Capitulo 16 - El Niñero.

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La hice cambiar de posiciones, ahora ella estaba recostada y me miraba expectante, esperando con ansias mi actuar. No la hice esperar y ataqué sus labios, los cuales estaban ahora con el doble de grosor y un intenso color rojo. Abrió sus piernas permitiéndome acomodarme entre ellas, con una de sus manos despeinaba mi cabello mientras que con la otra acariciaba mi mejilla, bajaba por mi cuello y volvía a subir a mi mejilla.

Bajé con mis besos por su barbilla, recorriendo su mejilla llegando a su oído —______ (tapdo) — le susurré mientras jugaba con el lóbulo de su oreja —_______ (tapdo) no podemos hacer esto…— le susurré nuevamente y le di una suave mordida.

—Shh…— me calló sin siquiera abrir los ojos —Tu sigue… si podemos— me tomó de la barbilla para que retomara el camino a su boca.

Decidí hacerla sufrir un poco, así que me dirigí a una de las zonas más sensibles, su cuello. La besaba con parsimonia, cosa que la hacía desesperar, comencé con besos húmedos, que conforme pasaban los segundos se hacían mayores, daba delicadas mordidas, ya que no quería dejarle marca alguna, y cada vez que hincaba mis dientes sobre su piel, soltaba pequeños gemidos, a causa del placer que le proporcionaba. Bajé entre la loma de sus pechos hasta que llegue a la parte baja de su abdomen. Comencé a jugar con el borde de su ropa interior, logrando que sus gemidos aumentaran, además de arrugar la sabana con sus manos. Encorvó su espalda y volvía subir tomándola por la espalda apegándola aun más a mi cuerpo.

—Lo siento pero no podemos…— era increíble la fuerza de voluntad en mi a estas alturas, no era mayor que mi excitación, pero no podía hacerlo. Seria abusar de ella.

Abrió sus ojos y me miraba sin entender —Estas ebria…— le dije mirándola —Y… y yo… tengo no… novia…— ¡Dios! Pero cuanto me costaba decirle eso. Su mirada se volvió inexpresiva, no me decía absolutamente nada y era algo ¡Realmente molesto! Ya que no sabía si estaba molesta, o si no le afectaba en lo absoluto.

—Discúlpame…— le dije mientras delicadamente sacaba mis manos dejándola recostada en la cama, bese por última vez esos preciosos labios y salí de la habitación. -¡Eres un idiota!- una voz en mi interior me gritó.

Narra _______

Me desperté por el estúpido timbre del teléfono. – ¿Que nadie puede contestar?-pregunté molesta en mi interior.

Sin salir de las sabanas estiré mi brazo para responder el teléfono.

— ¿Si?— contesté.

—Smith… te recuerdo que tienes detención… y ya tienes media hora de retraso— era el director.

— Hay no…— dije con fastidio.

—Tienes veinte minutos para llegar al colegio, si no tendrás doble castigo— me dijo y seguido colgó el teléfono.

— ¡Dios! ¡Mi cabeza!— miré hacia el techo tomando entre mis manos mi cabeza, la cual sentía que de un momento a otro explotaría —Pero que rayos hice ayer…— pensé al darme cuenta de que estaba en ropa interior, froté mis ojos. Me puse de pie pero unos horribles mareos me llegaron. Esperé hasta estabilizarme para ir a mi closet y sacar ropa, mientras buscaba que me pondría, lo sucedido ayer invadía mi mente, reí tontamente al recordarme bailando sobre la mesa.

Recordé al chico que la hacía de barman –Todo fue su culpa- reí en mi interior, tomé un jean entubado, una musculosa y una sudadera. Me cambié y tomé los lentes más grandes y obscuros que tenia. Me dirigí al baño para poder peinarme. Me paré frente al espejo mientras que juntaba mi largo cabello para atarlo en una coleta.

- ¿Qué es eso?- pregunté en mi foro interno cuando vi un… ¿Moretón? En mi cuello.

Ladeé mi cabeza para ver mi cuello del otro lado y logré ver otro… - ¿Pero qué…?- dije cuando los recuerdos volvieron a inundar mi memoria.

—Estuve a punto de hacerlo con Cameron…— dije tapando mi rostro — ¡Es un idiota! ¡Estaba ebria! ¡Como pudo hacerme eso!— me pregunté indignada, — ¡Y además tiene novia!— me sentía tan estúpida, y más porque no recordaba todo lo que había pasado, solo eran pequeñas escenas las que llegaban a mi cabeza. Saqué maquillaje de mi bolsa para tratar de cubrir las marcas, pero era imposible, la marca rojiza aun se lograba ver.

Me coloqué las gafas para que no se vieran mis ojeras, tomé mi bolso y salí de mi habitación.

Bajé las escaleras tratando de hacer el menor ruido posible, ya que hoy por ningún motivo quería encontrarme con Cameron. Llegué al piso de abajo, estaba por salir, cuando escuché su voz.

— ¿______ (tn)?— dijo en tono de pregunta.

El Niñero☹ C.D Donde viven las historias. Descúbrelo ahora