Capítulo 42: Adiós, gracias

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Nota del Autor:
• Mi usuario de Wattpad es AlejandroMurillo42. Este es el capítulo 42 y es especial... aunque corto, pero especial. Disfruten y lean lento.

***Lyra***

—¡Hora de cambiar puestos! —grita Harland por los parlantes. Sé lo que va a pasar, así que no pongo resistencia. Siento el dardo en el cuello, y caigo al suelo, dormida.

Despierto aturdida en el pasto, justo donde había terminado Duke. Suena el chillido que despierta a todos y el juego continúa. Me duele la cabeza de una manera punzante, siento un hilo de dolor que va desde mi ojo hasta el cerebro... es muy posible que ya esté infectado.

Me sostengo la cabeza mientras camino por el jardín. La luz del sol me hace muy bien, siempre y cuando no vea hacia arriba, pues me molesta muchísimo. Siento el pasto mientras lo voy pisando, se siente reconfortante en contraste al frío concreto que me ha mantenido encerrada por tanto tiempo...

—Creo que la mejor estrategia es meterte de nuevo en la mansión, estás muy expuesta y necesitas un arma de inmediato. —Duke está molesto—. Muévete.

Camino lentamente y me adentro en el vasto monstruo que ha causado tanto sufrimiento. Me encuentro en la sala de estar, pero no hay algún objeto que pueda usar como arma. Escucho una voz cerca de mí, es mejor ocultarme detrás de un mueble.

—Perra asquerosa, cállate de una vez. —Amalea entra en escena, sosteniendo su brazo hecho trizas. Ella se sienta en un sillón muy fino. Observo que tiene un cuchillo en su mano que no está herida. Estoy respirando agitadamente, sé que Zorika podría verme por las cámaras que hay en los alrededores.

—No te ves, quédate ahí —confirma Duke—. Si te mueves que sea para correr.

—Todavía no... —cuchicheo—. No estoy lista.

—Entonces quédate hasta que se vaya —pide.

—Pues sí, ya obtuviste lo que querías. Ya me tienes aquí, transformada y con el brazo hecho mierda. ¿Qué más querías? Voy a ganar esto solo para salir de aquí y decirle a mi padre que se encargue de todo. —Mueve sus brazos animadamente mientras habla.

—Oh mierda... —pronuncia Duke, suena emocionado—. Esto va a estar intenso.

—¿Qué? —Amalea voltea, Samuel está quieto, detrás de ella, sin mostrar ninguna expresión... simplemente está con los ojos abiertos mostrando la infinita oscuridad de su interior. Él levanta su bastón. Presiona un botón, al final del bastón la punta se hace filosa.

•—Empezar Música 1 (Suspenseful Music - Persecution)—•

—Llegó tu hora. —Él se acerca—. Morirás rápidamente.

—¿Qué te pasa? ¡Aléjate! —grita ella, tomando distancia—. ¡No me puedes hacer nada, no ves nada!

Samuel corre hacia ella, clavándole el bastón en el pecho. Ella se mueve para que el bastón termine de rasgar la piel y cuando lo hace lo empuja, para desarmarlo. La sangre se hace presente, dejando un charco en el suelo. Al mismo tiempo, Amalea le da un cuchillazo a Samuel en la cara, en su mejilla, partiéndola en dos. El trozo de carne cae al suelo. Observo todo con los ojos muy abiertos desde mi escondite. ¡Estoy paralizada! La escena se torna más violenta de lo que pensé. Intento escabullirme, pero sé que me verán, tengo que quedarme tranquila.

Samuel cae al suelo. Intenta encontrar el bastón mientras Amalea sostiene su pecho izquierdo, que está guindando de un hilo de carne. Está llorando mientras empieza a maldecir con un odio profundo. Las venas palpitantes han sido cortadas, creando pequeños tubos de expulsión de líquido, al mismo tiempo que los muebles se empiezan a pringar de rojo.

—¡Maldito ciego de mierda! ¡Me las vas a pagar! —Ella toma el cuchillo e intenta clavárselo Samuel, quien roda justo a tiempo y la empuja. Toma el bastón e intenta clavárselo, pero ella lo toma y lo empieza a patear hasta que él no puede sostenerlo más. Él se empieza a hacer hacia atrás, intenta buscar una nueva arma, pero su visibilidad es su peor enemigo en este momento.

Ella lanza lejos el bastón. Una sonrisa tétrica se muestra en su cara. Arranca su pecho del cuerpo, lo lanza al suelo en el charco de sangre, salpicando los alrededores, mientras lanza una risa descontrolada. Su cara ha cambiado, es lo más tétrico y psicópata que he visto. Samuel se está cubriendo la cara, está sangrando mucho. Le patea las rodillas a Amalea, lo que hace que caiga al suelo.

Luego intenta estrangularla, pero ella es más fuerte y lo logra empujar lejos. Ella levanta un adorno de oro que está en una mesa y lo lanza contra la cabeza de Samuel, con todas sus fuerzas, mientras él intentaba escapar de la escena. El sonido es horrendo, y el movimiento que ha causado la cabeza al ser golpeada por el objeto, y el rebote contra la alfombra ha sido contundente.

Él está todavía consciente, intenta levantarse, mientras hace sonidos, está pidiendo piedad. Se va a levantar, pero Amalea le vuelve a lanzar el objeto de oro en la espalda, haciendo que caiga boca arriba, viendo directo hacia arriba, hacia ella.

—¿Algunas últimas palabras? —pregunta Amalea sonriendo—. ¿O ahora eres mudo también?

—Yo... ¡AH! —Amalea le clava el cuchillo en el pecho sin piedad. Samuel está con la boca abierta, sangre empieza a salir de ella, junto con su saliva y lamentos agonizantes. Las lágrimas caen desde sus ojos negros, infinitos...

—Eso pensé. Te dejaré solo, así disfrutarás de tus últimos momentos. —Ella sale cojeando de la escena, lentamente, con el cuchillo y el bastón de su enemigo como trofeo de victoria.

•—Empezar Música (Sad piano - Hurt)—•

Samuel está boca arriba, con el cuchillo aún clavado en su pecho. El audífono se ha caído de su oído, pero suena bastante, así que logro escuchar a Daisy. El momento se transforma en una reflexión profunda sobre la vida y la muerte... pues todos sabemos que ha llegado el fin de su paso por este horrible y asqueroso mundo.

—¡NO! ¡SAMUEL! ¡NO! ¡POR FAVOR! —Grita desconsolada, doliente—. ¡No puedes morir así! ¡Por favor! ¡POR FAVOR!

—Daisy... —menciona entre su dolor—. ¿Cómo no reconocer una voz... tan... dulce?

—¡Samuel! —grita con desesperación. —¡Por favor! ¡Íbamos a ganar este juego!

—Lo siento... Daisy... gracias... por enseñarme... la bondad... en el... mundo... —Una sonrisa se dibuja en su rostro conforme las últimas lágrimas caen—. Sé que Nicky fue real... los maniquíes... algunos tienen vida...

—¡Samuel! ¡No te vayas! ¡Puedes luchar todavía! No me dejes... no me dejes sola... —La voz se hace más débil conforme afronta la realidad. Ella sabía... que estaba sola. No tenía a nadie más para ser su aliado. Tendría que hacerlo completamente sola.

—Adiós... Daisy... —Empieza a convulsionar por unos segundos, hasta que se detiene... y da su último respiro—. Gracias...

Me arrastro hacia el cuerpo, para ver si aún tiene algún signo de vida... sin embargo, ya es muy tarde. Una lágrima cae por mi mejilla al presenciar tanto dolor... pero, aunque hubiera visto todo, hay algo que todavía tengo que hacer. Tomo el cuchillo y lo intento sacar, mientras escucho la carne moverse conforme lo saco. Mucha sangre sale de su cuerpo, creando un charco aún más grande.

Camino hacia un sillón y lo rasgo completamente. Cubro el cuerpo de Samuel con lo que saqué del sillón, al menos en son de respeto. Volteo para ver hacia la cámara, hacia Daisy. Luego veo hacia el suelo... y me voy del lugar, no puedo aguantar estar ahí más.

¿Dónde diablos estaba Lyra? ¡Necesitaba encontrarla de inmediato!

El Juego Macabro (#2 En actualización) - GRATISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora