5. Parietal lobe / Limbic system

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Jaemin despierta ante el sonido de una risilla ahogada. Cuando se gira, descubre a Jeno con el rostro iluminado por la luz de su teléfono y los earpods puestos. Estaba viendo un video gracioso y ya no pudo resistir sus carcajadas, que salieron explosivas apenas se sintió descubierto.

-¿Qué carajos haces despierto, Jeno? -el chico toma su teléfono del buró y mira la hora-. Son las malditas cuatro de la mañana.

Jeno continúa riéndose, intenta explicarse, pero vuelve a reír descontroladamente.

-¡Es que...! -Jeno se contrae en su sitio en la cama y ahoga sus carcajadas en la almohada. Ahora Jaemin no puede evitar reírse junto con él-. ¡La risa de esta tipa está muy jodida! ¡Parece un claxon!

Jaemin se recuesta a su lado y Jeno lo recibe entre sus brazos, evidentemente más calmado.

-¿No podías dormir?

-No. Y tengo examen a las nueve, pero seguramente el profesor Song me quitará la hoja si me ve durmiendo.

-¿Y estudiaste?

-Oh, por favor -sonríe de lado-. Demasiado sencillo.

Lucha por que su lenguaje corporal no lo delate. De nada le servía estudiar, las últimas semanas era todo lo que hacía, pero se rindió al ver que su memoria no podía almacenar un carajo de información nueva, selectiva y caprichosa, además de haber olvidado conceptos académicos que antes, eran pan comido. Ahora su memoria se había tornado en su contra. Se había convertido en un humano con inteligencia promedio, un chico normal que veía en tonos de gris y sufría de parálisis parcial en el cuerpo de vez en cuando, y cuyos lapsos duraban cada vez más que el anterior.

-Ya veremos entonces. Ahora intenta dormir.

-Pero es que no puedo. Por cierto, tengo hambre.

Jaemin suspira cansado, él tiene clases hasta las doce del día, pero estuvo trabajando hasta tarde y está demasiado cansado que quiere dormir lo más posible.

-Deja esa cosa y cierra los ojos. Además, te comiste tres tazones de ramen en la cena, no puedes tener hambre.

-Pero Jaem -el pelinegro hace un mohín y Jaemin se rinde. Le quita el teléfono y los aparatos, luego se acomoda sobre su regazo y le coquetea, lo besa por todos lados y se deja mimar también-. Así me vas a despertar más.

-Pero al menos vas a terminar cansado.

-¿Y si no me canso rápido?

El castaño se quita la ropa en movimientos lentos y sensuales. Emocionado, Jeno se precipita a sus pezones y los juguetea con la lengua, un par de dedos que tiran de ellos y mordisquean con suavidad.

-Eventualmente lo harás.

Jaemin mueve las caderas sobre su regazo, se deja acariciar y hace el intento de adentrar sus manos bajo los pants del mayor, pero este lo detiene y lo recuesta en el colchón, besa su cuello y es él quien se encarga de masturbar al chico de los tonos grises.

Parece una pieza de porcelana, suave y delicado, propenso a romperse a pesar del que se está destruyendo es él y no Jaemin. ¿Pero él qué va a saber de destrucción? Cuando es el menor quien sufre día a día, sabiendo que llegará el momento en el que lo perderá.

Eso era el luto, la incertidumbre para los vivos. El preguntarse qué será de uno mismo cuando otro se haya ido.

Jeno admira la forma exquisita en la que Jaemin se retuerce bajo su toque lento, tortuoso. Le encanta verle temblar cuando su lengua lame los lugares correctos, y luego besa cada sitio, succiona su piel y deja marcas rojas que, para él, son de un gris más oscuro en el lienzo de porcelana.

HYPER (brain damage) | nominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora