11. La casa de Arkadia

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Me hubiera gustado decir que hubo alguna buena charla después de la intervención de Kaporen en la hoguera, pero no la hubo. Si acaso, compartimos algunas palabras, y después cada quien se dirigió a su hogar para pasar la noche; incluidos Apaya y yo, aunque no necesariamente íbamos a nuestro "hogar", sino más bien a la casa que Karid me había prestado.

Luego de entrar a aquella casa colorida, vimos su acogedora estructura y pude ver como Apaya, de nuevo, se quedaba maravillada por el interior; aunque he de decir que ahora se veía menos sorprendida que antes. También debo decir que, en realidad, yo no tenía tanto interés por la casa en sí; pero podía entender porque Apaya sí. Ella estaba acostumbrada a ver casas más tradicionales, y claramente esta casa tenía un estilo completamente distinto.

En ese momento, yo aun me sentía bastante extraño. No enojado o molesto, quizá en realidad la palabra que buscaba era: "confuso". ¿Debía sentirme molesto porque algunos no creían en quién soy? Después de todo, supuse que ellos estaban en todo su derecho de cuestionarme.

Apaya recorría felizmente todo el lugar, explorándolo, subiendo las escaleras y abriendo la puerta de la terraza; mientras que yo sencillamente colocaba su pequeña mochila, en aquel pequeño mueble junto a la cama. Cuando ella volvió, me miró bastante contenta.

-¡Esta casa es muy grande!- me dijo.

-¿Tú crees?

-¡Sí, lo es! Bueno... a diferencia de las de Kakariko. Aquí podrían vivir hasta cinco personas.- dijo pensativa.

-¿Ah, sí? Pues por tres días, estará ocupada solo por nosotros.- dije despreocupadamente.

Apaya me ve, expresando su sorpresa.

-¡¿Cómo que solo por nosotros?!

-Pues eso. Karid me prestó esta casa, para alojarnos en el tiempo que estemos aquí.

-¿De verdad...?

-Sí.

-Vaya... Me alegro entonces, así solo estaremos tu... y yo.- dijo cada vez más bajo.

-Esa era la idea, supongo. Y... ¿tienes hambre? Preparé algo de arroz hace un rato.

-Sí. Por favor...

La comida la había calentado momentos atrás, antes de entrar, así que no habría problemas al comerla. Entonces, ambos nos dirigimos a la mesa que estaba junto a las ventanas, nos sentamos uno frente al otro y le serví una buena ración. Para ese entonces, ya tenía pocas especias Goron, así que pensaba en cocinar algo distinto el día siguiente; pues me preocupaba que ella pensara que comería lo mismo los tres días.

Había un gran silencio mientras comíamos, y yo no pude evitar mirarla mientras llevaba cada bocado a su boca, a la vez que miraba en otra dirección. Me gustaba verla comer, el ver como movía su mandíbula para masticar, aunque no sabía si a ella le agradaría el que yo la viera, simplemente no podía evitarlo; el gusto fue suficiente como para hacerme olvidar mis preocupaciones de la discusión en la hoguera.

-Perdóname.- me dijo de repente, sacándome de mi estado hipnótico.

-Ah... ¿Por qué?- dije rápidamente.

-Por lo de hace rato. Por no haberte defendido frente a los demás...- dijo tristemente.

-Oh. No, no... todo está bien. Fue muy inesperado, ni siquiera yo supe contestarles correctamente.

-Pero era mi deber como Sheikah, el defenderte... pude decirles lo que significa la tableta...

-Hey... está bien.- le dije con un tono de voz más convincente y mirándola a los ojos.- El que me digieras que les enseñara la tableta, era una idea que no me hubiera llegado rápidamente. Ya me has ayudado.

Nuevos Recuerdos [#1] - Link x Apaya - TLOZ Breath Of The Wild +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora