Capítulo 10

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Me he convertido en alguien más...”

Al entrar a la casa, John me mostró varios documentos sacados de la web. Uno de ellos tenía una foto de Will, y arriba el título de “perdido” en letras grandes, junto con un número telefónico para que alguien llamase si sabían algo de el.

Otro era la impresión de un diario local de St. Claire –y el único--

El título rezaba: “Desaparición de joven desata el caos en St. Claire”

No pasara mucho tiempo antes de que lo encuentren, Justin” John me miró a los ojos “Y no simplemente por que tengas otro nombre e identificación ellos te dejarán pasar cuando te encuentren. Hay gente que te vio en el camino. Incluyendo esa chica de la que me contaste” Se refirió fugazmente a la chica de ojos esmeralda de Nueva York

Sabía lo que venía, listo, no había escapatoria

Ahora mismo iremos con mi cirujano plástico de confianza. Te harán los exámenes necesarios para saber si estas en las condiciones de una operación, y si es así, hoy mismo cambiaremos tu apariencia”

Tragué saliva con fuerza. A pesar de saber que esto era lo mejor para mi seguridad, en el fondo no quería hacerlo. Pero no podía negarme.

Sí, John me acogió, pero quizás si rechazaba una idea suya –y más una de esta magnitud-- me mandaría a la mierda de inmediato.

Tan sólo me limite a asentir, manteniéndome en mi asiento al lado de Christopher, quien había entrado a la habitación hace poco, y ahora nos miraba atento.

Bien” relamió sus labios “Ya no hay más tiempo para charlar, andando”

John se levanto de su asiento y yo imité su acción, siguiéndolo a las afueras de la casa np sin antes escuchar un “suerte” de parte de mi compañero de casa.

Entramos a su camioneta, que contaba con vidrios ahumados.

Me cuido como un obsesivo-compulsivo, lo sé” Me dijo al notar que admiraba el vehículo “Pero, ¿quién no?” Terminó cuando Jack nos abrió las puertas

El camino era algo largo, dejando kilómetros atrás la pacífica zona a las afueras de la ciudad, donde residimos, para llegar a una Londres un tanto menos calmada y llena de turistas que han llegado con anticipación para pasar el resto del 2011 aquí.

Llegamos a una gran casa, imponente, digno de un cirujano de renombre y, obviamente, muy adinerado.

John tocó el timbre, y en seguida la puerta se abrió, develando a un hombre que de seguro rondaba los cincuenta años, robusto, la calvicie se había llevado gran parte de su cabello gris, y del cuello de su camisa colgaban unos lentes de lectura.

Bipolar© {#1 The Bipolar Series}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora