Cap. 42 - ¿Qué es lo que quieres?

227 8 17
                                    

*Narra Rebeca*

La semana pasó lentamente. No había salido mucho de casa por el simple hecho de que tenía estudiar para los exámenes, por lo que eso me había mantenido ocupada durante toda la semana. Eran las seis de la mañana de un viernes frío y lluvioso. Me había levantado temprano para repasar los últimos puntos del tema, antes del examen. Me hice un moño bajo y me senté en mi escritorio.

Cuando me dio por mirar el reloj, eran casi las siete y media. Cerré el libro de golpe y corrí hasta el baño para darme una ducha rápida. Dejé que el agua liberara el estrés que había en mi mente debido a los últimos días, y diez minutos después, salí de la ducha. Me vestí y entré de nuevo al baño para arreglar mi pelo. Volví a hacerme un moño bajo, sólo que esta vez, lo hice mejor que antes.

Guardé todos los libros necesarios en mi mochila y cogí mi móvil. Abrí la puerta de la habitación mientras revisaba los mensajes que me había enviado mi madre. Pasado mañana vendrían de Alemania, por lo que tendría que pasar la noche aquí el sábado. Bajé las escaleras y entré en la cocina para comer algo.

Cogí unas galletas y un vaso de zumo de piña y me senté en la mesa. Cuando terminé de desayunar, fregué mi vaso y salí de la cocina. Cogí mi mochila del recibidor y comprobé mi reflejo en el espejo por última vez antes de salir por la puerta. Metí mis manos en los bolsillos de mi abrigo y caminé a paso rápido hasta el instituto. Agradecí llegar un poco antes para no tener que soportar a toda la gente por los pasillos. Guardé la mochila en mi taquilla y me dirigí hacia la clase que me tocaba.

***

La mañana se me había pasado rápidamente. Estaba saliendo de mi clase de Sociales un poco más tarde de lo normal. Era el último examen de la semana y la verdad es que me había salido bastante bien. Caminé hasta mi taquilla y cogí la mochila. Me dirigí a la salida del instituto y vi que aquello estaba desierto. Suspiré y me fijé en que había un coche esperando en la puerta. Caminé fuera del recinto y me sorprendí al ver a Louis allí. Bajó la ventanilla del coche y se estremeció al sentir el frío en la cara.

- Louis: Sube - dijo mirándome.

- Rebeca: Puedo irme andando..

Por la forma en la que me miró cuando dije eso, supuse que debía hacerle caso. Rodeé el coche y abrí la puerta del copiloto. Me estremecí debido al cambio de temperatura y Louis me miró un momento.

- Louis: ¿Tienes frío?

- Rebeca: No, yo.. - se me hacía difícil hablar porque no sabía qué decir - Estoy bien - susurré.

Noté como giró la pequeña rueda que indicaba la temperatura y a los pocos segundos, el coche estaba más caliente. Me acomodé en el asiento y cerré los ojos. Me pesaban demasiado como para tenerlos abiertos, y además, estaba bastante cansada después de toda esta semana.

***

Abrí mis ojos lentamente y parpadeé un par de veces para acostumbrarme a la luz. Divisé una figura sentada a mi lado y me froté los ojos para distinguirla mejor.

- Rebeca: ¿Cuánto tiempo llevo dormida?

- Louis: Sólo un par de horas. Te he traído algo para que comas, supongo que tendrás hambre.

- Rebeca: En realidad no tengo nada de hambre.

- Louis: Tienes que comer algo. No has comido nada al mediodía.

- Rebeca: No me apetece - dije mientras cerraba los ojos de nuevo - ¿Estabas viendo cómo dormía?

- Louis: Yo..um..sí - dijo algo nervioso - Pareces un angelito mientras duermes - dijo riendo.

- Rebeca: Oh, claro que no - reí con él.

Nuestras risas llenaron la habitación unos minutos y luego él dejó de reírse y adoptó una expresión seria.

- Louis: Lo siento - dijo mirándome.

Dudé un momento pero luego descubrí a qué se refería.

- Rebeca: No importa, yo fui quien te provocó.

- Louis: Aún así no merecías que te hablara como lo hice. La ansiedad es un efecto secundario del tabaco, por eso estoy..intentando dejarlo.. - dijo mirando hacia la pared.

- Rebeca: Oh.. - fue lo único que pudo salir de mi boca.

Quería preguntarle si lo que dijo el otro día sobre lo de salir conmigo, lo decía realmente en serio, pero no estaba segura de poder soportar la respuesta si decía que no. Las palabras salieron de mi antes de que pudiera controlarlas.

- Louis: Dime - dijo fijando su mirada en mí.

- Rebeca: No he dicho nada - dije haciéndome la tonta.

- Louis: Oh, venga ya. Ibas a decirme algo.

- Rebeca: No - mentí.

- Louis: ¿Sabías que mientes muy mal? - dijo acercándose a mí, más de lo que yo tenía previsto - Venga, dímelo - dijo mientras recogía un mechón de pelo detrás de mi oreja.

- Rebeca: No puedo - dije mientras agachaba la cabeza.

Su mano se aferró suavemente a mi barbilla y la levantó con cuidado. Sus grandes ojos azules me miraban fijamente, y luego esbozó una pequeña sonrisa antes de hablar.

- Louis: Pregunta lo que quieras. No pierdes nada haciéndolo.

Puedo perderte a ti si tu respuesta no es la que espero.

- Rebeca: Tú.. - empecé - dijiste que.. - mordí mi labio inferior para controlar mi nerviosismo - que.. - me estanqué en esa palabra sin saber cómo seguir hablando.

- Louis: ¿Qué dije? - dijo mirando mi labio inferior preso entre mis dientes - ¿Sabes lo que causas con eso, verdad? - dijo señalando mi labio con una sonrisa burlona.

Asentí con la cabeza mientras pensaba maneras de formular la pregunta sin trabarme con ninguna palabra.

- Rebeca: Dijiste que..querías ir en serio.. - hice una pequeña pausa - conmigo.. - dije en voz más baja mientras me arrepentía de haberlo dicho.

- Louis: Sí, lo dije - dijo con una pequeña sonrisa - Y no es mentira, si es lo que estas pensando.

Le miré algo nerviosa, aunque aliviada a la vez. No esperaba que dijera eso.

- Louis: ¿Que es lo que quieres tú? - preguntó con una pequeña sonrisa.

- Rebeca: Yo.. - susurré.

Le miré con nerviosismo mientras colocaba mis pequeñas manos alrededor de su cuello. Me sonrió y le acerqué más a mí, hasta que sólo unos escasos centímetros de distancia podían separarnos.

- Louis: ¿Quieres que te bese? - susurró cerca de mi oído.

Asentí despacio con la cabeza y noté su sonrisa mientras miraba mis labios antes de depositar un suave beso sobre ellos. Esta vez fue diferente a las demás veces. Antes me había besado con más fuerza que ahora, pero este era un beso lento y delicado, como si me fuese a romper por su contacto. Cuando se apartó para dejarme coger aire, dejó otro beso en mi frente antes de volver a mirarme.

- Louis: ¿Entonces qué es lo que quieres? - dijo mientras jugaba con un mechón de mi pelo.

- Rebeca: Quiero estar contigo - dije mientras acariciaba su cuello con mis manos.

Él sonrió de nuevo y me agarró de la cintura para subirme encima suyo. Me acarició toda la cara con sus suaves dedos, y yo sonreí cuando empezó a acariciar mis labios. Acerqué mi cara a la suya, hasta que nuestras frentes se tocaron, y después volví a juntar nuestros labios de nuevo, formando ese contacto tan especial que sólo nosotros dos teníamos.

Beside you (Louis Tomlinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora