CAPÍTULO 10

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- Janine – tocan mi hombro, salto en ella del asombro.

- Si- digo un poco perturbada.

- ¡Me he matado llamándote! – se cruza de brazos.

- Lo siento, eh estado distraída desde la mañana – le digo encogiéndome de hombros – ¿se te ofrece algo Erika?

- Si – sonríe de lado – saldremos esta noche señorita distraída – me dice molestándome.

- ¿Salir? – la miro con una ceja alzada.

- Si señorita, ¿sabe el significado de salir? – ruedo los ojos – bueno, a las nueve te paso recogiendo presta tu dirección.

- Erika no te eh dicho sí saldré o no – pongo mi vista en la pantalla de la computadora.

- Todos iremos, así que tú no eres la excepción – se encoje de hombros, bufo.

- Está bien, para que no digan que soy aburrida – la apunto con el dedo.

- Así me gusta – niego con la cabeza sonriendo, ella es un caso.

- Préstame tu dirección – coge su celular hace una que otras cosas, para luego mirarme - ¿Qué esperas?

- Te la paso por WhatsApp – sonrió inocente - la realidad la calle no me la sé – pone los ojos en blanco

- Está bien, no te quito más tiempo guapa, no te olvides de enviarme la dirección nos vemos en la noche – guiña un ojo, se va dejándome nuevamente con mis pensamientos.

Suena el teléfono – buenas tardes, le saluda Janine Dávila de empresas Britt Company and exports ¿que se le ofrece?.

- Que servicial – sonríe en la línea, dejándome helada en mi puesto – ¿podrías venir a mi oficina señorita Dávila?

- Si señor Britt – digo arrastrando las palabras de la impresión.

¡NUNCA ME HABIA LLAMADO! ¡QUE VERGÜENZA!

Me levanto dejando el teléfono en su puesto, acomodo mi vestimenta, y voy directo a la oficina de mi jefe antes de ir donde el jefe de mi jefe.

Toco la puerta y la abro.

- Señor Ramírez disculpe la interrupción, el señor Britt me acaba de solicitar en su oficina, cualquier cosa me lo comunica – el solo hace un asentamiento de cabeza y continua en su llamada.

Camino lo más despacio que puedo, tranquilizo mis nervios, aunque no sé por qué me pongo así.

Saludo a uno que otros compañeros de trabajo antes de subirme al ascensor, suspiro un par de veces hasta llegar a la oficina, de costumbre Gabriela esta de aquí allá hablando por teléfono y unas hojas, le hago señas que entrare, y me responde solo con un asentamiento de cabeza, toco un par de veces hasta escuchar un "adelante".

- Señor Britt, dígame – sonrió cordial.

- Quiero que seas la persona, que evalué cada uno de los contratos que lleguen antes de pasar a mis manos – me quedo en shock – como lo hiciste en aquella reunión.

- No sé qué decir – digo sin dejarlo de mirar, lo escaneo discretamente, su traje sin ninguna arruga color azul marino con corbata del mismo color, bien peinado y su típica barba de días.

Después de días que eh comenzado a trabaja en esta empresa, me eh dado cuenta que mis jefes son realmente guapos, es poco, no les había puesto atención hasta el día de hoy.

- Piénsalo aunque tendrás que aceptar después de todo si quieres seguir trabajando en este lugar, sobre todo no quiero me demanden por dejar que una persona con título universitario, tenga un puesto de una simple secretaria.

- No es tan malo en realidad... - me interrumpe

- Puede ser que no sea malo, pero eres una persona realizada y sobre todo hay que hacer valer tus conocimientos.

- Entiendo, ya que no me da más opciones... señor Britt acepto.

- Ya que has aceptado, acompáñeme – se levanta de su asiento con toda la elegancia posible, camina hacia mí y como todo un caballero guía su mano en que siga caminando abre su puerta dejándome salir y seguir sus pasos, caminamos delante de Gabriela, que no deja de mirarnos con la boca abierta aunque no nos estemos cogiendo las manos, ni nada el simple hecho que este a su lado ya da de que hablar, ruego que no hagan especulaciones, abre una puerta de color marrón, dejándome ver la mejor oficina de mi vida.

- Es hermosa – susurro sin dejar de observarla.

- Qué bueno que te allá gustado – me sonríe – no hay tiempo de hacer arreglos, tienes mucho trabajo desde ahora – le doy una sonrisa de lado, mete sus manos al bolsillo – acomódate tienes 48 horas para ponerte cómoda, hablare con mi secretaria informándole a Velazco sobre tu asenso y buscarle otra secretaria a Ramírez – asiento sin decir nada. 

 

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