Capitulo 24

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Un hombre que esta sin camisa se encuentra en una esquina de mi habitación, he de admitirlo tiene un buen abdomen, me fijo en sus manos son gruesas y con dedos largos, sigo el camino con mi vista hacia sus brazos, estos también los tiene bien trabajados pero no en exceso, su piel es color trigueña, unos cuantos pelos hacen un camino desde su ombligo hasta donde muchas mujeres encontramos el placer, tiene unos baqueros azul oscuro; achino mis ojos para lograr ver ver su rostro, pero igualmente no alcanzo a verlo, lo único que noto es el brillo de sus ojos, los cuales a mi parecer  me miran detenidamente. Percibo un movimiento a mi lado izquierdo y me encuentro con otro hombre, el cual reposa tranquilamente en esa esquina, también esta sin camisa, el abdomen no lo tiene muy tonificado, pero si lo suficiente como para ver que aquel chico lo ejercita posiblemente cada noche, este se nota que tiene unos cuantos años menos que el otro y tiene el mismo color de piel que el de la otra esquina.

No siento pánico, ni miedo, solo me quedo expectante haber que pasa, de las sombras sale el que esta a mi lado izquierdo, siento como los colores abandonan mi cara, se perfectamente que cada facción de mi rostro esta formando  una expresión de sorpresa.

-¿qué haces aquí?- logro decir sin titubear y me enorgullezco de mi misma, me doy cuenta que mis manos no sudan y mi corazón no se acelera como lo hacia antes cada ves que el estaba cerca de mi. No recibo respuesta alguna- Vuelvo y te pregunto Ciro ¿Qué haces aquí y como entraste?- la pregunta solo retumba en mi cabeza, como si no la hubiera dicho, si no que la hubiera pensado.

El otro hombre también sale de la oscuridad, frunzo el ceño al darme cuenta de que el Señor Miller es el que estaba escondido en la penumbra, su sonrisa de diversión me saca completamente de mi lugar de confort.

-¿usted también?- digo con cara de incredulidad, paso mi mirada de Ciro a Miller, me muerdo mi labio inferior y la excitación comienza a apoderarse de cada parte de mi cuerpo, mis estomago siente mariposas, no, no son mariposas , son elefantes que envían pequeñas corrientes eléctricas a mi sexo.

¿Porque estoy sintiendo esto? no han echo, ni dicho nada como para provocarme esta sensación. Se van a cercando a mi lentamente, como un león se acerca a su presa y pareciera que mi mente sabe lo que va a pasar, seria mi primera vez con dos hombres al mismo tiempo, pero estos dos hombres no son cualquiera, son aquellos que solo han logrado que yo sienta cosas tan fuertes, porque si fueran otros hombres los cuales no me llamen  la atención me aterraría la idea .

 Como si estuviera ansiosa por lo que va pasar grito:

-¡Si, trió!- grito emocionada. 

Parezco una niña que va ir a zoológico por primera vez, pero mi emoción y excitación  se esfuman cuando noto algo, Anthony y Ciro se parecen, solo que Ciro parece ser la versión joven de mi jefe, voy a mirarlos detenidamente pero de un momento a otro están mas lejos de mi y ya no logro verlos muy bien.

-Luisa- siento que alguien consiente mi mejilla, así que volteo a mirar quien es, pero no hay nadie- Luisa- esa voz que me llama es muy sexy, esta vez acarician mi cuero cabelludo, lo cual se siente muy bien- Despierta pervertida.

Al escuchar que dice eso, abro mis ojos de un golpe, para encontrarme a mi jefe con un impecable traje azul marino echo a la medida. Me estiro y parpadeo varias veces para terminar de despertarme por completo.

-¿qué horas son?- digo mirando a mi jefe mientras estudio sus facciones, se ve relajado y recién bañado, su pelo esta despeinado, aunque así le da un toque sensual.

-Las 8:30 de la mañana- mira mi cara, después dirige su mirada a mi escritorio y antes de volver su atención a mi, mira los papeles, los cuales se encuentran corregidos y en sus respectivas carpetas-¿ dormiste aquí?- señala mi escritorio, que tiene una pequeña gota de mi baba, la cual espero que no  haya notado.

-Si- dije con evidente fastidio en mi voz.

-Y ¿porque?- Pos sus putos papeles, pensé.

-Porque me encanta quedarme a dormir en un lugar tan incomodo en vez de mi cómoda cama- le dije con sarcasmo, ya que él sabe perfectamente el porque dormí aquí.

En su mirada vi diversión, eso me altero por completo y enarque una ceja mientras en mi cabeza repetía que no lo golpeara. Cogió una carpeta de mi escritorio y reviso su contenido, para después dejarla en su sitio.

-Muy buen trabajo señorita Cané, así me gusta, que sean eficientes-dice fríamente y  antes de voltearse y coger camino hacia su oficina dice:

- ¡Ah! antes de que se me olvide, lleve las carpetas a mi escritorio y un café americano. No se demore- Sin decir mas se encierra en esas cuatro paredes.

Mi ira esta al 100%, pero también aunque me cueste negarlo, siento un poco de dolor, no se exactamente porque, tal vez por su frialdad o tal vez saber que le divirtió la idea de que dormí muy mal.

-Hijo de puta- lo digo casi gritando, pero se que no lo alcanzo a escuchar.


Mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora