Miércoles por la mañana
Me desperté y me levanté rápidamente. Me vestí enseguida, tenía tantas ganas de empezar el día... Pero me di cuenta de que todavía eran las 7:15. ¿Qué hacía levantada tan pronto? Ni yo me lo creía.
Supuse que Carlos seguiría durmiendo y decidí despertarle yo misma con una llamada de teléfono. Le llevó bastante tiempo cogerme.
-¿Paula? ¿Eres tú? ¿Qué haces despierta a estas horas?-me preguntó bostezando.
-Buenos días a ti también. La pregunta es ¿qué haces tú durmiendo todavía? Deberías estar preparándote para venir a las 8:30.
-Pero yo me levanto quince minutos más tarde... Bueno, por ser tú voy a ir aún más pronto.
-Gracias-le acradecí-¡Besos!
Mientras, me puse mis cascos y esperé en el banco que hay delante de nuestra cafetería escuchando la preciosa letra de la canción favorita de Carlos.
De repente, apareció un chico.
-Hola ¿qué hace una chica tan guapa como tú aquí sola?-me preguntó con su tono de voz tan estúpido.
-A ti que te importa.
-Si no tienes nada que hacer podemos ir a mi casa-me agarró del brazo.
-¡Suéltame pedazo de idiota!-le chillé.
-Y ¿si no quiero?
-Suéltala-apareció Carlos por detrás y le dio un puñetazo en la cara. El chico se cayó-Como te vuelva a ver cerca de ella el golpe que vas a llevarte será más grande que este-le advirtió.
El chico salió corriendo. En realidad era un gallina.
-¿Estás bien?-me preguntó Carlos mientras se acercaba a darme un abrazo.
-Sí, gracias a ti.
Estuvimos abrazados durante unos segundos. Desayunamos y nos dirigimos hacia el ayuntamiento; aunque en realidad, no íbamos a ir allí.
¡El puerto otra vez!
Carlos llevaba una cesta de picnic, entonces supuse que nos íbamos de picnic. Alquilamos una barca. ¡Menuda aventura! ¡Nos íbamos a la isla de Santa Clara!
Carlos remaba mientras yo disfrutaba del paisaje. Aproveché y saqué fotos.
-Este sitio es precioso-comenté-Y tú sigue remando que sino no llegamos ni en diez años-dije bromeando.
-¿Prefieres remar tu milady?
-No, gracias.
-Ya verás cuando lleguemos a tierra firme. Te vas a enterar.
Llegamos a la isla enseguida. No había casi nadie, lo que me alegraba aún más. ¡La isla para nosotros solos! (Tampoco es eso pero estaba demasiado emocionada).
-¿Qué vamos a hacer primero, mi marinero?-pregunté.
-Un paseo por la pequeña playa.
-No vamos a tardar mucho, la verdad. Es tan pequeñita...
Nos cogimos de la mano y empezamos a andar en la playa. Fui la más lista; me puse un vestido y en esa isla hacía mucho viento. A saber si saldría volando...
Estábamos teniendo mucha suerte con el tiempo porque no llovió ni un solo día.
-¿No hace un poco de frío aquí?-dije mientras me frotaba los brazos para calentarme.
-Toma mi chaqueta.
Carlos me dio su chaqueta y me abrazó para que entrara en calor. ¡Cada día me gustaba más!
Unas chicas que estaban allí nos sacaron una foto juntos; parecía una luna de miel.
¡Ojalá tuviera una algún día!
Subimos por un camino y llegamos a una casita. Estuvimos allí un ratito, quería ver las vistas desde un telescopio que había. De repente, Carlos se puso delante y me dio un susto de muerte.
-¡Tonto!
Él solo contestó con una sonrisa y yo no pude evitar reírme.
-¿Alguna vez podrás perdonarme?-preguntó mientras me daba un beso en la frente.
-Ya veremos-me reí.
Bajamos para encontrar un bonito sitio para el picnic.
ESTÁS LEYENDO
Amor de Foto
RomanceDespués de dos duros días de trabajo, Paula, una chica joven, soñadora y con ganas de encontrar el amor, decide tomarse unas vacaciones en una ciudad que no conoce de nada. Allí vivirá nuevas experiencias y pasará una semana estupenda. ¿Encontrará p...