JiMin quedó mudo ante aquella pregunta. Se sentía traicionado, como si alguien hubiese invadido su privacidad sin que él lo pudiera evitar, y la forma directa de aquella pregunta hizo que todo su pensar se detuviera, ya no era capaz de procesar palabra alguna. Su madre intentaba hacerle reaccionar, que respondiera y dijera que todo era una mentira, mientras que la doctora le explicaba al muchacho el motivo por el cual tuvo que hacer eso: su vida estaba en riesgo, y como terapeuta no podía mantener aquello oculto, era parte de un código ético del que él era consciente.


Sin embargo, los mensajes ya no entraban en su cerebro, su mirada estaba fija en sus muslos, objetivo principal de sus heridas al ser capaz de ocultarlas a la perfección incluso cuando debía de nadar, que ahora parecían bellos lienzos en los que actuar luego de que su doctora informara aquello, y trataba de hilar aunque fuese una oración simple, pero la angustia invadía su pecho, recuerdo de que no estaba completamente libre del amenazante trastorno depresivo que había invadido su vida desde que puso un pie por primera vez en un hospital hace 3 años por culpa de quien, nuevamente, le había hecho alejarse de su tan deseado buen estado.


Intentaba recordar, pero su mente se encontraba tan nublada que sintió su interior apagarse y se recostó en su camilla, ignorando al mundo que le rodeaba en ese instante. Se sentía nuevamente perdido, sin rumbo alguno, de la misma forma que se sintió cuando tuvo que dejar ir a YoonGi de su vida semanas atrás y HakYeon apareció con un aura triunfante, como si hubiese esperado aquello ya por mucho tiempo, y de lo único que era capaz sin sentir dolor alguno era de respirar. La doctora habló un tiempo más con su madre para luego retirarse, alcanzó a oír algo de que deberían de dejarle por un par de días más en observación para asegurarse de su estado pero ¿Qué importaba eso ahora? Esa era la única pregunta que se encontraba en su mente.


Pudo ver a las dos mujeres salir, y luego reconoció una voz masculina que le era bastante familiar, como si hubiese entendido a la perfección que necesitaba su ayuda en ese minuto.




- ¿Tan delicado eres que necesitas una habitación tan grande? - Dijo Min en su sarcasmo usual, pero el menor pudo reconocer una leve preocupación en su intento de molestarle - No puedes ser tan mimado ¿No crees? - Tomó asiento a su lado, en aquella silla que hace minutos fue de tortura para él, y no dio reacción alguna además de un suspiro.


- ¿Siquiera vale la pena que intentes luchar? - Respondió Park en un hilo de voz, simple inercia de su mente para poder terminar de alejar a la única persona que mostraba un interés sincero en su bienestar y así poder hundirse. - ¿Crees que tus palabras harán algo más que ya no se haya intentado?


- Alguien está bastante filosófico al parecer - YoonGi recostó su mentón sobre la camilla, suspirando y esperando con ansias que JiMin se girara a verle, aunque sabía que aquello no pasaría, no al menos aquella noche. - Deja de recriminarte ¿Quieres? No sirve de nada que hagas eso.


- ¿Y qué más quieres que haga Min? - Se arrinconó mucho más en su camilla, aumentando la distancia entre ambos. - Deberías irte, no lograrás cambiar nada. Andate ahora.


- Mocoso... -



•• Burbujas secretas •• YoonMin ••Where stories live. Discover now