VII. Una última reunión familiar.

16.1K 2.1K 782
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

VII. UNA ÚLTIMA REUNIÓN FAMILIAR.






TAL VEZ ERA LA TORMENTA DE PENSAMIENTOS 
girando en su cabeza o los restos de alcohol en su sistema que hizo que todo el razonamiento lógico abandonara la cabeza de la chica Black (la primera opción era la más probable), pero cuando Aquila vio a su hermano a pocos metros de distancia en el anden, Aquila perdió todo el sentido y caminó hacia él dejando su baúl con su hermano mayor, que no fue lo suficientemente rápido como para atrapar su brazo cuando se dio cuenta de lo que iba a hacer, después de todo Aquila era la jugadora de Quidditch, no Sirius.

―¡Reg!―ella lo llamó.

Regulus se volvió hacia ella y frunció el ceño.―¿Lia? ¿Qué estás...?―pero antes de que Regulus pudiera terminar, Aquila agarró su brazo izquierdo y elevó la manga de su suéter, dejando escapar un suspiro de alivio cuando sus ojos se encontraron con su pálida piel desnuda.

―¿Qué demonios haces?―siseó quitando su brazo con brusquedad de las manos de su hermana, enviándole una fría mirada, digna de un Black. Pero no fue la frialdad en los ojos de su hermano que hizo que el corazón de Aquila se hundiera. No. Fueron sus ojos, porque esos orbes grises que antes destellaban de inocencia, ahora brillaban con nada más que oscuridad que Aquila se le hacía demasiado familiar. Era la misma oscuridad que ella había visto en los ojos ámbar de Evan Rosier. La misma oscuridad que la perseguía todas las noches. Y gracias a eso, la pelinegra agarró la mano de Regulus, con sus ojos azules reflejando tristeza, arrepentimiento y decepción, de si misma por no haberlo protegido mejor. Él era Regulus. Su hermanito. Su pequeño Reggie.

―Por favor.―dijo con desesperación.―Por favor dime que no lo harás. Por favor, Reg.

Por una fracción de segundos, el rostro de Regulus se suavizó. Por una fracción de segundos, simplemente quería un abrazo de su hermana mayor de la forma que lo hacía cuando quería avergonzarlo. Por una fracción de segundos, quería que todo volviera a ser como el año pasado; que Sirius y Aquila volvieran a casa.

Por una fracción de segundos.―Ya te lo dije.―contestó con voz gélida.―Ya tomé mi decisión, Aquila.

Ante el sonido de su nombre completo saliendo de la boca de su hermano, algo se rompió dentro de Aquila. Para él, ya no era Lia. No. Ahora, simplemente era Aquila. Antes de que pudiera de recuperarse del dolor que sus palabras habían causado, escuchó una voz a sus espaldas, que la hizo estremecerse. Aquila se giró y quedó de cara a cara con Walburga y Orion Black.

Y en ese momento, Aquila sintió que las cicatrices en su espalda volvían a abrirse, los moratones en sus costillas y su estómago reaparecían y el miedo. Si, el miedo, porque en la vida habían dos personas a las que Aquila realmente temía y esas personas eran las que le habían dado la vida.

―Tú, pedazo de... ―Walburga siseó.

Aquila sintió una mano agarrando la suya y que la tiraban hacia atrás. Sirius dio un paso hacia adelante, con los brazos cruzados y la cara completamente seria.―Encantado de verlos, madre, padre.―saludó con claro venenoso sarcasmo.―Tal vez se les olvidó, pero ayer cumplimos diecisiete y muero por usar mi varita.

―¡Eres una vergüenza! ¡¿Cómo te atreves a amenazar a tus padres?!―Walburga gruñó.―¡Avergonzado deberías estar!

Los ojos de Sirius brillaban de odio puro.―¿Avergonzado? ¡Tú eres la que abusó de dos niños indefensos!

Las fosas nasales de Walburga se ensancharon y ella abrió la boca para contestar, pero se detuvo cuando Orion puso una mano sobre su hombro.―No pierdas aliento con ellos, querida. Estoy seguro de que la guerra... les dará lo que ellos se merecen.―luego le hizo un gesto a Regulus, que compartió una prolongada mirada con Sirius antes de ir tras sus padres.

Oh, la trágica ironía.

Solo cuando su familia desapareció de la Plataforma nueve y tres cuartos, Aquila se dio cuenta de que James era quien sostenía su mano. Él la miró y preguntó.―¿Estás bien?

Aquila forzó una pequeña sonrisa y dijo "bien".

Aunque no estaba convencido, James decidió no seguir y optó por soltar su mano y envolverla en un abrazo. Después la soltó y le dio unas palmaditas en la cabeza a Sirius.

Aquila y Sirius se miraron fijamente y en ese momento, a pesar de las expresiones ilegibles que ambos poseían en sus caras, se entendieron perfectamente: el cierre dolía. Pero al fin, ambos eran mayores de edad, ambos eran repudiados, ambos acababan de cortar su último vínculo con su horrible familia. Nunca más tendrían que poner un pie en el número doce de Grimmauld Place; los gemelos Black finalmente eran libres.

Así dejando atrás todo lo que acababa de suceder, los Merodeadores comenzaron a despedirse. Aquila le dio un fuerte abrazo a Peter y revolvió su cabello. Luego, una ola de temor se apoderó de su cuerpo, porque la terrible experiencia con su familia le había hecho olvidar por completo la incómoda conversación que estaba por ocurrir, se volvió hacia Remus y tragó el nudo que se había formado en su garganta.

―Mira.―Remus jugueteaba con sus dedos.―Acerca de anoche... lo siento mucho... no debí... yo--

El corazón de Aquila se contrajo al ver el arrepentimiento en sus ojos. Fue solo un beso. Se repitió a si misma, alejando la terrible sensación en su estómago. Fue un simple beso. Si, nada más que una reacción física causada por el alcohol y las hormonas. Un error.

―Está bien.―ella le sonrió débilmente.―Los dos estábamos borrachos.―se encogió de hombros.―No es como si hubiera significado algo.

―C-Claro.―Remus sintió una repentina presión en su garganta al escuchar sus palabras. No es como si hubiera significado algo ella dijo.

―Uhm... bueno... ―Aquila miró a Remus a través de sus gruesas y largas pestañas, sin saber cómo despedirse. Por lo general, se abrazaban, pero por alguna razón, ella no quería eso. De hecho, ella quería alejarse de él, lo más  lejos posible, porque la sensación que le causaba en su estómago la atormentaba, era insoportable.

―Yo... eh... nos vemos pronto, supongo.―Remus dijo.―Quiero decir, para el cumpleaños de Peter y todo eso.

Aquila asintió y cuando Remus dio un paso adelante para abrazarla, ella retrocedió.

Y así fue como se despidieron.

Ambos se sentían horriblemente mal, ya que, aunque había sido un beso corto, ambos sabían, muy en el fondo, que su amistad nunca sería como antes, que ninguno podría olvidar el toque de los labios del otro.

Y en ese momento de despedida, con pensamientos indebidos en la mente de Remus y la pura negación de Aquila, se sintió como una tragedia. Porque la triste verdad era que, ambos tenían miedo de enamorarse.

 Porque la triste verdad era que, ambos tenían miedo de enamorarse

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
philophobia ━ remus lupin. (1)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora