Capítulo 21

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Caden la miró sorprendido, era de esperarse que Venus reaccionara de aquella manera

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Caden la miró sorprendido, era de esperarse que Venus reaccionara de aquella manera. Y en parte, se ponía en el lugar de ella.

—Entiendo tu postura, pero entiéndeme a mí también. Begoña es difícil, y hará lo que sea para no divorciarse de mí.

—Puedes presentar una denuncia por abandono de hogar y ella tendría las de perder, no es tan difícil. A mí me parece que no quieres enfrentarla.

—Quiero divorciarme cuanto antes de ella.

—Entonces, actúa como un hombre. Cuando tengas buenas noticias, sabes dónde encontrarme —le respondió y le abrió la puerta de entrada.

—¿Me echas?

—No. Te invito a irte.

El hombre volvió a asombrarse cuando su novia lo echó del departamento. Él haría lo que estuviera en sus manos para poder librarse por siempre de su esposa y así poder formar algo con Venus.

Caden había vuelto a su casa, donde lo esperaba su padre.

—¿Papá, qué haces aquí?

—He venido a visitarte.

—Y a llenarle la cabeza a Venus, ¿verdad?

—¿De qué hablas, hijo?

—No me engañas, papá. Ella me ha contado lo que le has hecho.

—Era de esperarse que una mujer como ella te dijera tales cosas.

—Me lo ha contado solo porque confía en mí.

—¿Acaso no te das cuenta que es una mujer de poca calaña?

—Papá, ya deja de joderme.

—Estás tan embelesado con ella que no te das cuenta que Begoña es la que importa aquí.

—¡Papá! ¡Me divorciaré de Begoña, te guste o no! —le gritó—. No tienes idea de lo insoportable que me eres, con las cosas que debo hacer porque a ti se te antojan, hace más de un año dejé de amar a Begoña, sin embargo por imbécil terminé casado con ella, solo porque a ti se te antojaba que estuviera en la firma de arquitectura de su padre.

—Bueno, no ha sido tan así —quiso excusarse con su propio hijo.

—¡Sí! ¡Así mismo fue! No hagas que te conteste mal. Siempre te metiste donde no debías, siempre hurgando mis cosas por miedo a que las hiciera mal, ¿y qué si las hacía mal? Por lo menos aprendía, y lo volvía a intentar. Y espero que no pierda a Venus, de lo contrario, tú serás el único culpable. Sé bien que debo divorciarme de la arpía que tengo por esposa, y lo haré, te guste o no, quiero ser feliz, y tú me bloqueas el camino.

—Solo quiero que tengas éxitos a lo largo de tu profesión, y quiero que seas feliz.

—Lo haré, pero con Venus. No con Begoña. Fue muy bajo lo que le has hecho a Venus, ¿ofrecerle dinero para que se vaya de mi vida? —le dijo y este no supo qué decirle—. Ni siquiera intentes darme una explicación, porque no servirá de nada. Tu esposa, o sea mi madre, era tu secretaria también, ¿te hubiera gustado que tu padre le ofreciera dinero para que se vaya de tu vida? La hiciste sentir como una basura y mujerzuela, si así la consideras, así consideras también a mamá.

La Secretaria ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora