Capítulo 37

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Viernes, 31 de enero del 2014

Sofi,

No sé qué es lo que va a suceder en nuestras vidas. Ojala lo supiera. Dios, ojala lo supiera.

Tuve la suerte de tener diecinueve cuando perdí a mis padres; tú tienes solo nueve. Eso es tener que madurar mucho para una niña sin madre.

Pero pase lo que pase…cualquiera que sea el camino que haya que tomar cuando salgamos de este hospital… lo haremos juntas.

Voy a hacer mi mejor esfuerzo para ayudarte a terminar de crecer con lo más parecido a una madre que puedas tener. Voy a hacer mi más absoluto esfuerzo.

No sé qué es lo que va a suceder en nuestras vidas. Ojala lo supiera. Dios, ojala lo supiera.

Pero pase lo que pase, te querré. Puedo prometerte eso.

***

—Lauren.

Intento abrir los ojos, pero sólo uno de ellos se abre. Estoy en el suelo otra vez. Cierro el ojo antes de que toda mi cabeza explote.

—Lauren, despierta.

Me siento y paso mis manos a lo largo de las sillas que hay junto a mí, tirando de mí misma apoyándome en un brazo. Aún no puedo abrir el otro ojo. Me protejo de las luces fluorescentes con las manos y me giro hacia la voz.

—Lauren, necesito que me escuches.

Finalmente reconozco la voz de Sherry. —Estoy escuchando —susurro. Se siente como si hablar demasiado alto fuera a ser doloroso. Toda la cabeza me duele. Llevo mi mano hasta la venda que hay sobre mi ojo y luego a mi ojo. Está hinchado. No me extraña que no pueda abrirlo.

—He hecho que la enfermera te traiga alguna medicina. Necesitas comer algo. No van a internar a Cece, así que nos vamos a casa pronto. Vuelvo a por Sofi después de meterla en el coche. La traeré de vuelta durante el día, sólo creo que necesita un poco de descanso. ¿Hay algo que necesites de casa? ¿Además de ropa para cambiarte?

Sacudo la cabeza. En realidad duele menos que hablar.

—Llámame si piensas en algo.

—Sherry —digo justo antes de que salga. Cuando digo su nombre me doy cuenta de que nada audible sale de mi boca—. ¡Sherry! —digo más alto. Cuando lo digo me estremezco. ¿Por qué mi cabeza duele tanto? Ella regresa desde la puerta.

—Hay un florero en mi gabinete. Encima de la nevera. Lo necesito.

Reconoce lo que le digo con un asentimiento de cabeza y se gira para salir otra vez.

—Sofi —digo, sacudiéndola para despertarla—. Voy a buscar algo de beber. ¿Quieres algo?

Ella asiente. —Café.

No debe de ser una persona madrugadora… al igual que su hermana. Cuando paso junto a la estación de enfermeras, una de ellas me llama por mi nombre. Doy un paso hacia atrás y me tiende su mano. —Esto ayudará a tu cabeza —dice—. Tu madre dijo que las necesitabas.

Me río. Mi madre. Lanzo las pastillas al interior de mi boca y las trago, luego me dirijo a encontrar café. Las puertas dobles del vestíbulo se abren mientras paso, enviando una nube de aire frío a mí alrededor. Me detengo y miro al exterior, entonces decido que algo de aire fresco me hará bien.

Me siento en un banco bajo el toldo. Todo está blanco. La nieve aún está cayendo. Me pregunto, ¿cómo de mal estarán nuestros caminos de entrada cuando volvamos a casa?

Permanecer fuerte. - (Camren FanFic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora