—Cuando pienso en una aventura..., en algo divertido y apasionante que te pueda suceder de imprevisto..., pienso en ir a la playa un fin de semana..., una subida en mi salario por mi dedicación y empeño..., que me toque la lotería —Ethan apoyó las dos manos en la mesa dando un golpe—... ¡PERO NO SUELE PASÁRSEME POR LA CABEZA QUE ME AMENACEN CON ECHARME DE MI APARTAMENTO!
—En nuestra defensa diré que esa señora está amargada y tarde o temprano os habría echado igual de aquí, querido —dijo Freddie a una distancia segura y protegiéndose tras el marco de la puerta por si le lanzaba algo.
—Fred, ¿en serio esa te parece una buena defensa? —Brian arrugó la nariz sentado en el sofá.
—Podría decir que toda esta situación, incluyendo nuestra aparición en este siglo, está totalmente fuera de contexto y el desarrollo de acontecimientos no tiene mucha lógica —siguió Freddie estirando los brazos—. Pero no me toca mencionar eso ahora, cariño.
—En parte tiene razón —añadió John ignorando su último monólogo y centrarse en lo primero que había dicho—. Que nosotros estemos aquí no es más que un añadido para conseguir que os vayáis.
—Si no tenía esto, habría sido que las tuberías retumban en su casa cuando os ducháis o que usáis el suelo para andar sobre él —dijo Roger de nuevo sentado en el suelo acariciando a la perra.
—El caso es que es mejor vivir en la calle que cerca de esa bestia parda —agregó Mercury, tomando asiento en la butaca que ya había sido colocada en su lugar—. Pronto nos habría sacrificado a todos en la madrugada para colgar nuestras lindas cabezas en su pared.
—Pues que sepáis que vosotros cuatro también viviréis en la calle como no encontremos una solución —Maggie cruzó de la cocina al salón señalándoles con el dedo—. Esto es culpa vuestra, al fin y al cabo.
—¿Culpa nuestra? —preguntó azorado John.
Roger negó repetidas veces con la cabeza— ¡No tenemos la culpa de que viviérais al lado de esa cosa demoniaca!
—¡TENÉIS LA CULPA DE PASAROS EL DÍA DISCUTIENDO Y GRITANDO, PANDA DE IDIOTAS! —soltó Maggie con una ira nunca vista—. ¡POR SUPUESTO QUE QUIERE ECHARNOS, SOIS INSOPORTABLES!
—Si lo dices gritando no tienes mucho peso, cielo —resolvió Freddie, haciendo un movimiento con la mano. Brian le tapó la boca con un cojín para que no lo empeorara.
—Es más... La culpa no es vuestra. Es tuya —la chica se dirigió a su hermano esta vez.
—¿Mía? —Ethan, que había estado reflexionando todo ese tiempo, la miró con sorpresa y desconcierto.
—¡Tuya! Tú los trajiste. Tú los invitaste a quedarse. ¡Y AHORA ESTAMOS EN LA CALLE POR CULPA DE TU ESTÚPIDA HOSPITALIDAD! —gritó colérica.
—CÁLLATE, NO LE DEMOS MÁS RAZONES PARA ECHARNOS —respondió gritando su hermano.
—NOS VA A COMER A TODOS —añadió Roger, de nuevo gritando. Todos se le quedaron mirando con indiferencia. Carraspeó—. Perdón, me he dejado llevar por los gritos y creí que no lo oiríais.
—No creo que solucionemos nada gritando —Brian se puso en pie y se rascó la cabeza—. Si no podemos conseguir quedarnos aquí, tendremos que buscar otro sitio al que ir, ¿no es así?
Freddie se levantó también— Nos habéis ayudado desde el principio, así que ahora os ayudaremos a vosotros. Es lo menos que podemos hacer ahora que todo se está poniendo más patas arriba todavía, queridos.
—También nos estaremos ayudando a nosotros mismos porque no tenemos a dónde ir, pero haremos lo que podamos —añadió Roger rascándose la nariz.
—Le has quitado todo el matiz del poder de la amistad a lo que acaban de decir —le reprochó John.
El rubio carraspeó un poco— Fallo mío, olvidad lo que he dicho.
—Es un detalle, supongo —Ethan los miró con los ojos entrecerrados, aún preocupado.
—Es obvio que nos vais a ayudar —Maggie se giró a los cuatro—. Estamos juntos en esto ahora.
—¿Ves? Así queda mucho mejor —dijo John a Roger, estirando la mano y señalando a la chica.
—¡SOMOS UNA FAMILIA, AMIGOS! —gritó el rubio poniéndose de pie en un salto y estirando los brazos.
—Hora de buscar apartamentos en la inmobiliaria —Ethan encendió el ordenador portátil y comenzó a buscar.
—Yo voy a llamar a la dueña del piso y voy a convencerla de que nos deje quedarnos, tal vez consigo al menos un aplazamiento —Maggie agarró su móvil y fue a su habitación.
—... Creí que esto sería más emotivo —Roger se había quedado con los brazos en alto, esperando un abrazo colectivo que nunca llegó. John le consoló con una palmadita en la espalda.
—A ver, yo quiero ayudar pero —Freddie se puso la mano en la barbilla—... A quién pretendemos engañar, no tenemos ni puñetera idea de cómo se hacen las cosas en este siglo. ¿Cómo cachiporras vamos a ayudar en algo?
Roger estalló en risas estridentes que no logró evitar con la mano en la boca— Dime que no has dicho cachiporras.
—No lo había pensado... —añadió Brian con cierto terror, mientras Roger seguía riendo con fuerza.
—Ni siquiera sabemos cómo se alquila un apartamento ahora —John hizo una mueca de confusión, aguantando la risa por culpa del rubio.
Finalmente Roger se calmó un poco de risas tras un manotazo de Freddie y juntó las manos pensando— ¿Qué os parece si de momento hacemos unos sándwiches y té para todos?
—Buena idea —respondió Brian secundado por los otros dos.
—A veces puedes usar la cabeza bien, querido Roger —se burló Freddie, ofendido por haber sido objeto de mofa.
—... Cachiporras. Para ti no habrá sándwich.
Se fueron riéndose y oyendo las quejas de Freddie hacia la cocina.
—¿Debería irme a casa...? —se preguntó Sammy en voz alta, sentado en una silla en un rincón de la habitación.
—Van a hacer un montón de sándwiches, habrá de sobra —le comunicó Ethan sin levantar la mirada del ordenador.
—Ah, en ese caso... —Sammy asintió con la cabeza, asimilando el día tan extraño que estaba llevando.
—Tranqui, socio —Arthur, sentado en el suelo cerca de él, le aproximó su lata de patatas fritas—. Yo también estoy sobrando aquí. No veas el circo que tienen montado.
El dueño temporal de aquel apartamento le lanzó una mirada punzante— Tú a buscar también. O sino te vas.
—... Pero, los sándwiches —chasqueó la lengua—... Todo sea por los sándwiches. A ver si dejas de extorsionarme para que trabaje, ¿eh? Menudo amigo.
—Yo también ayudaré, no parece que os sobren manos —comentó Sammy carraspeando, aún asimilando la situación.
Ethan suspiró y meditó unos segundos— Espero no quedarme calvo por el estrés.
—¡Qué va, tío! —exclamó Artie sacudiendo la mano—. El vinagre de manzana viene muy bien para evitarlo, ¿lo sabías?
El moreno le tiró encima cosas que encontró a su alcance mientras gritaba algo ininteligible.

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KEEP YOURSELF ALIVE #4: Crossing the HOT SPACE! ♕
FanfictionCOMPLETA (spin-off de la saga KEEP YOURSELF ALIVE ♕) No es necesario haber leído las precuelas para entender los acontecimientos de esta novela. Recomendado leer en cuarto lugar, pero el orden es irrelevante para seguir la trama. // ¿Te imaginas...