El indeseable

46.7K 6.9K 7.5K
                                    





...


V E I N T I C U A T R O

»Inserte sintoma del trastorno de identidad disociativo aquí. La autora se quedó sin fuentes :(


...








—Tu cabello es muy bonito.

Adam examinaba un mechon del oscuro cabello de Casey.

Había entrado a la habitación hace unos segundos y ahora se encontraba de pie frente a la chica que, vale decir, seguía amarrada a la silla y a diferencia de la última vez que la vio, tenía los ojos vendados.

—Pero está muy laaaargo —dijo a la vez que deslizaba su mano hasta el final de su cabello.

Casey sintió que retiraron la venda que cubría sus ojos y lo primero que observó fueron unas tijeras que se veían afiladas en la mano del castaño.

—¿Puedo cortarlo? —preguntó de forma inocente.

Casey no respondió y asintió con decepción, dejando caer su cabeza hacia abajo nuevamente.

—¿Qué sucede? —cuestionó Adam.

—Pensé que ibas a soltarme.

—Lo haré si me das un beso.

Casey abrió los ojos con sorpresa y volvió a posar su mirada confusa en el castaño. Estaba segura de que estaba hablando con Adam, pero eso había sonado como Matt.

—¿Qué tal? ¿Me escuché como él? —cuestionó ocultando una risa— Eres linda hasta cuando te asustas. Tranquila, te desatare gratis.

Adam rodeó la silla y llevó una mano hacia los amarres de sus brazos. Como supuso estaban demasiado ajustados, así que haciendo uso de las tijeras, cortó las vendas que sujetaban sus brazos, tobillos y la que rodeaba su cintura.

Casey sintió que volvía a respirar con normalidad y le agradeció al castaño, quien guardó las tijeras en su bolsillo.

La chica observó su largo cabello caer hacia adelante y accedió en dirección a Adam.

— Puedes cortarlo si quieres.

El castaño asintió con un brillo de emoción en sus ojos, pero esa emoción fue sustituida al ver las franjas rojas que quedaron en la piel de Casey y se transformó en preocupación al darse cuenta de la delgadez de la chica.

—Lo haré luego —habló mientras se dirigía a la salida— Iré a traerte comida.

...


Adam estaba sentado frente a Casey en la cama. Había traido un cuaderno que reposaba a su lado y tenía un pequeño recipiente, con lo que parecía helado, en la mano.

—¿Quieres helado? —ofreció llevándose una cucharada del mismo a la boca.

Casey negó con la cabeza mientras comía de la bandeja, que le había traído el castaño, como si no hubiera un mañana.

La mente del Psicópata © [Trastornos 1] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora