"Más te vale." respondió Yukhei con una sonrisa y Jungwoo sonrió de inmediato al verlo. "Pero en serio, jamás querría alejarte de mi lado. Si te vas sería porque tu mismo lo decides, pero yo jamás querré tenerte lejos."

"Yo tampoco." respondió Jungwoo en un suspiro y sintió como su corazón se paralizaba al ver a Yukhei acercarse aun más a su rostro, y un escalofrío recorrió toda su espalda al sentir el pequeño beso que dejó en la punta de su nariz.

El contacto de aquellos labios con su rostro lanzó un cosquilleo desde su nariz hasta la punta de sus dedos.

Nunca había sentido eso con los besos de Yukhei y no entendía qué significaba, pero debía admitir que le encantaba como se sentía aquel calor en su pecho.

~

La mañana siguiente, Jungwoo despertó con un brazo rodeando con fuerza su cadera y sintió como un sonrojo subió hasta su coronilla.

No era la primera vez que despertaba abrazado de su dueño, pero sí era la primera vez que el peso de aquel brazo sobre su delgado abdomen le provocaba sentir miles de palomillas revoloteando en su interior.

Una parte de su cuerpo deseaba pegar más su espalda al pecho de su poseedor y acurrucarse en aquel acogedor calor, pero la otra parte de su cuerpo le pedía que se levantara para asearse y ponerse algunas de las prendas nuevas para que Yukhei lo viera diferente... lo viera bonito.

Nunca en su vida le había dado importancia a eso porque nunca había tenido sentido, pero ahora le importaba que Yukhei lo viera bonito.

No sabía qué significaba, pero sabía que eso era lo que quería.

Con delicadeza, Jungwoo safó aquel brazo de su cadera y se levantó con lentitud para no despertar al mayor. El ojinegro solo se removió un poco y se volteó dormido, dándole la espalda al menor.

Silencioso, Jungwoo caminó hasta el armario y sacó una camisa sencilla verde pastel y unos pantalones negros de mezclilla. Caminó hasta el baño y se dio una ducha rápida para que el sonido no despertara a Yukhei.

Con cuidado se colocó las prendas y se removió en ellas, no acostumbrado a usar ropa a la medida y nueva. Siempre sus prendas eran grandes y viejas.

Se miró al espejo y observó con lentitud sus facciones. Sus mejillas no estaban tan hundidas como antes y sus ojeras moradas habían desaparecido casi en su totalidad. Sus ojos estaban claros y brillantes. Su piel blanca brillaba y se veía sano.

Una sonrisa se ensanchó en sus labios al pensar en lo último y con un suspiro, salió en silencio del baño y de la habitación.

~

Un pequeño cosquilleo en la mejilla fue lo que fue despertando poco a poco a Yukhei y al abrir despacio sus ojos, vio a Jungwoo con su rostro cerca del suyo, los dedos del menor acariciando ligeramente su mejilla, provocando aquel cosquilleo.

El castaño estaba arrodillado en el piso al lado de la cama y Yukhei estaba acostado con el rostro cerca del borde de la cama.

Una sonrisa se escapó y brilló en sus labios al ver a Jungwoo y el castaño le respondió la sonrisa con un sonrojo asomado en sus mejillas.

"Buenos días, pequeño." murmuró Yukhei y cerró sus ojos, deleitándose en las caricias que el joven esclavo aún mantenía sobre su mejilla. "¿Qué haces levantado ya?"

"Buenos días, Señor." respondió el castaño y separó su mano del rostro del mayor, provocando que este abriera los ojos justo para verlo levantándose con una bandeja de manera en las manos. "Le quería traer el desayuno a la cama."

La sonrisa de Yukhei se ensanchó y se movió hasta quedar sentado en la cama, las cobijas aún cubriendo sus piernas.

"¿Me acompañas?" preguntó Yukhei palmeando el lado vacío de su cama y el castaño se sonrojó una vez más.

"M-Me tomé la libertad de preparar un poco para mí y poder acompañarte..." murmuró Jungwoo con la mirada clavada en la bandeja.

"No podría pedir mejor compañía." susurró Yukhei y el castaño lo miró, sintiendo un cosquilleo en su abdomen al verlo sonreír.

Con cuidado, el joven esclavo se sentó en su lado de la cama y colocó la bandeja frente a ambos.

Antes de que Yukhei levantara siquiera un dedo, Jungwoo tomó la taza de café que estaba en la bandeja y se la dio al mayor para luego pasarle el plato con panqueques. Tomó luego el vaso con jugo y el pequeño pastelito que estaba en plato y lo puso sobre sus piernas dobladas.

"Gracias, Jung." dijo Yukhei antes de tomar un trozo de panqueque e introducirlo en su boca. Un leve gemido escapó de su garganta al saborear aquello. "Dios, esto está increíblemente delicioso. De verdad gracias, bebé."

Al escuchar lo último, Jungwoo se atragantó con el pastelito y empezó a toser. Yukhei lo miró alarmado y empezó a dar golpecitos en la espalda del menor hasta que volvió a respirar con normalidad.

"¿Qué fue eso? ¿Estás bien?" preguntó Yukhei con preocupación mientra pasaba su mano por la espalda de Jungwoo dejando caricias.

"S-Sí S-Señor." tartamudeó el castaño y su cara se adornó con un rojo intenso.

Yukhei lo miró un par de segundos y luego frunció su ceño.

"¿Por qué estás tan tímido?" preguntó y Jungwoo clavó su mirada en sus manos.

"Me llamaste 'bebé'" respondió Jungwoo en un bajo susurro y Yukhei abrió sus ojos como platos.

Ahora era su rostro el que estaba rojo como un tomate. No se había dado cuenta de que lo había hecho.

Aclaró su garganta y tragó saliva, pensando bien en qué decir.

"¿Te molestó o te incom—"

"¡¡No!!" exclamó Jungwoo alzando el rostro, interrumpiendo a Yukhei y mirándolo con los ojos abiertos como platos. "No me incomodó ni me molestó."

Yukhei lo miró un instante y dejó que sus labios se formaran en una pequeña sonrisa.

"Entonces... ¿te gustó?" preguntó Yukhei mirándolo directo a los ojos y sintió ganas de saltar de felicidad al ver al castaño asentir despacio con un sonrojo evidente en su cuello y rostro. "Me alegra saberlo, pequeño."

「libérame」 「luwoo」 「terminada」Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt