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Ah, sí.

Ahora recordaba por qué había accedido a semejante parafernalia. Se giró lentamente, sus músculos relajándose, la comisura de sus labios elevándose en su rostro inconscientemente en una sonrisa natural, llena de felicidad y docilidad. Incluso parecía que el ambiente había cambiado en una fracción de segundo cuando la dulce voz de su shijie se había dejado oír a sus espaldas.

Estaba tan hermosa como siempre; resplandeciente, con su cabello recogido y el júbilo recorriendo cada una de sus facciones. La sonrisa en su rostro también era brillante y sincera, y Wei Ying pudo ver un pequeño destello de lágrimas formándose en sus ojos. Estaba conmovida, quizás porque en lo más profundo de su ser, YanLi pensaba que realmente su hermano del alma no asistiría a aquella cena a la cual ella - si bien había hecho un gran esfuerzo por llevarla a cabo - le restaba importancia.

Todo - todos - habían accedido a aquella reunión sólo por aquello: su sonrisa, su felicidad. Shijie realmente se lo merecía.

—Te dije que vendría.- fingió un tono de indignación mientras se acercaba a ella, aún con la sonrisa imposible de borrar.


La abrazó fuertemente, casi levantándola en el aire. Su risilla contenta llenó sus oídos, cautivándolo y aflojándolo un poco más. La presencia de Jin Zixuan, los problemas con Jin Ling y la violencia de Jiang Cheng de repente se esfumaron, como si se hubiesen alejado kilómetros enteros. Sólo podía sentir la presencia reconfortante de Lan Zhan acercándose a ellos. No podía pedir más.

—A-Xian, déjame saludar a Lan WangJi, por favor.

—No quiero.

—Suéltala.


Giró el rostro hacia Jiang Cheng; ambos echaban chispas por los ojos mientras soltaba a su shijie y ésta saludaba formalmente a Lan Zhan. La intensidad de miradas prosiguió hasta que YanLi golpeó suavemente el brazo de Wei Ying, llamando su atención.

—Este...- su sonrojo le indicó que quería decir que no se animaba a exteriorizar, y eso preocupó un poco a Wei Ying.

—Dime, shijie.

—Toma. Lo trajeron ellos.


Jiang Cheng le extendió la canasta que sostenía inútilmente entre sus manos a su hermana, quien parpadeó varias veces hasta comprender lo que sucedía. Tomó lo que su hermano le alcanzaba, observando la canasta como si nunca antes hubiese visto algo parecido.

—No se hubiesen molestado, de verdad. Hay comida para varios días.

—No alcanzará. Hace días que estoy en ayuno estricto justamente esperando tu comida, shijie.

— ¡A-Xian!

—Habla con la verdad.- la voz grave de Lan Zhan se dejó oír, captando la atención de su pareja. Le causó gracia porque lo había dicho en tono recriminatorio, para que constase que él lo había intentado forzar a la comida.

—Deja de mirarlo así.- Wei Ying frunció los labios en gesto despectivo hacia Jiang Cheng, quien le devolvió el gesto, aparentemente asqueado.

—Bueno, hoy recuperarás los días perdidos.- YanLi lanzó una mirada de advertencia hacia su hermano, comenzando a desandar el camino hecho por el corredor contrario por el que había desaparecido su esposo.- ¿ A-Xuan?

—Ya viene, fue a buscar a tu hijo.


Jiang Cheng miró a Wei Ying quien no contradijo sus palabras. La mentira se volvía cada vez más grande, como si quisieran jugar una competencia a ver quién desvelaba todo aquello.

Amores complicadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora