1. A la deriva

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—Riñones. Tengo nuevos riñones. No me gusta el color.

—¿De tus riñones?

El Doctor había terminado de regenerarse delante de Clara en un instante y era muy distinto al hombre joven con el que viajaba. Este se convirtió en un extraño canoso, flaco y ceñudo con unos grandes ojos azules de mirada perturbadora.

La muchacha estaba asustada, no sabía qué hacer, quiso salir corriendo, pero la TARDIS ya había despegado, así que se apartó a un lado esperando que el Doctor se calmara. Por el contrario, este comenzó a tocar los botones de la consola de manera aleatoria: eran decenas, cada uno de un color, tamaño, forma y uso distinto. Entonces el hombre de cabello gris se dio cuenta de algo muy importante:

—¿Estamos chocando? Solo una pregunta, ¿sabes cómo hacer volar esta cosa?—inquirió confuso.

Clara negó con la cabeza nerviosa.

—No estoy segura, una vez lo intenté, pero al parecer tu nave me odia... ¿por qué sigues siendo tú, verdad?—contestó insegura. Se preguntaba dónde estaba su Doctor.

—Ya no lo recuerdo, no recuerdo nada de lo que fui en el pasado. Soy otra persona, una persona distinta, completamente nueva—aseguró dando vueltas mientras la TARDIS se sacudía.

—Eso no importa, nos terminaremos estrellando de verdad si no hacemos algo rápido—resolvió Clara dirigiéndose al mando de control como pudo. Debía de ser valiente si no quería terminar estrellada en un vertedero espacial o peor: en el planeta Skaro.

El tono autoritario con el que se dirigió a él le hizo reaccionar, recordó un nombre.

—¿Donna?—inquirió levantando las cejas.

—¿Quién es Donna?—preguntó Clara desconcertada mientras trataba de conducir la caja azul.

—Es alguien muy importante, aunque ahora mismo no sepa quién es. Pero la pregunta no es esa, la pregunta es quién soy yo y porque pensé en ella hace un momento—aseguró tambaleándose de un lado a otro.

—Por favor, estoy tratando de conducir la TARDIS a algún sitio. Londres estaría bien—resopló la joven, mientras la nave emitía gemidos desagradables.

El Doctor consiguió recomponerse, aunque se sentía mareado, pero todavía con fuerza suficiente para acercarse almonitor de la consola: este mostraba la imagen de un tiranosaurio gigantesco que se aproximabahacia ellos furioso.

—¿En ese Londres hay dinosaurios?—quiso saber.

—No, ¿por qué?

—Entonces estamos en el lugar equivocado, o tal vez sea el tiempo equivocado. Allons-y!—exclamó—¡Soy brillante! Eh... quien quiera que seas. Deja que conduzca, recuerdo cómo se hacía—se apresuró a decir, apartándola de los mandos.

Ella le hizo caso, puesto que su ayuda estaba siendo inútil y para colmo el Doctor se había olvidado de su nombre. Se agarró fuerte comprobando la angustiosa situación en la que estaban metidos.

—¿Sabes? Chica rara este dinosaurio no es del pasado, es del futuro, puede, ahora no sé dónde está el pasado y el futuro—reflexionó—,¿por qué me sucede esto? ¿Qué ha salido mal en la regeneración?—se quejó, a punto de llorar golpeando su frente con la palma de la mano.

—¡Tenemos que darnos prisa! ¡Está detrás de nosotros!—gritó Clara, el tiranosaurio iba dando zancadas abriendo la boca, jugando con la caja azul como si fuese un insecto. Divisó unos edificios al fondo, puede que el desconocido tuviera razón y estuvieran en alguna parte del futuro, sin embargo, no pensaba quedarse a averiguarlo.

—Confía en mí—le sonrió el Doctor con picardía.

Entonces la TARDIS dio un giro inesperado y se metió directa a la boca del reptil en lugar de meterse en el vórtice temporal. Estaba oscuro.

La muchacha había caído de bruces cerca de la pajarita de su Doctor debido al golpe;la apretó con la mano diestra deseando que el hombre desgarbado regresara para abrazarla. Luego se levantó, se atusó la falda y decidió guardar aquel recuerdo en su habitación.

—Seas quien seas sácanos de aquí, si eres el Doctor lo harás—determinó antes de marcharse.

El Doctor respiró hondo.

—Viejo tonto. Saldremos, te lo prometo—sonrió, volviendo a la consola. Fuera se escuchaba al animal quejarse por la inusual ingesta. Le dio a la palanca de arranque y funcionó, la TARDIS se estabilizó, estaban viajando a través del tiempo y el espacio de nuevo.

Doctor Who (one shots) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora