Pure Lie//Overhaul [T1]

Capítulo 20

Capítulo 20

El otro lado del infierno

El infierno existe, esta aquí, escondido tras una gran casa tradicional japonesa. Tal vez no es como lo imaginarías, no hay fuego, ni lamentos y mucho menos suciedad; en este infierno reina un lucifer que en vez de tridentes tiene guantes y máscara, un lucifer al que es conveniente no molestar en lo absoluto a menos que desees acabar 5 metros bajo tierra junto a todos los que osaron rebelarse contra él, el nuevo, y joven, líder de los ocho preceptos de la muerte, Kai Chisaki, o mejor conocido, Overhaul.

Fue un largo viaje de regreso a aquella gigantesca organización, sentía todo su cuerpo pesado y agotado al haber exigido de más a su kosei, pero todos aquellos efectos secundarios los sintió una vez debió bajar del coche y ponerse de pie -Sin dudas estás destruida- suspiró el albino pasando el brazo de la joven por sus hombros y la tomó por la cintura, para así lograr un firme agarre y ayudarle a mantenerse de pie.

-Realmente tienen un fetiche por las máscaras de la peste eh- le respondió de mala gana la joven observando a todas las personas que pasaban por ahí, el sujeto que anteriormente les había abierto la puerta saludó al Yakuza con un movimiento de cabeza y él lo devolvió.

Lo primero que lograba observarse al ingresar en aquel lugar era un gran jardín japonés, habían árboles e incluso flores muy lindas, todo lo contrario a lo que uno podría pensar de una organización Yakuza como lo eran Los ocho preceptos de la muerte, el interior del edificio no era muy distinto al exterior, en ambos se podía apreciar una excesiva limpieza pero aun así se mantenía el cálido y extrañamente acogedor estilo japonés a pesar de esconder tantos secretos detrás de sus puertas.

El Yakuza albino la guiaba por los cientos de pasillos de aquel lugar mientras le explicaba algunas reglas que sin dudas ___(Tn) no escuchó, estaba demasiado agotada.

Cuando menos lo notó habían ingresado por el pasadizo hacía la zona subterránea -¿Iremos a ver a Kai?- preguntó observando de reojo a las personas que comenzaban a seguirles a una distancia prudencial a medida que iban acercándose a la oficina del líder de los preceptos, a la mayoría de ellos lograba reconocerlos de simple vista al haberlos visto en su casa, pero no mucho más -Sabes que no debes llamarle así- le recordó Kurono y asintió en respuesta a su pregunta -Lo sé, lo sé, si le llamo así se enojará- 

Había perdido la cuenta de cuanto tiempo llevaban caminado, pero cuando por fin llegaron a la puerta de aquella oficina el albino dio tres suaves golpes en la misma y solo ingresaron una vez se escuchó el aviso de que podían. Overhaul nunca había tomado importancia al aspecto de su oficina, que esta se encontrara sumamente limpia era lo único que necesitaba, pero aún así estaba adornada con algún que otro mueble. Dos sofás de cuero se encontraban enfrentados y en medio de estos una pequeña mesa de café hecha con cristal los separaba, en una de las cuatro paredes el logo de Los ocho preceptos de la muerte era visible en un gran e impecable trozo de tela, casi como una bandera. 

Sentado en el sofá que tenía visión a la puerta de ingreso se encontraba él, vestía aquella característica ropa de tonos oscuros, su chaqueta verde y su máscara de la peste, su expresión era tranquila y eso logró generar un pequeño alivio en el pecho de la joven, quien suspiró una vez la dejaron cuidadosamente en el sofá frente al Yakuza.

-Veo que todo ha salido correctamente-

-Si por "todo ha salido correctamente" te refieres a que me descubrieron, entonces si, todo ha salido correctamente- respondió agotada mirándole, a lo el adulto solamente suspiró resignado, aquella reunión no duró demasiado, Chisaki simplemente quería escuchar todos los detalles de lo ocurrido y una vez obtuvo lo que quería ordenó a Chronostasis entregarle a la adolescente un cuarto en la residencia

-Será mejor que vayas amoldándote al estilo de vida que se lleva aquí, los preceptos se encargarán de ayudarte y supervisarte también-

-No necesito niñeras- respondió mientras el albino nuevamente le ayudaba a ponerse de pie -No es negociable- sentenció el ojimiel dando finalizada la reunión con la última palabra, la joven fue escoltada a su nuevo dormitorio donde por fin pudo tratar sus heridas y darse un buen baño -No es negociable- imitó al Yakuza -Que estupidez...-

Siempre creíste pertenecer al infierno... ¿Pero estás realmente consiente de lo que aceptaste?