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Se despidieron en la puerta con un fuerte abrazo, el rubio agradeció infinitamente a su amigo por haberlo escuchado y consolado por tanto tiempo, éste simplemente sonrió para luego retirarse.
Con los ojos rojos e hinchados, el menor respiro profundo y entró a su casa, buscó por todos lados a su hermana, al parecer se había ido. En la cocina, encontró una nota, al parecer era la letra de su hermana. "Me surgió algo de último momento, siento dejarte solo cariño :( escribeme si necesitas algo, te dejo dinero en el estante, besos.♡
Suspiró algo triste pero aliviado, no soportaría contar todo de nuevo, además no quería preocupar a su hermana, tenía muchos problemas, así que decidió guardarlo en secreto y contarlo sólo cuando sea necesario.
Se dirigió a su habitación, arrastrando los pies, estaba cansado, solo quería llorar y dormir por horas, luego de estar mirando a la nada por unos minutos, sacó su teléfono, marcó el número de Min, esperando que no esté muy lejos de su casa.

— ¡Bienvenido, gracias por venir! — Jimin recibió muy emocionado a Yoongi, por más triste que esté, cuando estaba junto a él, era 10% más feliz. Se miraron sonrientes, lastimosamente, la felicidad del pequeño se derrumbó en segundos, abrazó a su hyung lo más fuerte que pudo, tratando de no llorar, éste decidió moverse un poco hacia dentro para cerrar la puerta. Tomó las piernas del chico para poder cargarlo, lo llevó hasta su habitación y lo recostó en la cama. Se sentó en la punta, esperando a que se calmase. — L-lo siento, no quería llorar tan rápido, quería que hagamos cosas divertidas juntos, pero siento tanta vergüenza, rabia y tristeza. — Interrumpió lo que estaba diciendo para envolverlo en un cálido abrazo, esperó que llorase más desconsoladamente, pero para su sorpresa, su respiración se tranquilizó al igual que sus lágrimas. Al parecer estaba avanzando más rápido de lo esperado.

— Tranquilo, esa chica no merece tus lágrimas, eres muy valioso, hermoso e inigualable, Jimin. Tú puedes superar eso, así que ven, hagamos cosas divertidas, estoy para servirte. — Esbozó una sonrisa tímida, antes de levantarse, recibió un tierno besito en el cachete. Trató de ocultar su felicidad con una expresión sorprendida. — Mochi, yo... — No dejó que terminase, tomó la mano de su mayor y fueron a la cocina. 

— Hyung...¡Esto está delicioso! — Estaba sorprendido por las habilidades que tenía para cocinar. — ¿Dónde aprendió a hacer esto? Debe darme la receta... — Mientras comían, estaban viendo una película, ambos estaban en un buen estado anímico, se complementaban bastante. Gracias a la vida, el pelinegro consiguió relajar lo máximo posible a su querido.

Ya era bastante tarde, eran como las 02:00 a.m, no sabía si irse o quedarse, el menor estaba embobado viendo un punto fijo, no sabía lo que podría estar pensando. Este suspiró para luego mirarlo con una sonrisa. Lo invitó a pasar la noche, no quería que le sucediera algo malo. El pálido aceptó, ambos se dirigieron a la habitación de invitados, le dio una ropa de cambio para que durmiese cómodo. Apenas se despidieron, buscó su celular, debía avisarle a su hermano que el plan iba mejor de lo esperado, debían mejorar su táctica. 
Eran las 3 de la mañana y continuaban hablando, pero un ruido interrumpió todo, algo confundido, se levantó a ver qué sucedía, encontró Jimin y su hermana discutiendo en la cocina, antes que pudieran notar su presencia, se devolvió  a su habitación, cortó la comunicación con su hermano y trató de dormir, luego de varios minutos, la puerta se abrió, volteó a ver quién era, con un mohín, recibió nuevamente a su bolita de arroz, tuvo que consolarlo una vez más, de tanto llorar, se quedaron dormidos fundidos en un abrazo.

Desgraciadamente, la alarma los despertó 4 horas después, desayunaron juntos pero no podrían ir a la universidad desde allí, ya que el mayor debía buscar sus libros, cambiarse de ropa, entre otras cosas. Se despidieron, rápidamente buscaron sus cosas y salieron de sus casas, el bus estaba por pasar, llegarían tarde si no lo tomaban ya.
En la parada se encontraron a Taehyung y Jeongguk, al parecer el día empezaba bien o al menos eso pensaba el rubio, el pálido había planeado algunas cosas no muy agradables para la tarde.

“Eres una zorra, ¿Quién te crees para meterte con mi novio? Eres un maldito, Park.”

“¿Acaso te encantan las sobras? No esperaba esto de ti, eres una putita.”

Luego de la clase de deportes, Jimin encontró muchas notas parecidas en su casillero, no entendía de quién estaba hablando ni quién las había dejado ahí.
Un fuerte golpe lo sacó de sus pensamientos, no tuvo tiempo de reaccionar, pues una cachetada lo distrajo, "eres una puta" fue lo último que escuchó antes de ver partir a esa silueta femenina.
Todos a su alrededor lo miraban extrañados, algunos con asco.
Sin entender aún qué había pasado, corrió al baño, miró su cara, estaba roja al igual que sus labios, no aguantó el llanto, encerrándose en un cubículo, empezó a llorar. No comprendía cómo de repente las cosas parecían ir cada vez peor para él, estaba cansado, sus ojos no lograban desinflamarse.

Luego de unos 10 minutos, salió, se lavó la cara y fue a su siguiente clase, esperando no recibir más insultos o malas miradas, se sentó al fondo, ignorando todo ruido o comentario, al parecer el rumor no tardó en expandirse, solo quería ir a su casa para quedarse en su habitación todo el tiempo posible, allí se sentía seguro.

Luego de dos clases más, dos horas que parecían eternas, fue a paso rápido a su casa, saludó a su hermana, pasando de largo, cerró su puerta con llave.
Con la mente abrumada, se acostó en su cama, llorando amargamente.
Su mente no era capaz de pensar en cosas buenas, él solamente quería dejar de pensar, por ende, cayó en un profundo sueño.

“Pronto estarás bien, no te preocupes, cariño mío.”

Serás mío, cariño. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora