Bajamos al bar de mi tío.
-¡Hombre! Si llegas a tiempo. Ah, hola, ¿quién eres tú? -le pregunta a Javier.
-Soy Javier, el nuevo compañero de piso de Sofía y su padre.
-Javier, éste es mi tío, el dueño del bar y tu nuevo jefe.
-Encantado.
-Igualmente -dicen miemtras se dan la mano -Bueeno, a trabajar. Javier, estás bajo el mando de Sofía, así que hazla caso.
-Eso está hecho. A ver, dime qué hago.
-Mmm ayúdadme a fregar.
Seguimos el mismo proceso que en casa, yo friego y él seca. Cómo me gusta estar con él, después de todo lo que hemos pasado, puedo ser yo misma.
-Todavía no sé por qué cortaste con el imbécil de ayer.
-Ah, bueno, después de que le diagnosticaran cáncer de mama a mi madre, caí en depresión y apesar de eso seguía saliendo con él y todo, pero triste y desganada. Duramos así dos meses hasta que empezó a ponerme demasiadas excusas para no quedar. Incluso hubo una vez que quedamos y no se presentó. Pero lo peor fue cuando me dijo al último minuto que se encontraba mal y que no iba a salir. Tonta de mí, fui a su casa a darle una sorpresa y animarle un poco, yo, la misma a la que le faltaba lo mínimo para hundirse y echarse a llorar. Pero fui con toda la ilusión y su madre me abrió. Ninguna de las dos sabía que él estaba acompañado, por eso me acompañó hasta la puerta de su cuarto cuando, les descubrimos a él y a mi mejor amiga ahí... -me quedo sin voz, sin ánimo. Maldito hijo de puta -salí corriendo y lo peor de todo es que nadie me lo impidió. Les dejé de hablar a los dos y por ende, el resto de mis amigas dejaron de hablarme a mí con la excusa de lo mal que me estaba comportando, como una niña pequeña, según ellas. Y...así fue cómo me quedé sin ganas de conocer a nadie, sin esperanza alguna en la bondad y buen corazón hasta... -se me corta la voz. Puf.
-¿Hasta qué? -me dice con la curiosidad de un niño.
-Hasta que te he conocido a tí.
-¡Oooh! -me da un abrazo y se lo devuelvo, con las manos mojadas- ¡oye, no me mojes!
Y abre el grifo para coger agua con la mano y echármela por la espalda.
-¡Ha sido sin quereeer! ¡No! ¡Está muy fríaa! -digo a carcajadas. Me resbalo y me caigo al suelo, Javier me da la mano y me levanta para después darme un abrazo de lo más paternal- no voy a dejar que nadie te vuelva a hacer daño y si es necesario, les partiré la cara.
-¿Por qué te la jugarías tanto por mí?
-Eres muy valiente y tienes un corazón que ya lo querrían todos esos gilipollas que te han hecho daño -me separa y me dice- vamos a recoger esto, anda.
Terminamos, salimos de la cocina y me agarra muy fuerte la mano. ¿Qué pasa?
-Laura, ¿qué haces aquí?
Oh no, su ex. Se le abalanza y le va a dar un beso pero Javier se aparta.
-¿Qué haces? Lo hemos dejado. Te lo dije, estoy harto de ti.
-¿Es por ésta? -dice señalándome. No me había dado cuenta de que seguimos de la mano él y yo.
-Ésta tiene un nombre, Sofía, es mil veces mejor persona que tu, pero no, no somos novios. Tengo otras razones para pedirte que te vayas.
-O sea, vengo desde Salamanca para arreglar lo nuestro y me contestas así -dice llorando...¿de mentira? Qué poca vergüenza.
-Lo nuestro no tiene arreglo.
Me suelta la mano y se acerca a la puerta para acompañarla a salir.
-Ahora vete, pero a Salamanca.
-¿Me dejas darte un abrazo?
-Que te lo dé el último tío con el que me engañaste.
Se ofende y sale. No aguanto más, es demasiado falsa y mala persona como para no decirle nada más, así que paso al lado de Javier y salgo por la puerta.
-¡Eh, tú! -digo gritándola consiguiendo llamar su atención y hacerla parar. Me acerco y comienzo a decirle con toda la rabia que tengo dentro:
-Eres una desagradecida y estás ciega, chica. ¿Cómo has podido dejar escapar y encima engañándole a un chico como él? Está para mojar pan, es físicamente...perfecto y por dentro ni te cuento, es atento, protector, cariñoso, sincero...He tenido que discutir con él tres veces en un mismo día para darme cuenta de ello, pero lo he hecho y viéndote, me siento afortunada por tenerle a mi lado como amigo, al menos. Y ahora vete a darte cuenta de lo que has perdido y de lo tonta que eres. Y no me vengas de víctima, que das pena. ¿Sabes cómo le llamo yo a esto que te ha pasado? Karma -y después de haberle soltado todo el discurso, me giro y me choco com Javier. ¿Ha escuchado todo lo que he dicho? No era mi intención. Madre mía, qué vergüenza...Nos miramos y me pasa el brazo por el hombro, nos giramos y nos vamos.
-Gracias -me susurra al odio.
-De nada -le sornío- sólo he dicho la verdad.
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Nunca digas nunca.
Teen FictionNi la vida es rosa ni negra, es tan sólo del color del que tú la quieras pintar.