Capítulo 1: Año nuevo, vida nueva

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Antes de marcharnos fuimos a visitar la tumba de papá. Ya hacía cuatro años que murió, yo tenía sólo trece. Supongo que fue por aquel entonces cuando comencé a meterme en peleas. Nuestra vida cambió mucho, tuve que buscar un trabajo después de la escuela para ayudar a mamá en casa así que estaba muy estresada. Supongo que no es la mejor forma pero la verdad es que peleando me sentía mejor. Tampoco soy alguien que haga amigos con facilidad pero gracias a las peleas conseguí hacer unos pocos, salíamos a beber y a peleanos con otros chicos, sé que no es la vida que se supone que deba llevar una estudiante de secundaria pero yo estaba contenta. Ahora todo eso va a cambiar. El nuevo novio de mamá (no me gusta decir que es mi padre) parece que tiene bastante dinero así que no tendré que trabajar por las tardes. Aun así tengo que despedirme de los chicos ya que a partir de mañana viviré en otra ciudad e iré a otro colegio. A decir verdad no sé si estoy conforme con esto, pero por primera vez en cuatro años mamá parece contenta y no quiero estropearlo.

Cuando volvimos los chicos estaban esperándome junto al camión de la mudanza, mamá subió a recoger las últimas cosas y yo me quedé abajo para despedirme de ellos.

-¡Jefaaa!- dijeron llorando mientras me abrazaban.

-¿Seguro que vas a estar bien?- me preguntó Haru.

Haru era por así decirlo mi mano derecha. Era un chico alto y fuerte y también era mi mejor amigo.

-No os preocupéis, todo va a estar bien, cuando ya estemos instaladas podréis venir a verme, a fin de cuentas no está tan lejos.

Los chicos prometieron venir a verme en seguida, mamá bajó con la maleta y me metió prisa para que subiera al coche.

-Bueno ya me voy, cuidaros vosotros también- les dije sonriendo, me había prometido a mí misma que no iba a llorar.

Me metí en el coche con mamá mientras ellos lloriqueaban, realmente los iba a echar de menos. A pesar de que todos parecían unos gamberros eran buenos chicos y los quería mucho.

Saludé con la mano mientras el coche se alejaba y le sonreí a mamá. Íbamos a empezar una nueva vida juntas y ella parecía bastante ilusionada.

-Nos quedaremos en casa de la abuela esta semana- me dijo- Will no llegará hasta el viernes, está fuera por negocios.

Yo asentí. Will era el nuevo novio de mi madre, aunque quizás nuevo no fuese la palabra correcta. Por lo que sabía ellos habían salido juntos en el instituto hasta que mamá conoció a papá y se fue a vivir con él. Will estaba divorciado y tras la muerte de papá, vino muchas veces a casa a intentar animarla hasta que al parecer se enamoraron de nuevo. Supongo que era una historia bonita.

Tardamos casi dos horas en llegar por culpa del tráfico, yo estaba un poco feliz por ver otra vez a la abuela, había pasado tiempo desde la última vez. Tenía preparada mi comida favorita y había invitado también a mis tíos a cenar. Fue agradable poder estar con la familia de nuevo. Después de la cena mi madre se quedó charlando y contándoles cómo Will le había propuesto que se casasen y yo me fui a la cama. Mañana empezaba en mi nueva escuela y quería estar descansada para enfrentarme a lo que fuese.

A la mañana siguiente me levanté temprano y me vestí, no me gustaba nada que tuviese que llevar uniforme. En mi anterior escuela no era obligatorio, pero lo peor era la falda, no me ponía falda desde que era pequeña. En mi armario sólo había pantalones de chico y camisetas holgadas. No había otro remedio. Me despedí de mamá y de la abuela y me fui al colegio. Estaba bastante nerviosa, por lo visto Will me había matriculado en un colegio para niños ricos. Mi madre estaba muy feliz ya que era el mejor de la zona en cuanto a nivel de estudios pero yo estaba segura de que no podría encajar allí. Cuando llegué me quedé alucinada. Realmente era enorme. Los jardines estaban bien cuidados y llenos de flores exóticas, había fuentes con hermosas esculturas y numerosos bancos de madera. Entré en el edificio un poco intimidada, por dentro, era amplio y luminoso. “Nada que ver con mi anterior escuela” pensé. Llegué hasta mi clase y me senté en un sitio libre junto a una ventana. Nadie parecía reparar en mí. “¿Qué debería hacer?” no se me daban bien éstas cosas. Me había transferido en mitad del curso y obviamente todos los grupos ya estaban hechos. Vi a varias chicas hablando de ropa y maquillaje detrás de mí pero ni tan si quiera intenté unirme, yo no sabía nada de eso. También había otro grupo enorme en la otra esquina. Varias chicas rodeaban emocionadas a un grupo de tres chicos bastante guapos. El rubio parecía tontear con todas y ellas le seguían el juego ilusionadas. Los otros dos, uno con el pelo castaño y otro moreno y con los ojos azules sólo observaban la escena riendo. Yo no entendía que tenía de bueno un tío que jugaba así con las chicas. Suspiré y miré por la ventana deprimida. Definitivamente no iba a encajar en esa clase.

Estoy enamorada de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora