También hay cargadores y balas por todos lados. Grace está cargando una metralleta y se la pasa a Alex, hace lo mismo con otras cuatro. Y se las da al par de chicos, que reconozco como Kyle y Dylan. Amigos de Grace a los que no había visto desde hace mucho.

También le pasa una a Seth y otra a Evan. Los miro sorprendida.

-Para defendernos.- aclara Grace en un susurro. No me mira. Se ha puesto a cargar las pistolas.

-¿De dónde las habéis sacado?- susurro.

-Hace un par de años encontramos un camión del ejército, no había nadie y cogimos algunas cosas, al principio era para cazar, pero nos dimos cuenta que con los disparos llamaríamos mucho la atención, así que los guardamos por si acaso. Y ese por si acaso ha llegado.- me explica Dylan. Asiento aunque dudo que me vea.

-¿Qué hacías fuera?- me vuelvo hacia Evan, que se ha colgado la metralleta del hombro.

-Sabía que irías a la fábrica así que fui a esperarte, si hubieras entrado en la fábrica te hubieran disparado.- dice. Noto un escalofrío que me recorre todo el cuerpo.

-¿Quién se ha quedado en la fábrica?- pregunto. Grace me mira.

-Charlotte, Mark, Elisa, Jonny, Laura y David.- aprieto los labios. -No se creían esta historia, de la redada. Cuando he visto los soldados viniendo desde lo alto de un árbol, he bajado a toda velocidad y he avisado a todo el mundo, no nos ha dado tiempo de coger nada, ellos no han querido venir.- se encoje de hombros.

-Suerte que habíamos enterrado las armas lejos de la comunidad.- sonríe Kyle orgulloso, seguro que fue idea suya.

-Entonces...- me callo no sé que decir.

Aparece Natasha, una mujer de veintitantos, nos indica silencio susurrando un "se acerca alguien" Los chicos se ponen rígidos sobre sus armas. Y Grace me pasa una Desert Eagle. La conozco porque es una de las pistolas favoritas de mi padre. Me pongo nerviosa. Mentiría si dijera que nunca he sujetado una arma. Cuando tenía quince mi padre se empeñó a que aprendiera a disparar.

Lo dejé a los ocho meses porque me cansé.

Se oyen pasos, muchos pies pisando troncos y pisoteando las hojas secas. También se oye conversaciones por radio y walkie-talkies.

Alguien que se para delante de la entrada de la cueva. Evan coge con mas fuerza su metralleta y me doy cuanta que yo estoy haciendo lo mismo.

-Allí no hay nada.- se queja alguien- solo es una gran piedra, incrustada en una montaña.

-No lo entiendo.-la voz de una chica, que llora.-Dijeron que estarían aquí.-¡Charlotte! Todos no dedicamos una mirada.

-Traidora.- susurra tan bajo Grace que dudo que nadie la haya oído.

-A lo mejor hay algo detrás.- comenta alguien.

-¿Estás loco? ¿Cómo moveremos una roca de ese tamaño? No puedes fiarte se esta enferma.- se queja alguien.

-No me hagáis daño por favor.- suplica Charlotte.

-Callate.- grita alguien y se oye un golpe y algo que se desploma en el suelo.

Cierro los ojos con fuerza.

Noto como los chicos se levantan.
Grace en silencio empieza a pasarle las armas que sobran a todos lo adultos que puede. Kyle y Dylan hacen que los niños y adolescentes se queden apretujados en el agujero donde hace un rato estaban ellos.

Y todo el mundo que tiene arma queda delante de la entrada dispuestos a disparar al primero que aparezca delante.

Respiro hondo, con el labio inferior temblandome.

OASISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora