Capítulo 46: "Deberías habérnoslo contado antes."

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NARRA ABBY.

Todo estaba oscuro, solo unas pequeñas luces parpadeando alumbraban el largo pasillo que había delante de mí. Unos pasos se escuchaban detrás. Mi respiración empezaba a hacerse pesada, notaba una presión en el pecho que casi no me dejaba respirar. Los pasos se acercaban a donde estaban, un nerviosismo empezó a recorrer mi cuerpo y eché a correr por el largo pasillo. Los pasos que se escuchaban habían aumentado su ritmo y habían echado a correr como estaba haciendo yo, fuera quien fuera quería alcanzarme. Gritos que salían de las puertas que había a los lados del pasillo se escuchaban y se clavaban en mis oídos. No empecé a asustarme realmente hasta que descubrí que quien gritaba era yo, era mi voz la que se escuchaba desde detrás de las puertas. Intenté acelerar el paso, y correr mas rápido, pero mis piernas no daban más, y estaban sufriendo el dolor de unos pinchazos horribles. Tuve que aminorar el paso. Los pasos de detrás habían dejado de escucharse. Me armé de valor para girarme y ver quien era mi perseguidor. Y allí estaba el, con esa cara de sádico que ponía cada vez que me pegaba, el dio un paso hacia mí, y yo retrocedí un paso, chocándome contra una puerta que hace medio segundo no estaba allí. Empezó a sonreír siniestramente, y le ví levantar su puño, para estrellarlo contra mi cara.

Me desperté sobresaltada y sudada. Me costaba muchísimo respirar, había sido como si realmente hubiera estado corriendo por un largo pasillo. La luz de las farolas de la calle entraba a través de la ventana. Miré a Mike, que estaba sentado en la cama, mirándome, seguro que le había despertado.

-¿Estás bien?- Dijo el, preocupado.

No pude contestarle, ya que empecé a llorar y a temblar. Las imágenes del sueño eran tan nítidas y tan claras, que parecía real. No quería que eso volviera a ser real, no quería volver a ver a Tom, no quería que el me volviera a pegar. Noté una mano tocándome el brazo que hizo que me sobresaltara un poco, hasta que me di cuenta de que era Mike, que me miraba un poco asustado por su reacción. Me acerqué a el rápido y le abracé, comenzando a llorar en su pecho. Me dolía que, seguramente, Mike me haya visto llorar mas veces que reír.

-Tranquila preciosa, todo está bien, estás conmigo, estás a salvo.- Dijo susurrando, mientras me acunaba entre sus brazos.

-Es que era tan real… El estaba allí y…- No di seguido, ya que volví a llorar de nuevo.

-El no está aquí, y si se atreve a venir, estamos nosotros cuatro aquí para pararle los pies y romperle la nariz si hace falta.- Dijo antes de darme un beso en la frente.

Seguí protegida entre sus brazos un rato, hasta que conseguí tranquilizarme del todo y dejar de llorar. La verdad es que el había sido un apoyo increíble para mi, y le estaba eternamente agradecida.

-Siento haberte despertado, de verdad.- Le dije, mientras me separaba de el.

-No te preocupes. Si algún otro día, tienes una pesadilla, y no gritas y me despiertas, despiértame igual, no quiero que pases por el mal rato de después de las pesadillas tu sola.- Tras esto, me dio un beso en la frente.- Anda, vamos a dormir, que son las 4 de la mañana.

-Está bien, pero no me dejes sola.- Le dije, acostándome en la cama a su lado.

Sentía una sensación extraña, era como si fuera vulnerable a cualquier cosa, como si en cualquier momento Tom pudiera aparecer por la puerta de la habitación, y llevarme a casa, o incluso algo peor.

Michael notó como comencé a temblar, y me acercó a el, haciendo que apoyara mi cabeza en su pecho. Pasé mi brazo alrededor de su cintura, para así poder abrazarle. Sus dedos trazaban dibujos al azar en mi espalda.

-Ya te he dicho que no tienes por qué tener miedo.- Me dijo, antes de dar un beso en mi cabeza.- Yo voy a cuidar de ti.

-No quiero que me cuide otra persona que no seas tu.- Le dije, antes de que el sueño ganara la batalla y mis ojos finalmente se cerraran.

You're my only reason. | m.cDonde viven las historias. Descúbrelo ahora