Capítulo 7 - Entrenamiento

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Al día siguiente, un miércoles, por suerte, un día festivo en el colegio de la chica, a las nueve y media de la mañana, Caroline fue a entrenar con Mathew.

Llegó al lugar donde le había indicado ir por SMS. Esperó unos quince minutos, hasta que apareció.

- Qué dormilón. -dijo Caroline, terminando la frase con una risa-.
- Buenos días -contestó Mathew-.

Mathew abrió la puerta del edificio donde entrenarían.

- Oh, qué sitio más encantador -dijo Caroline, irónica-.

La verdad, es que no era un sitio muy agradable. Solo había unas cuantas mesas y sillas, y un gran librería al fondo de la sala, por no hablar del polvo y suciedad que había.

- Ven -dijo Mathew, señalando a la librería-.

Caroline le siguió. Una vez en frente de la librería, Mathew, señalando dos libros parecidos, le preguntó:

- ¿Qué prefieres: acción o romance?
- Acción. -contestó Caroline sin dudarlo-.
- Como no... -dijo Mathew, mientras tiraba del libro de una historia de acción.

En ese momento, la librería empezó a girar, hasta llegar al punto en el cual, se podía pasar a la otra sala. La estancia tenía varios sofás, dispuestos, de forma que rodeaban una amplia mesa. Una gran vitrina que contenía varias armas y medallas hacía más interesante a aquella sala. Había también barriles de cerveza o algún otro tipo de bebida alcohólica. Una televisión de pantalla plasma, alfombras persa... Todo increíble. A Caroline le maravillaba.

- ¡Hala!, ¡qué pasada esto de ser espía! -exclamó-.

Mathew rió.

- ¿Dónde entrenaremos? -preguntó ella-.
- Ahí. -contestó Mathew, señalando a una puerta-.

El hombre abrió aquella puerta. Caroline se quedó patidifusa. Era una especie de gimnasio, pero cinco veces más grande que el de su instituto. Una auténtica pasada.

- Dios mío, esto es enorme -dijo Caroline, mirando hacia todos lados-.

- Empecemos. -dijo Mathew, firme.

Fue muy duro, pero a los veinte minutos, se acostumbró. Caroline era fuerte y astuta. Mathew se asombró. Ella sabía por donde atacaría, sabía lo que hacer en distintas situaciones, y todo eso conseguido simplemente por unos apuntes que tomó antes del entrenamiento dictados por Mathew. El entrenamiento se basó en velocidad, reflejos y capacidad para memorizar. Lo último fue lo que más extrañó a Caroline.

- ¿Para qué necesito memorizar estas cuatro cartas en menos de diez segundos? -preguntó-.
- Un buen espía tiene que memorizar información, ¿o qué crees?, ¿que mientras te habla nuestro objetivo, tú puedes estar apuntándolo todo en una libreta? Pues no. -contestó Mathew-.
- Está bien, está bien. -suspiró la chica-.

Ya habían pasado 2 horas desde que entraron al gimnasio y Mathew terminó la clase con una frase.

- Con esfuerzo, todo se consigue.

Caroline le miró extrañada.

- ¿A qué viene eso? -preguntó-.
- Pronto lo sabrás. -contestó él-.

Salieron del edificio y Caroline volvió a casa.

CarolineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora