madre, ya no me vuelvan a tocar si no quieren que los descuartice —advierto levantándose de la cama, subiendo su pantalón nuevamente.

Muertos de miedo, los hermanos asintieron con su cabeza y observaron con temor como aquel sexy y frío demonio se iba furioso.

Maldiciendo entre dientes el demonio se dirigía hacía su habitación, deseando encontrar a Jungkook en el interior.

Un día entero enojado como la mierda y frustrado sexualmente había pasado. Cuando había dejado al Ángel había pensado que tendría una buena tarde de sexo. Se equívoco horriblemente.

Pensando que la culpa era de esos demonios había buscado a otros pero, ninguno lograba siquiera que su puto miembro se colocara duro.

Y así había dado vueltas hasta que finalmente había vuelto con los hermanos y aburrirse.

Ahora sólo quería jugar con su Ángel para quitarse su malhumor.

Gran sorpresa se llevó al llegar a su habitación y encontrarse con que estaba vacía.

Frunció el ceño y volvió a salir. No creyendo que el castaño claro había pasado todo el día con su hermano, todo el día con Namjoon y todo el día en aquella habitación.

Aceleró el paso y casi derrumbó la puerta mientras la abría sin importar que era la habitación de Namjoon.

Tres pares de ojos se ubicaron sobre él, unos sobre la gran cama y otros dos en los sofás.

Furioso observó a Jungkook sobre los sofás con el rubio a su lado y libros en el regazo de ambos.

Fue hasta el lado del Ángel ignorando las miradas para nada amistosas de los dos contrarios. Con fuerza lo tomó del brazo y de un jalón lo levantó.

—¿¡Qué mierda haces aquí!? —grito mientras lo apretaba con más fuerzas.

Los ojos celeste se posaron sobre él, en su mirada había algo parecido al dolor y odio.

—Suéltame. —pidió Jungkook tranquilamente para como se encontraba interiormente.

Ignorando el dolor al ver al demonio con su ropa desordenada y su cuello lleno de marcas púrpuras y rojas.

—¡Nos vamos! —grito Taehyung furioso.

—¡Suéltalo maldito! —grito esta vez Jin, levantándose y abrazando a Jungkook para alejarlo de Taehyung.

—Dile a tu maldita perra que lo suelte. —bramo dirigiéndose a Namjoon, quien se acercaba.

Sin esperarlo, recibió un golpe en su mandíbula que le hizo soltar a Jungkook y retroceder un paso.

El Omega del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora