Capítulo XXV: The Loser In The End

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—Muy bien... Que no cunda el pánico —murmuró Maggie tras guardar su móvil y aplastándose el pelo, justo como haría su hermano en una situación extrema.

—¿Qué hacemos con ella? —preguntó John con nerviosismo en la voz.

—Tenemos que abrir, ha tocado tres veces —Brian se colocó a una distancia segura de la puerta.

—Ya sabe que estamos aquí... —dijo en voz baja y aterrada Roger.

—¿Pero qué ocurre? —Sammy no entendía nada y permanecía observando a todos.

—Es la reina dragona. El terror de los siete mares. Una sanguijuela que exprimirá tu mente hasta que te duela —dramatizó una vez más Freddie—... Que alguien anote todo eso para alguna canción.

—Muy bien, tenemos que abrir —dijo finalmente la chica.

Roger la paró cogiéndole el brazo— ¿¡Está segura, capitana!?

—Podríamos caer en este asalto... —murmuró John.

—Permanezcan callados y sonrientes, pero no lo suficiente como para irritarla... No bajen la guardia, compañeros —Maggie cogió aire.

—A sus puestos, soldados —Brian se colocó en posición de anfitrión educado.

—El arte supremo de la guerra... es someter al enemigo sin luchar —Freddie se puso la mano en el pecho y se colocó a su lado. Martha desapareció en el salón, quitando su pelaje de la vista del enemigo.

—Tendría que haber llamado por teléfono antes de venir... —pensó en voz alta Sammy, sin saber a qué atenerse ni lo que estaba por suceder realmente.

Maggie miró a los muchachos por última vez y abrió la puerta sin vacilar. Allí estaba, con mirada penetrante y garras a punto de atacar.

—¡Señora Campbell! ¿Qué la trae por aquí? —dijo la chica con tono amistoso, en son de paz. La cara de la señora parecía volverse más iracunda a cada segundo.

No decía nada. Lo único que se oía era el ruido de la puerta en la primera planta indicando la entrada al edificio de algún vecino. Y más silencio incómodo. Alguien carraspeó, llevado por la frialdad de la situación. Y de nuevo, silencio. Entonces la señora Campbell soltó un bufido, como si de un toro enfurecido se tratara. Todos dieron un respingo y se prepararon para lo peor.

—No pienso tolerarlo más —dijo entonces la mujer en el tono más áspero y directo que fue capaz de transmitir.

—¿Tolerarlo...? —Maggie se pasó un mechón de pelo por detrás de la oreja y sonrió nerviosa—. ¿De qué está hablando, señora Campbell? Si la hemos importunado de algún modo, yo...

—Voy a tomar cartas en el asunto. Y voy a conseguir que os vayáis de este apartamento —se colocó bien las gafas y fulminó con la mirada a las seis personas que la observaban, atónitos—. Ya ha sido suficiente.

—¿Que nos vayamos? Pero... Señora Campbell, nosotros no...

—¡No quiero oír nada más! —gritó de forma inesperada con una voz demasiado aguda, asustando a los presentes—. Sois una panda de delincuentes maleducados y no pienso dejar que paséis aquí ni una semana más.

—Señora Campbell, ¿no podemos hablarlo y arreglar esto? —la joven empezó a alarmarse por la situación.

—No hay nada que arreglar, quiero que os marchéis —arrugó la boca y bufó de nuevo—. Hablaré con vuestra casera y la obligaré a que os eche.

—Pero, señora Camp...

—Me marcho. Buenas tardes —se dio la vuelta y se dirigió a la escalera. Justo entonces se cruzó con Ethan, que estaba subiendo.

—¡Hola, señora Campbell! ¿Qué tal está?

La mujer lo miró con ojos de fuego y le instó a apartarse para bajar. Ethan se quitó del medio antes de que pudiera morderle, y se giró a mirar a su apartamento. Los seis seguían plantados delante de la puerta, en shock.

El muchacho los miró con frustración— ... ¿Se puede saber qué le habéis hecho?

—Más bien, qué nos va a hacer ella a nosotros —Maggie le lanzó una mirada de víctima de un suceso traumático.

—Ah... —Ethan rió con pena—. Genial. Más aventuras.

Se oyeron unos pasos por la escalera. Arthur llegó algo sofocado por haber subido corriendo.

—¿Qué hay? —se puso junto a Ethan, con las miradas azoradas de todos clavadas en él—. ¿... Qué bicho os ha picado, colegas?

KEEP YOURSELF ALIVE #4: Crossing the HOT SPACE! ♕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora