Capítulo 22: El Seudónimo

Începe de la început
                                    

Como cualquier otro día, iba caminando hacia mi casa e iba a cruzar una calle cuando un auto negro se detuvo frente a mí. Era el auto de Patrick. Dos hombres se bajaron de este, me tomaron ambos brazos y me subieron al vehículo. Patrick no estaba allí, sino su secretaria, la cual no quiso responder a mis preguntas. El auto me llevó hacia la Sede Central y allí me esperaba mi padre cruzado de brazos.

—¿Desde cuándo me mandas a secuestrar?—pregunté.

—¿Hubieras venido si yo te lo pedía?—preguntó obvio y blanqueé los ojos. Él me hizo señas para que lo siguiera. Nos subimos a un ascensor y Patrick presionó el último piso del subsuelo, la prisión—Estuvimos investigando la importadora. Fue fundada hace dieciocho años como una Sociedad Anónima. Pero muchos años antes había una casa de familia. Se decía que vivía una mujer con sus cuatro hijos y además, el padrastro, cuyo nombre era Ivar Erikson y trabajaba para la Sede Central—me tendió una foto de la familia, estaba en blanco y negro y tenía fecha en 1972—Parece que en esa casa habían muchos problemas y una noche, Erikson decidió asesinar brutalmente a cada uno de sus habitantes para luego quemar la casa. Pero sólo uno se salvó, el tercer hijo, de diez años—me lo señaló en la foto—Bennedict Nielsen, quien logró esconderse y huir luego de presenciar el asesinato de toda su familia. Asistió a la Academia durante tres años y luego del incidente, desapareció.

—Entonces Ivar Erikson es sólo un pseudónimo—dije, Patrick asintió—Si Bennedict sigue vivo, ahora tendría cincuenta y seis años, la misma edad que habrá tenido el anciano que estuvo conmigo. Yo tenía razón—sonreí—¡Y tú me hiciste pasar por loco!—lo acusé.

—No estalles todavía—dijo Patrick—Estuvimos investigando a Bennedict Nielsen y no se ha sabido nada de él por quince años. Ese hombre está muerto para la ley. No tenía esposa o hijos ni nadie que dijera lo contrario.

Ivar Erikson asesinó a la familia de Bennedict Nielsen. Luego este niño creció y desapareció para más tarde adquirir el nombre de Ivar Erikson y montar un negocio ilegal que por años ha sido la mayor intriga y, a su vez, el mayor temor de los espías y la policía. Pero Erikson también nos teme, para él somos el peor monstruo, lo cual es comprensible luego de escuchar su historia. Por eso se esconde, por eso le infunde el odio y el miedo a sus serpientes, él no quiere burlarse de nosotros ni eliminarlos, sólo nos quiere tener lejos.

—Bennedict Nielsen está vivo y se hace llamar Ivar Erikson—dije firme en mi teoría.

—No podemos asegurarlo sin pruebas—contradijo Patrick—Pero ahora necesito que veas algo.

Nos adentramos a la prisión, nunca antes había estado aquí abajo, se necesitaba un permiso especial. La prisión aquí era oscura, los pisos eran negros y las paredes grises. Además se podía ver hacia dentro de las celdas, ya que tenían un cristal. Finalmente llegamos al final del largo pasillo. Allí nos topamos con una imponente puerta metálica. Patrick mostró su ojo al escáner y la puerta se abrió. Al entrar a la habitación, me encontré con un cristal que me separaba del prisionero.

—¿Para qué una celda de máxima seguridad?—pregunté. Al escuchar el silencio de Patrick, volteé y él ya no estaba ahí. Me había dejado aquí solo encerrado con un criminal.

Miré bien al prisionero y pude reconocer a Brandon Renner, la cuarta serpiente. Él parecía estar muy tranquilo sentado sobre su cama con la espalda apoyada sobre la pared. Su cabeza volteó hacia mí y recibí una mirada rencorosa.

—Escuché que dijiste mi nombre—dije acercándome al cristal. Brandon se levantó de su cama y comenzó a caminar hacia mí. Respiré profundo y traté de recordar que allí había un cristal y él no podría atravesarlo. No era como Drake Lovren, ni Madeleine ni Janine, esta serpiente en particular me intimidaba y en sus oscuros ojos sólo veía a un tipo que encerraba a un animal—¿Por qué te dejaste atrapar? No es algo propio de ustedes—dije en voz baja. No quería que Patrick escuchara, me secuestró y me encerró sin dar explicaciones, que no espere apoyo de mi parte—A ver ¿cuál es tu historia? Solías robar para alimentar a tu familia, un día te agarró la policía y Erikson te salvó. Y desde ese día, comenzó tu vida.

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