†❝Demon 15#❞†

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La hermana Junh me acompañaba por los pasillos en dirección a la iglesia, nuevamente había misa y todas las monjas del convento teníamos la sagrada obligación de asistir.

La hermana superior hablaba y hablaba pero yo no la escuchaba, tenía la cabeza mas allá del cielo, pues me resultaba imposible creer que Jungkook abandonaría su sueño por mi culpa. Al llegar a la entrada de la iglesia pude ver a mi madre hablando a murmuros con Jungkook, al parecer su conversación era algo fuerte ya que la cara de Jeon lo delataba todo. Me despedí de la hermana para acercarme a ellos sonriente, pero, mientras iba caminando mi madre me observo de reojo y despidiéndose de Jungkook se marchó, confundida y algo preocupada, caminé mucho mas rápido con la mirada de el chico sobre mi.

—Hola,—vocalice algo agitada. —¿De qué hablaban tú y mi madre?—Jungkook se puso nervioso pero rápidamente se calmo.—Oye...—¿Por qué no quería responder?

Antes de que siguiera insistiendo, la campana lo salvó,  nos reunimos en nuestros asientos en completo silencio,  pero mi cabeza no dejaba de maquinar. ¿Qué fue aquello que ocurrió? ¿Debería preocuparme?

—Dime...—murmure hacía el, este me miro y habló de la manera mas calmada y serena posible. 

—Hablabamos de mi madre.

Me callé,  asenti satisfecha y me gire sobre mi asiento, observando en silencio la misa, pero aún así algo en mi me atormentaba, no tenía sentido que se quedara callado cuando pregunte la primera vez, tampoco el hecho de que mi madre se dispersara luego de ver mi llegada. 

Ya en el cuarto de baño,  una ducha no me caería nada mal, luego de todo aquello tenía esa sensación de miedo al creer que mi madre sabía lo que pasaba, gracias a Jungkook. Me dirigí con pasos lentos hacía mi cuarto, sintiendo como las gotas de mi cuerpo tocaban la alfombra del pasillo, en mi cuarto, cerré con pestillo y mientras temblaba ante el frío lo vi.

Se encontraba recostado sobre mi cama observandome de manera coqueta, me atemofice, no tenía ya fuerza como para gritar o mucho menos luchar.

—¿Qué quieres...?—murmure apretando aún mas mi paño alrededor de mi cuerpo, sentía que en cualquier momento se caería. 

Sonrió burlón antes de responder, se levantó y con pasos ágiles se acerco, por inercia pegue mi cuerpo a la puerta fría mientras las ganas de gritar crecían. 

—Comerte.—vocalizo.

Su risa se hizo mas pronunciada al ver mi reacción,  tomo sus dedos niveos para rozar mi rostro y sin darme cuenta me beso.

Me estrujo contra él mientras su lengua exigía entrar, ya no podía huir, pues sin poder negarlo me encantaba. 

Tomo mis piernas elevandome y a su vez pegandome aún mas contra la puerta, mis piernas se enroscaron en su cintura mientras el paño se caía. Aturdida me besó el cuello mientras su lengua bajaba a mi pezones.

Su cabello rojo era lo único que mi vista nublada podía ver, intentea duras penas no gemir, trataba de respirar ondo mientras sentía como sus dientes mordían mi pezon. Cerre mis ojos de golpe al sentir como me penetraba, duro y sin compasión.

Cada segundo que pasabame sentíamas débil, él poco a poco me estaba quitando todo y yo sin ya objetar se lo daba, pues con él, el infierno no se sentía tan oscuro y si esto era el infierno con gusto me dejaría caer, he pecado en alt y ya no me queda mas.

Pues me estaba enamorando de mi demonio personal...

—Dime, mi Sorah, ¿Enserio crees que ellos hablaban de eso?... mi niña tan despistada...

「incubus」 ;+k. thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora