Capítulo XXVIII

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Suga chasqueó sus dedos y abrió su mano en la espera. Cuando ningún libro llegaba a su mano alzó su cabeza de los cuatro libros abiertos a su alrededor, los cuales leía rápidamente.

Frunció el ceño y volvió a chasquear sus dedos, ahora mirando fijamente los libros que quería pero estos seguían sin moverse.

Frustrado movió los libros a su alrededor y fue directo a aquel, llevaba horas en aquella biblioteca personal y ya había leído casi todos sus libros, solo le faltaban los de aquella estantería.

Poso su mano sobre un libro y lo jaló, el libro se inclinó hacia atrás junto a cinco más, luego volvieron a su posición y se escucho como unos engranajes antes de que el mueble cayera hacia abajo, dejando a la vista otra entrada.

—¿Qué mierda...? —susurro cuando las puertas lentamente se abrieron ante él.

Llamas negras aparecieron en las palmas de sus manos mientras se adentraba sin más, como si siempre hubiese sabido de la existencia de esa habitación oculta.

Fue hasta el centro de la habitación, la cual se veían libros por doquier. Un tragaluz iluminaba la habitación extrañamente a pesar de estar a metros de profundidad.

—No estamos a metros de profundidad, es como otra dimensión —explicó aquella voz que se le hacía muy familiar.

Una silueta apareció cargando un libro entre sus manos.

—Tú... —susurro apagando el fuego de sus manos, masajeando sus sienes. Un dolor atravesó su cráneo brevemente—. No es verdad.

—Oh, claro que lo es, pero parece que aún no entiendes.

—¿Entender qué?... J-hope —observo al de cabello anaranjado.

—El tiempo se acaba, Yoongi —respondió con una mueca.

—Tu debes de saber la verdad —gruño acercándose al contrario con enojo.

—La sé, pero temo que si te la rebelo no entenderás —respondió apareciendo atrás del demonio.

—Solo dime por qué los arcángeles quieren matar a Jimin.

—Ellos no quieren matarlo —negó con un suspiro—. Solo no quieren que recuerde.

—¡¿Qué cosa?!

—Aunque el tiempo se acabe, aún no es tu tiempo, o vuestro tiempo.

—¡Escúchame maldito! ¡No dejaré que maten a Jimin! ¡Tienes que decirme que fue lo que olvidó! —grito lleno de rabia en su interior.

Hoseok suspiro y se acercó a la puerta.

—Solo te diré que, Jimin no es el único que debe recordar —terminando esa frase, Suga apareció fuera de la habitación, de vuelta en su propia biblioteca, al medio de esta.

El demonio gruño de frustración, volviendo a tirar los libros para encontrar aquella habitación pero sin éxito.

"Cuando recuerdes, vuelve aquí, te ayudaré con Jimin"

Susurro esa voz que resonó en toda la habitación.

—¿Qué se supone que debo recordar...? —pregunto observando sus manos.

Jimin.

Algo le pasaba a Jimin.

Algo le pasaba a Jimin

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El Omega del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora